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“Sin norte”: El experimento audiovisual que arrancó ovaciones en FicValdivia 2015

“Sin norte”: El experimento audiovisual que arrancó ovaciones en FicValdivia 2015

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La nueva obra del autor de «Las cosas como son» (2012), insiste en la pregunta cinematográfica sobre ciertos tópicos que son caros a su cámara: la consulta en torno a una búsqueda del sentido de la vida, y la manera en que la acción del enamoramiento, ayuda a exhibir el alma y los impulsos más íntimos de sus personajes. Y de fondo: el cruce de distintos lenguajes fílmicos (planos grabados con focos profesionales y celulares), que transgreden el límite entren la realidad y la fantasía.


Fernando Lavanderos Montero (1974), debe ser uno de los escasos realizadores nacionales que confiesan –claramente- la finalidad artística que persigue con sus créditos, tanto en la pluma de la crítica especializada, como en la mente del público general.

“Yo busco la reflexión, de que a cada persona que se enfrente a una película mía, le queden dando vueltas ideas, de que se construyan (los espectadores) pensamientos más allá de la imagen que observan; que a las audiencias, se les evoquen experiencias propias, y que de alguna forma, les quede un bichito: estimulándoles, empujándolos a traspasar sus propios prejuicios”, se sincera el director, con El Mostrador Cultura+Ciudad.

Sin norte (2015), es un proyecto que su autor comenzó a desarrollar hace tres temporadas, luego de estrenar con éxito Las cosas como son (2012), ese largometraje que abordaba los días de un pasmado joven santiaguino, el que padecía una especie de vuelco existencial y emocional, con la llegada a su vida, de una atractiva y joven turista europea; se trataba de una historia mínima, y que era acompañada, en forma de banda nupcial, por los cacerolazos y los ruidos de las protestas estudiantiles de 2011.

Fernando Lavanderos

Fernando Lavanderos

En esta oportunidad, y aprovechando la ventana que le ofrece FicValdivia 2015, Fernando Lavanderos presenta la pieza que bautiza este artículo, y que al igual que su obra anterior, enfoca su mirada en la sentimentalidad frustrada y acomplejada de un hombre que se empina por la treintena (encarnado por Koke Santa Ana), y que de pronto, sufre el abandono de su pareja, interpretada por la actriz Geraldine Neary, y que evoca a la lúdica Julie Delpy (la rubia actriz francesa), de El viajero (1991), en un título del cineasta alemán Volker Schlöndorff.

Sin norte –explica el autor chileno- se inspira en una temática que me interesa trata y explorar, como son las relaciones, y las no relaciones de pareja, unas coyunturas que de alguna forma impulsan a sacar radiografías del interior de los seres humanos, y a veces muy intensas, porque sólo a través de una obsesión afectiva, o de un enamoramiento, uno puede entender a un personaje, conocerlo, y ver la forma en que éste, va reflejando sus propias inquietudes, en esa empresa psicológica”, comenta.

“Esteban (el protagonista de la cinta) por ejemplo, al investigar y perseguir a esa mujer que se fue (Isabel), de alguna manera, refleja el hecho de que él no ha podido encontrarse a sí mismo, y entonces va actuando como espejo de las situaciones internas que él no tiene resueltas en su cabeza, y en la película anterior pasaba algo parecido, y uno empieza a preguntarse: ¿él estaba enamorado de ella?, ¿ese vínculo fue lo suficientemente fuerte para conmoverlo?”, se interroga Lavanderos.

Sin ir más lejos, el personaje de Koke Santa Ana emprende una búsqueda de su ex pareja por el norte de Chile: así, comienzan a sucederse una serie de escenas en las que técnicas de montaje, propias de la ficción y del documental, se entrecruzan creando una formulación estética y audiovisual bastante peculiar y llamativa, por lo menos para los ojos del espectador.

Y mientras Esteban sigue las pistas que le deja Isabel (quien sube fotos a su cuenta de Dropbox, y que él recibe porque se ha quedado con el iPad de la muchacha), los planos capturados con una cámara de cine estándar, y los planos grabados con un moderno celular, entregan las claves dramáticas y cinematográficas, del espacio de mentiras y apariencias, que se edifican sobre cualquier vínculo entablado dos seres humanos adultos.

