Se crió en Nueva York lejos de su mitad chilena e inserto en una de las etapas más prolíficas del arte norteamericano. Gordon Matta Clark es uno de los gemelos que tuvo Roberto Matta con la pintora estadounidense Anne Clark, que desarrolló, entre otras cosas, la “Anarquitectura”. La vida del artista cautivó a Matías Cardone, cineasta que dio vida al documental a través de los relatos del círculo de amigos del arquitecto. La cinta se está exhibiendo en el Centro Cultural La Moneda hasta el 23 de marzo.
En el centro del Soho newyorkino, un colectivo de artistas y amigos en la década de los 70 querían remecer el arte de las galerías y llevarlo como una forma de vida antisistémica. Entre ellos se encontraba un joven veinteañero recién egresado de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Cornell, que cargaba con el apellido del famoso pintor que, además de su madre se había casado con otras cuatro mujeres. Gordon Matta Clark vivió hasta los 35 años debido a un cáncer e páncreas, pero fue tiempo suficiente para desarrollarse libremente como artista.
Una vida en movimiento, que no se cansaba de idear nuevas formas de concebir el arte, fue lo que capturó a Matías Cardone, director del documental Adentro y afuera (2010) y productor de la cinta Bombal (2011). Tras seguir la huella del joven arquitecto, el documentalista considera que Matta Clark fue un “artista multifacético que se murió joven e hizo muchas obras en poco tiempo, podría haber armado cosas importantes, pero creo que no alcanzó”.
Bajo el alero del pintor surrealista, Matta Clark se desarrolló principalmente en la arquitectura. Sin embargo, su legado quedó en el recuerdo de quienes lo rodearon. Dado que no creía en el arte perdurable, siempre su objetivo fue constatar lo efímero de los objetos y de la vida.
Hablan los amigos
Durante el año 2000 el cineasta nacional Matías Cardone viajó a Nueva York, ocasión en la que visitó el famoso museo MoMA PS1. Ese sería el primer acercamiento al protagonista de su segundo documental: Palabras cruzadas, los amigos de Matta Clark. En el centro de arte contemporáneo, Cardone tuvo acceso a una serie de películas realizadas por el arquitecto, pero se dio cuenta que no existía una sola que contara su historia. En ese momento decidió empezar un viaje para reconstruir una vida prolífica pero efímera, que aprovechó el presente, evitando el pasado y pensando siempre en el futuro.
El documentalista tuvo contacto con Ramuntcho Matta, otro de los hijos del pintor, quien viajó a Chile para presentar su película sobre Matta Intimatta (2011). Este fue el punto de partida para empezar a hilar la historia por medio de los amigos que rodearon al arquitecto. Gracias a esos primeros contactos, Cardone llegó al escultor Richard Nonas y a la bailarina Carmen Beuchat.
Así fueron apareciendo solos, luego pudo conversar con Carol Goodden, la amiga y ex novia de Gordon con la que fundó el restaurant Food en el centro del Soho. Finalmente, fue su viuda Jane Crawford, el contacto clave para armar un panorama completo de todas las manifestaciones artísticas de Matta Clark. “Lo que para mí fue más relevante es la época del Soho, que tiene que ver con una fraternidad de artistas a los cuales les movía más hacer arte que vender. Estaban todos en una especie de búsqueda”, expresa Cardone.
Entre las entrevistas de las que se alimenta el documental aparecen en la lista artistas y amigos como Dennis Oppenheim, Jaime Davidovich, Jeffrey Lew, Jene Highstein, Ned Smyth y Gabriela Rangel y G. H. Hovagimyan.
Un hombre lleno de energía que siempre estaba en movimiento, así lo describen sus amigos. No se dejaba influenciar por lo que la gente esperaba que hiciera, sino que llevaba hasta el límite sus intervenciones. Era un artista multifacético que deambulaba entre el diseño, la pintura, la escultura, el baile, el cine y la arquitectura. Así se ganó el respeto y el cariño de los jóvenes artistas que habitaban el Soho de Nueva York, y encontró un círculo de amigos y compañeros para llevar a cabo su legado más importante: la Anarquitectura.
