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«Cantactrices», la fórmula que ha llevado al éxito a intérpretes dramáticas a pasar de las tablas a la música

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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La actriz Maida Larraín, hija del fallecido cineasta Ricardo Larraín, acaba de debutar con su disco «Lo poco que sé», que se lanzará oficialmente el 25 de agosto. Se une así a otras intérpretes que han incursionado en la música como Andrea Velasco y Verónica Soffia. Aquí las tres cuentan sus experiencias en esta doble militancia.


La más reciente ha sido Maida Larraín, hija del fallecido cineasta Ricardo Larraín. Con su disco «Lo poco que sé», que se lanza el próximo 25 de agosto en la Sala Master (Miguel Claro 509, Providencia), esta «cantactriz», como se define, se une a otras intérpretes dramáticas como Andrea Velasco y Verónica Soffia que tras debutar sobre las tablas incursionaron en la música, con estilos diversos.

La tendencia es mundial. Musas como las estadounidenses Scarlett Johanssen («Match point»), Zoey Deschanel (la recordada chica de «500 días con ella») y Juliette Lewis («Cabo de miedo»), la francesa Melanie Laurent («Bastardos sin gloria») o la argentina Soledad Villamil («El secreto de sus ojos») llevan años cantando y actuando de forma simultánea con éxito diverso, pasando por el tango, el rock y el pop.

Velasco (Santiago, 1981) es tal vez una de las más conocidas de las tres en estas lides en nuestro país. La actriz protagónica de la trilogía del cineasta Nicolás López «Qué pena tu vida» (que le granjeó una nominación a los Premios Altazor), «Qué pena tu boda» y «Qué pena tu familia», y que también participó en telenovelas como «Solamente Julia» y «Vuelve temprano», grabó en 2014 su primer disco solista, «Piñata», de estilo electro pop.

Verónica Soffia (Santiago, 1986), que se hizo famosa con «Peleles» y la serie «Los 80» de Canal 13 (donde interpretaba a «Macarena», la novia de «Martín»), lanzó en 2013 su placa «Hay que andar», en «un viaje sonoro por el pop acústico influenciado por el jazz, el folklor latinoamericano, swing y rock», según una reseña de la época.

«Lo poco que sé», el disco de Larraín de 13 canciones, es también una mezcla de diversos estilos, «un puente fresco y actual entre las nuevas generaciones y la música latinoamericana”, en palabras de su autora, con títulos como «Sangre Morena», «Agua de tu olvido», «La despedida» o «Y sin embargo te quiero».

“Habla también acerca de la vocación, que en mi caso es el canto y la creación de emociones», dice Larraín. «De lo bonito y doloroso que es a la vez seguir la vocación, ya que los caminos son dulces y amargos a la vez, como dice la canción ‘Sangre morena’. A veces dudas, otras te sientes inmensa y plena. Al final, es la vida misma”.

«Me parece que para las actrices es una extensión natural pasar hacia el canto, como medio de expresión», comenta Sergio Cancino, director de Radio Concierto y veterano periodista musical. «Tienen la ventaja de la experiencia en la puesta en escena, el desplante, el manejo de público, la creación de un personaje. La desventaja es que deben lidiar con el cuestionamiento de la inquietud musical como un capricho temporal».

Portada + contra

Doble militancia

La hija del cineasta (Santiago, 1980) vivió diez años en Madrid y allí inició la doble militancia de actuación y canto. «Desde mis inicios he mezclado el teatro con el canto, haciendo musicales de autor, mezclando la comedia con las canciones», cuenta. Luego, ya en Chile, hizo dos unipersonales -“A calzón quitao y “Blanca y Radiante”- que fueron una especie de café concert donde las historias se entrelazan y se completaban con canciones.

Velasco, en cambio, comenzó desde muy chica a estudiar canto y teatro. «Con el tiempo fui profundizando más en actuación al tomar la carrera universitaria, pero nunca dejé mis estudios de canto y luego de música», dice. «Si la gente me conoce primero como actriz es por que así se me dieron las oportunidades, y costó más tiempo el poder sacar mi proyecto solista».

«En mi caso siempre hice las dos cosas, de hecho hice las pruebas para música y teatro el mismo día, y cuando me toparon los horarios en una de las pruebas elegí teatro porque había un trabajo corporal y emocional que me encantaba, y no me arrepiento», cuenta por su parte Soffia.

Por eso mismo, apenas terminó teatro, empezó a estudiar canto profesionalmente. Y cuando la llamaron para hacer de «Paula» en «Peleles», su primer personaje en una teleserie, ella ya estaba grabando su primer disco.