“En ese viaje también hay una cosa de tapar esos vacíos espirituales que tenemos todos, eso de creer que tener un deseo erótico y amoroso por alguien o establecer una relación con otra persona, va a solidificar la ilusión, como por acto de magia, de que nuestra vida mejore, cuando en verdad está todo mal, y en el fondo el personaje no tiene nada resuelto, ni menos sabe lo que indaga en realidad: esos argumentos ayudan a meterse al interior de las personas”, afirma convencido el realizador.

Acerca de los distintos códigos cinematográficos (documentales y ficcionales), que exhibe en la expresividad de su largometraje, Lavanderos los justifica en la perspectiva de una necesidad, primero dramática, y luego creativa.

“Hay un riesgo, evidentemente, pero a mí me interesa correrlo, es parte del arte, me parece que no hay una formulación  artística, que no sea interesante, sin un riesgo, pero al mismo tiempo siento que la película corre muy bien bajo esa estrategia, y tiene ritmo, que las personas se entretuvieron con la cinta (anoche en la premiere), y engancharon con el ritmo que tiene, así es que yo creo que no le tengo miedo a eso, uno propone cosas, pueden tomarlo o no, pero no hay que hacerle el camino fácil al espectador”, razona el audiovisualista.

Sin norte fue rodada en agosto de 2014, y su plató demandó cuatro viajes hacia las regiones septentrionales del país: dos de investigación (para ver locaciones y personajes), uno tercero (filmado mediante celular), y una última y definitiva travesía, con el objetivo de grabar las escenas que retratan la obsesión e investigación en movimiento, efectuada por el compulsivo Esteban.

“El argumento de esta producción esconde una búsqueda de vida, en este caso en específico, la huida de una mujer, hecho que motiva a desplazarse a un hombre, lo que al final tiene un gran sentido: ese es el dolor psicológico que lo hace levantarse en la mañana, tomarse el desayuno, y seguir una ruta”, piensa el cineasta.

“Finalmente –prosigue Lavanderos- Sin norte es una obra que indaga en las razones le dan sentido a tu vida, y cómo de alguna forma, esas excusas que uno se inventa, tienen directa relación con los vacíos que a uno lo hieren y en buscar la respuesta para resolver esos traumas. Aquí se propone una investigación existencial en torno al día a día, es una metáfora audiovisual del respirar: por qué, en base a qué, una vez que me gaste mis energías, qué pasa, ¿soy feliz?; a lo mejor conversar con un alguien anónimo que te topas por casualidad, tiene mucho más significado que insistir en una indagatoria sin objetivo, sin razón”, sintetiza.

Otro elemento estético preponderante en el segundo largometraje de ficción del artista chileno, dialoga con la religiosidad y misticismo exhibidos en la trama, y su conexión con el territorio abierto, infinito, y abierto a un sinnúmero de posibilidades, del desierto nortino.

“Lo que me interesa es que esas personas, a través de los actos rituales, también buscan los puntos cardinales de su vida, darles un sentido. Entonces, la experiencia espiritual se combina con la persecución de Isabel, y ella de alguna manera pasa a transformarse en la Virgen de Esteban, en un fetiche al cual éste sigue, pero que no existe, que es sólo una imagen, al igual que una estampa o un ícono de devoción (en mi perspectiva, claro)”, opina el creador.

“Y eso es enamorarse, si uno lo piensa: pura ilusión, pura apariencia, la espera de un hecho extraordinario, que a lo mejor nunca sucede, y que a lo mejor no va a cambiar nuestra vida para bien, y de eso vivimos, y de esa expectativa nos alimentamos, y ese espacio de purezas y contradicciones, es el que me interesa desarrollar y cuestionar con mi cine”, concluye el director audiovisual.

Después de su premiere nacional en FicValdivia 2015, Fernando Lavanderos tiene proyectado estrenar Sin norte en el extranjero (en un festival de clase “A”), y luego lanzarla comercialmente, en las salas de todo Chile, en la fecha tentativa de marzo de 2016.

 

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