
“Tres tristes tigres”, aclamado clásico de las tablas chilenas, vuelve a montarse a 50 años de su debut
La obra, llevada también al cine en lo que sería el primer largometraje del director Raúl Ruiz y premiada en el Festival de Locarno en 1969, conserva una sorprendente actualidad. Cuenta la historia de tres personajes aparentadores. “Es un texto que cumple casi 50 años, pero está absolutamente vigente”, señala Patricia López, que produce el montaje y actúa junto a Erto Pantoja y Remigio Remedy bajo la dirección de Willy Semler.
“Tres tristes tigres”, la clásica obra de Alejandro Sieveking, volverá a montarse la última semana de enero con un elenco estelar dirigido por Willy Semler, tras más de un año de preparativos.
Protagonizada por Erto Pantoja, Remigio Remedy y Patricia López, que además oficia como productora, la obra de 1967 cuenta la historia de Rudy, un empresario lleno de deudas cuyo junior, Tito, quiere utilizar a su media hermana Amanda, una bailarina en decadencia, para que lo contrate.
La obra se exhibirá a las 20:00 horas los días martes 27, miércoles 28 y jueves 29 de enero en la Sala de las Artes de Corpartes 660, en calle Rosario 660, Las Condes (Metro Manquehue).
Plena vigencia
“Es un texto que cumple casi 50 años, (pero está) absolutamente vigente”, señala López. “Tendremos tres funciones en la Sala de Las Artes CA 660, una de las salas más modernas de América Latina, y somos la primera obra de dramaturgia chilena que estrena en ese escenario”, cuenta orgullosa.
La obra, llevada también al cine en lo que sería el primer largometraje del director Raúl Ruiz y premiada en el Festival de Locarno en 1969, conserva una sorprendente actualidad y podría haber sido escrita el año pasado, por el retrato de la idiosincrasia de nuestro país, con sus personajes que fingen tener un dinero que no tienen en medio del terror a la pobreza.

Para López, volver a montar la obra tras casi 50 años es todo un hito. “Es un texto que refleja el Chile de finales de los 60, y como toda buena obra de arte es profética. Queremos invitar al público a reflexionar sobre cuánto hemos cambiado como chilenos, cuánto hemos evolucionado o involucionado, qué se ha perdido, qué se ha ganado, porque Sieveking en el fondo planteaba los paradigmas de Chile que comenzaba a germinar “
Revivir la época
Otro valor para la productora es revivir la época para el público, a través del modo de hablar, los gustos y la moda, que contrasta con su la actualidad. “Esos personajes perfectamente pueden estar en este mismo momento tomando un aperitivo en cualquier departamento de Santiago”, dice López.
“La obra tiene una vigencia absoluta, en gran parte por eso escogimos el texto”, coincide Semler. “El montaje nuestro mantiene la misma época, bajo la premisa de que en cincuenta años Chile o el chileno no ha cambiado nada, en el sentido de su personalidad arribista, de apariencias, de ‘tanto tienes, tanto vales’, y toda la cuestión aspiracional sigue exactamente igual. Todo pese al convulsionado periodo histórico que fueron esos cincuenta años con la Reforma Agraria, el gobierno de Allende, la dictadura, donde nos metieron en una licuadora y nos hicieron puré”.
El director agrega que pudo comprobar esta vigencia la noche del miércoles, cuando mostraron la obra en el Teatro Municipal de Maipú. “La percepción y recepción nos corroboró la alta vigencia de la obra en ese sentido”, dice. Es una obra que “te permite entretenerte, identificarte y emocionarte al mismo tiempo”.