Se emplaza en una casona declarada Patrimonio Nacional en la que también funciona una sede de Start-Up Chile por la que circulan los nuevos talentos que están empeñados en sacar adelante sus proyectos de innovación. Ellos, junto a turistas de distintas nacionalidades, conforman un público heterogéneo que se dejó seducir por la propuesta de una joven pareja de chefs.
Cuando María Betania Fuster (30) y Cristián Bone (33) decidieron instalar un local para sumar la experiencia que como chefs habían adquirido fuera de Chile, no lo hicieron pensando en que su emprendimiento gastronómico se convertiría en uno de los lugares preferidos por los emprendedores extranjeros que llegan al país a explorar nuevos negocios, ni tampoco en que terminarían participando en eventos de las firmas tecnológicas más importantes del mundo.
Pero así fue, casi por coincidencia, cuando hace un año abrieron la cafetería María Betania, en el corazón del barrio conocido como el “Vaticano chico” de Providencia, en una casona construida en 1930 cuyo propietario es el actual gerente general de Microsoft, Oliver Flögel (también ex CEO de Telefónica Chile) y que fue declarada Patrimonio Nacional, al igual que la aledaña Iglesia de los Santos Ángeles Custodios, que se construyó en 1884 y que le da un carácter especial a un sector residencial conformado por antiguos departamentos y calles con nombres eclesiásticos.
La cafetería ocupa el primer piso del inmueble. En el segundo y tercero funcionan la empresa Urban Station, que a su vez tiene un convenio con Start-Up Chile. Y es precisamente este público ligado a la innovación el que hasta ahora más conoce de la propuesta de esta pareja: ella, formada en el instituto Culinary, trabajó en Costa Rica y Nueva York; él estudió y adquirió toda su expertise en Canadá.
“Nosotros siempre quisimos traer cosas del exterior. Cristián vivió mucho afuera y yo hice casi todas mis prácticas en el extranjero. Entonces trajimos mucho de eso. Las comidas y todo lo que hemos hecho son recetas que hemos aprendido afuera”, cuenta Betania.
Ambos relatan que a mediados de 2014 tenían prácticamente acordada la apertura de un local en Las Condes, pero que un inesperado llamado telefónico los alertó en noviembre de ese año que el espacio ubicado en la también denominada “casa de vidrio” o “mansión Droguett” estaba disponible.
“Nos dijeron lo quieren o no. Cerramos allá y cancelamos todo lo que teníamos listo”, recuerda Cristián.
¿Pero por qué tienen un público tan cosmopolita? Él lo atribuye a la convivencia diaria con el público de Start-Up, pero también a una carta que los extranjeros que alojan en hoteles cercanos agradecen y que tiene que ver con costumbres todavía poco arraigadas entre los chilenos, como tomar un buen desayuno.
“Por eso nos sirve mucho lo de arriba, porque ellos toman desayuno, algo que al chileno le cuesta mucho porque su levantada es directa al trabajo; pero ellos se levantan temprano, desayunan acá, toman su café y después van a trabajar, es parte de su cultura”.
Y Betania entrega la receta de uno de los favoritos: “Tenemos un desayuno americano. Empezamos con las French toast, que son súper americanas. Son tres pan de molde que uno los mete con un batido de huevo con leche, azúcar y canela, y después eso se va al sartén y queda como como un waffle. Después uno le echa el syrup del waffle, luego se le echa plátano, frutilla, azúcar flor y canela. Es súper power y les encanta. Mucha gente lo pide”.
En la hora de almuerzo la estrella son los burritos mexicanos, que Cristián aprendió curiosamente en Canadá de unos chefs oriundos de tierras aztecas. “No es el típico, sino que es extra grande. Es enorme y tiene los ingredientes que ellos ocupan. Hay de pollo, vegetariano o carne”.
Actualmente están enfocados en sacar adelante un menú vegano y a incorporar productos orgánicos. “Ahora vamos a tener hamburguesas vegetarianas. Nuestro café es orgánico. Los huevos que tenemos son de gallinas felices y orgánicos, que son mucho más sabrosos”.
Esto último no ha sido fácil, dice Cristián, porque “en Chile no hay mucha cultura de productos orgánicos y nos ha costado encontrar proveedores que sean happy funs. Ahora estamos buscando lechugas orgánicas. Es un mercado que está empezando”.
Entre los clientes destacan los italianos que llegan a tomar café ristretto en el mesón, o los brasileños que más de alguna vez le han pedido a su dueña que se tome una foto con ellos, ya que les llama la atención que se llame igual que la cantautora brasileña María Bethania.
El día a día con los emprendedores también los ha llevado a formar parte de los eventos que se realizan en el segundo piso de la casona para las principales marcas tecnológicas a nivel mundial. “Le hemos hecho eventos a Spotify, a Google, a Microsoft y Youtube”, cuenta Betania, quien recordó que también han participado con servicio de catering en la apertura de las tiendas H&M.
Actualmente están embarcados en una alianza estratégica con Urban Station. “Están abriendo otros lugares y nos están ofreciendo que trabajemos con ellos, no necesariamente como cafetería, pero sí para el catering o para ofrecerle almuerzo y otras cosas. Nos están arrastrando porque, como ya hicimos una alianza estratégica les gustó y estamos yendo a todos lados juntos”, indica Cristián.
Pero no pierden el foco y este año están empeñados en encantar a un público que hasta ahora les ha sido un poco esquivo: el de las personas que viven y trabajan en el sector de Providencia entre Plaza Italia y Avenida Condell.
Con ese fin María Betania mantiene actualizada una fan page en Facebook en la que abundan imágenes de postres, ensaladas y fondos de menú… y por supuesto fotos que invitan a los amantes del café a considerar la esquina de Providencia con Obispo Pérez Espinoza como una parada obligada dentro del día.