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Consejo de la Cultura y las Artes enfrenta dura crisis interna por futuro Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Se espera que el proyecto sea anunciado al país por Bachelet el próximo 21 de mayo

Consejo de la Cultura y las Artes enfrenta dura crisis interna por futuro Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio

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La división que se ha generado entre las autoridades y los trabajadores del Consejo respondería a dos puntos altamente conflictivos: el primero tiene que ver con la visión de la cultura (mientras para los trabajadores los artistas son “creadores”, para la nueva institucionalidad se trataría de “emprendedores”, imprimiendo una visión mercantilista de las Artes); y el segundo punto se refiere a la participación en la creación del Ministerio. Por un lado, el CNCA califica el hecho como “histórico”; por el otro, los trabajadores acusan mala fe: “Porque a días de ser anunciado al país, los trabajadores aún no conocen la indicación sustitutiva que crea el Ministerio de las Culturas”.


Aún no ha llegado al Congreso y ya causa tensión entre el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) y los gremios de los trabajadores agrupados en la Asociación Nacional de Funcionarios del Consejo (Anfucultura).  La “indicación sustitutiva” del “Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio” parece partir con el pie izquierdo.

Para Manón Herrera, presidenta de la asociación, “al no conocer la indicación sustitutiva del proyecto, no tenemos certeza real de cuál ha sido el nivel de incidencia de nuestra participación”.  “Sólo se nos han mostrados contenidos en formatos de Power Point, lo que es un falta de respeto y seriedad enorme”, critica.

Pero, junto con esta exclusión que acusan los trabajadores del Consejo –que en rigor son quienes tienen el contacto directo con los artistas–, los gremios critican el modelo institucional, que definen como un “paraguas”, un nombre de fantasía, en ningún caso –dicen– “una gran institución”, ya que en rigor –plantean– se trataría simplemente de la fusión de tres estamentos (el Consejo de la Cultura, el Consejo de Monumentos y la Dibam) en dos grandes servicios: el Servicio Nacional de las Artes y Creatividad Ciudadanas, y el Servicio Nacional del Patrimonio.

“Ese modelo de Ministerio robusto, no se ve por ningún lado”, denuncia Herrera.

El CNCA, en tanto, no sólo defiende el modelo, que será anunciado por la Presidenta Bachelet el próximo 21 de mayo, sino que desmiente la falta de participación que acusan los trabajadores, argumentando que “el proyecto de Ley es el resultado efectivo de uno de los procesos más participativos en la historia de creación de una nueva institucionalidad pública en el país”.

Así es el nuevo Ministerio

¿Cómo es el nuevo Ministerio de Cultura? Según un documento oficial interno al cual tuvo acceso El Mostrador Cultura+Ciudad, a nivel de estructura organizacional, la nueva entidad se compone de un(a) ministro(a), la subsecretaría, las secretarías regionales ministeriales, el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, los consejos regionales del mismo ámbito y el Consejo Nacional de Patrimonio.

Pero más allá de la estructura ejecutiva y de los consejos colegiados, integrados por representantes de la sociedad civil, en que habrá representantes del Consejo Asesor de Pueblos Originarios, la diferencia con el actual modelo, desde el punto de vista práctico, es que cambia de nombre. De este modo, el actual Consejo de las Culturas y las Artes, que reúne todos los funcionarios, a los consejos sectoriales, de donde dependen también los fondos, pasará a llamarse Servicio Nacional de las Artes y la Creatividad Ciudadana. Y la Dibam, y el Consejo de Monumentos, serán agrupados en el Servicio Nacional del Patrimonio.

En el documento presentado a los trabajadores se explica que: “El futuro Ministerio contempla la creación de un Servicio Nacional  de las Artes y la Creatividad Ciudadana, continuador del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio”.

Este servicio, que será dirigido por un Director Nacional designado mediante sistema de Alta Dirección Pública, tendrá el objeto de servir de enlace de la comunidad en el fomento, desarrollo y difusión de las artes, de la creación artística y de las industrias creativas del país. Asimismo, el futuro Servicio Nacional de las Artes y la Creatividad Ciudadana mantendrá bajo su administración a los Consejos sectoriales de libro, música y audiovisual.

En el Servicio Nacional del Patrimonio, por su parte, se agrupan junto a la defensa del patrimonio material e inmaterial (que incluye denuncias de delitos, monitoreo, evaluación de proyectos y fiscalización), las funciones de las Bibliotecas, Museos y Monumentos Nacionales. Se define como un organismo técnico y no como “declarador de patrimonio”.

Conflicto de visión

Para los trabajadores del CNCA, el actual proyecto adolece de poca visión al sobreentender que la actividad cultural no es un labor de “creadores” sino de “emprendedores”.

“Lamentamos que este Gobierno no haya dejado esa idea mercantilista de considerar al arte y a sus creadores como emprendedores. De ahí que su nombre desde el Gobierno de Piñera no ha variado y se sigue llamando Fomento e Industrias Creativas, nomenclatura dudosa si se quiere relevar al hombre chileno o chilena como sujeto creador y no un producto de mercado”. En Anfucultura quieren que la “cultura” se establezca explícitamente como un derecho en el proyecto.