Modificar las estructuras inmobiliarias se convirtió en un arte cargado de significancias políticas e ideológicas, que estaban motivadas por una visión que no se estancaba en lo concreto, sino que iba más allá de las obras. “Se alejaba de lo real o de lo obvio”, señala uno de los artistas entrevistados en la cinta. De esta forma comenzó una técnica que, en lo concreto, consistía en la modificación de edificios con cortes y agujeros perfectos que dejaban ver una realidad distinta en los centros urbanos.
Entre una de las obras más importantes está su última intervención en Bélgica a pedido del galerista Flor Bex en 1977. “Lo invitó a cortar un edificio que está en el embarcadero y que iba a ser demolido porque había sido comprado por una inmobiliaria. El mismo Gordon dice que queda muy contento con esta obra”, explica Cardone. El edificio de seis pisos ubicado frente al mar, fue diseccionado para darle forma de barco, a lo que Matta Clark llamó el “efecto de altura” de Oficce Baroque. La intervención fue realizada sin el permiso municipal, ya que ante la burocracia del sistema el arquitecto decidió comenzar la obra mientras los funcionarios se encontraban de vacaciones.
Situación similar es la del muelle de la calle Gansevoot de Nueva York. Sin previo aviso ni autorizaciones, el artista ingresó al embarcadero para realizar un corte que consistió en separarlo completamente del continente. Esta obra sin precedentes desató las molestias de las autoridades y despertó el respeto entre sus pares. Para Gordon Matta Clark la vida era el milagro de construir cada día y no iba a dejar pasar las oportunidades que visualizaba en su cabeza.
Este arte efímero que se vivía en una sola oportunidad y no dejaba huellas en la historia material de la ciudad era lo que motivaba al hijo de Roberto Matta. Lo fotografiaba y desaparecía, sólo quedaba en el recuerdo de aquéllos que habían sido parte de ese momento. Lo importante era el proceso, no el resultado final. Sin embargo, en un momento la actividad imparable de Matta Clark y su constante producción de obras despiertan en su círculo más cercano la necesidad de conservarlas. “En algún punto se dan cuenta que producía muchas obras y habían ganas de retenerlas pero no podían”, afirma el director de la cinta.
En 1971 viajó a Latinoamérica, ocasión que aprovechó para conocer el país de donde provenía una mitad de su historia y su identidad. En ese viaje a Santiago, según el documental, Matta Clark maduró como artista y desarrolló un lenguaje propio. Tuvo contacto con una cultura ajena, por la que estaba interesado y con la que fue capaz de sanar heridas y temas pendientes.
“Me empezó a interesar mucho la vida con su papá y su hermano. Ahí aparece una historia muy interesante. La relación de cartas que hay entre el papá y su hijo, empiezas a entender la vida de Matta con sus cinco mujeres. Cómo abandonó un poco a sus hijos, cómo van sobreviviendo estos niños y cómo se van muriendo. Hay toda una teleserie ahí de estos artistas surrealistas famosos que miraban para adelante no más”.
En el documental, Cardone aborda la familia Matta Clark desde el punto de vista de Gordon y su gemelo Batán, que murió al caer del departamento de su hermano 18 meses antes de la muerte del arquitecto a causa de un cáncer de páncreas. La carencia de un padre, sus egos y la falta de interés por el arte de Gordon son los principales conflictos que se pueden ver reflejados en la cinta de 66 minutos y que contextualizan la vida del artista.
La película se está exhibiendo en la sala Microcine de la Cineteca Nacional del Centro Cultural La Moneda, hasta el 23 de marzo a las 19.30 horas. El valor de la entrada general es de $3000 y para estudiantes y 3ª Edad de $2000.