Las agrupaciones gremiales del Consejo también señalan que no hay “claridad” respecto a la “vinculación con la ciudadanía, con los centros culturales” y, más importante aún, es que en el actual diseño, el Ministerio se presenta como una superestructura, de carácter burocrático, a lo que se añade que el Consejo tendrá exactamente las mismas atribuciones, la misma planta, pero ahora con categoría estructural de “servicio”.

“Es decir, estamos hablando casi como de un nombre de fantasía para incrementar un aparataje que no será fusionado, no será una gran institución como se predica”, dice Herrera. “Muy por el contrario, seremos pegoteados todos los funcionarios del CNCA, CMN y DIBAM y con ello los planes y programas de cada una de estas instituciones. Bajo esa lógica no se asegura, bajo ningún punto de vista programático y funcional, una mejor institución… ese anhelo de un Ministerio robusto, no se ve”.

Conflicto de participación

En el CNCA no quisieron hablar sobre los contenidos del proyecto, dado que aún no ha sido presentado y puede sufrir modificaciones. Sin embargo, sí fueron enfáticos en destacar la participación de los trabajadores en el proceso, al señalar que desde el inicio del desarrollo del proyecto la entidad “ha buscado generar un proceso integrador con los funcionarios del Servicio”.

“Por esta razón se diseñó e implementó el Plan Nacional de Participación 2014-2015 con el objetivo de que el proyecto de ley sea el resultado efectivo de uno de los procesos más participativos en la historia de creación de una nueva institucionalidad pública en el país”, señalaron desde el CNCA.

La entidad asegura que realizó tres etapas en paralelo, además de “una consulta ciudadana en la que se convocó a actores relevantes del ámbito cultural, las artes y el patrimonio, desarrollando además la etapa con la Consulta Previa a los Pueblos Indígenas”.

“También se realizaron quince asambleas ampliadas en regiones para exponer detalladamente ante la totalidad de los funcionarios el primer borrador de la indicación sustitutiva, así como facilitar la reflexión abierta respecto del proyecto”, indican desde el CNCA. “Con el compromiso de perseverar en el trabajo conjunto en la instancia de construcción de la estructura de las plantas funcionarias, en cada región se concluyó con la generación de actas e informes”, detallan.

El gremio del Consejo de la Cultura relativiza dicha información.

“Todas las jornadas, o asambleas ampliadas como dice la autoridad, fueron exclusivamente de carácter informativas, donde se hace una exposición del un  Power Point de 24 páginas”, sostienen.

En cada una de las 15 jornadas regionales –rebaten– “de forma unánime se solicitó conocer el proyecto en sí, eso nos consta porque estuvimos en todas las 15 jornadas desde Arica a Punta Arenas. Otro punto que se solicitó en aquellas asambleas ampliadas fue la de participación a través de nuevas jornadas de discusión y debates por todo el país. En aquella oportunidad, también de forma unánime, se propuso de parte de todas las regiones jornadas zonales…que jamás se realizaron”, denuncian.

Puntos muertos

El conflicto entre las autoridades del Consejo y los trabajadores, ha escalado a imputaciones de “mala fe”, generando puntos muertos en el diálogo.

Así, por ejemplo, mientras las autoridades del CNCA explican que la participación fue tan nutrida que se instauró “una mesa de trabajo con las directivas nacionales de Anfucultura y Anfudibam, y con los representantes del Consejo de Monumentos Nacionales, donde se efectuaron varias reuniones de trabajo conjunto, terminando varios meses de esfuerzos para determinar el documento que inició la elaboración definitiva de la indicación sustitutiva”, en Anfucultura señalan que esa mesa “liderada por el gabinete de la ministra fue exigida por el gremio y se instauró solo después de una movilización donde declaramos ‘estado de alerta’” ante el nulo avance en materia de proyecto”.

La autoridad, por su parte, respecto de la naturaleza de la participación, insiste en que “como garantía de un trabajo de alto contenido técnico, y a raíz de una demanda de los trabajadores, se ha propuesto un Protocolo de Acuerdo entre las autoridades y dirigentes representantes de ambos servicios”, indican.

Valorando incluso las instancias para un protocolo de acuerdo, el gran temor de los trabajadores sigue siendo el desconocimiento de toda la Indicación Sustitutiva, donde existen artículos transitorios, que definen el destino de los trabajadores y sus condiciones, y que este proyecto finalmente comience su trámite legislativo sin que la autoridad haya transparentado el proyecto a los trabajadores.

“Podemos preguntarnos, entonces, cuál es el concepto de ‘participación’ que tiene este Gobierno”, puntualizan.

A la fecha, los trabajadores acusan desconocimiento total de los informes emanados de la Consulta Ciudadana, de la Consulta Indígena, de los informes de las 15 asambleas ampliadas y “lo peor de todo, aún no conocemos la indicación Sustitutiva. Eso es mala fe”, denuncian.

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