«Entonces claro, la actuación se dio públicamente primero, pero nunca paré de hacer lo otro», analiza. «En un momento se complicaron mis tiempos, pero seguí con la música porque sentía que me conectaba el alma, que allí podía decir lo que yo realmente quería decir y a mi manera».

Verónica Soffia.

Verónica Soffia.

Estilos diversos

Lo notable es que las tres han realizado su trabajo musical con temáticas y estilos muy distintos. Larraín, por ejemplo, se siente influenciada por Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Carmen Paris «y en general autores que hacen música de autor donde la letra es importante y significativa», según dice.

Ella define «Lo poco que sé» como un disco «muy femenino, y cuando digo femenino no excluyo a los hombres, es la energía femenina que todos poseemos».

«Habla sobre el aprender a vivir, el valor de lo cotidiano, y las pequeñas cosas de la vida. También está la mujer mas madura que ya ha recorrido un camino y empieza a quererse tal y como es. Hay una canción que habla sobre la vocación y como recorrer ese camino, que a veces es dulce y otras tan doloroso, como el cambio es tan necesario y da tanto vértigo a la vez. Y también muchas historias de amor y desamor en un amplio sentido», explica.

Algo muy distinto a «Piñata», de Velasco, quien confiesa haber sido siempre muy diversa en la música que escuchaba: desde el rock, el pop y el soul hasta cumbia villera. «En mi infancia estaban presentes las influencias de lo que escuchaban mis hermanos mayores como rock argentino hasta Pink Floyd, lo que a mí me gustaba como Madonna hasta Selena, y con el tiempo influencias de bandas más indie como Arcade Fire, MGMT, Passion Pit or Clap Your Hands and Say Yeah, entre otros. La lista de influencias sería sin fin».

Tan sólo por su ritmo electropop, su disco es bastante movido, con canciones que hablan del amor, de los sueños, «de avanzar y superar obstáculos, es en resumen una fiesta, como lo dice también su nombre. Una fiesta de haber podido lograr sacar mi proyecto solista y de llegar a la instancia de hacer música con tus propias letras y melodías, lo que de verdad sientes y quieres compartir».

Para Soffia, el foco de su producción son los grandes temas de la humanidad como el amor, el desamor y la búsqueda de sentido, pero cada uno se enfoca en algo distinto.

«A mí lo que más me da vueltas es entender porqué, entonces en mis canciones observo mucho los procesos; cómo jugamos y nos enamoramos, cómo sufrimos, cómo soltamos. Entonces me enfoco más en las experiencias cotidianas», dice.

«No me mueve tanto cantar sobre la supremacía del dinero sobre el amor, porque todos sabemos que eso pasa… me intriga más preguntarme, ¿cómo es que aún sabiendo eso, cada uno en el día a día, sigue haciéndolo igual? ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?, porque esas son actitudes que todos perpetuamos y justamente ahí, en la cotidianidad de cada uno, están la claves para cambiarlo todo».

Andrea Velasco.

Andrea Velasco.

Actividades complementarias

¿Pero cómo es ser actriz y cantante al mismo tiempo? ¿No es una dificultad, una complicación? «Para mí ha sido muy fácil incorporar la una con la otra, ha ocurrido de manera natural y casi obvia porque es lo que yo soy, como me expreso y la verdad lo disfruto infinito», responde Larraín.

Para ella , el canto tiene algo que es «más de adentro, más visceral». «No existe personaje, eres tú y tu voz, como expresión muy pura y autentica. Por eso siempre en mis obras he cantado».

Veslaco cree «fuertemente» en la idea de que el artista debe ser «integral». «Entre más herramientas tengas y mejor desarrolles tus capacidades o talentos, mejor podrá ser tu trabajo como tal, mejor será tu entrega».

«Todo se complementa en la medida que uno se lo proponga, sea organizado y tenga también suerte de encontrarse con productores y compañeros que piensen como tu y apoyen tus horarios y proyectos paralelos», dice. En su caso, lo hizo tan bien que por su debut fue nominada como «Artista Revelación» en los Premios «Pulsar».

Soffia están convencida de que ambas actividades son complementarias. «A mí me pasa algo muy fuerte con el canto; me emociona mucho, me expande, me llena», argumenta. «Y la actuación me ayuda a conectarme con otros, con las historias de las personas, y a la vez me conecta conmigo, con mi cuerpo».

«De alguna manera la música me eleva y la actuación me trae a tierra. Además el teatro me aporta historias y formas de relatar que luego se imprimen en la música, y la música me hace más sensible y eso me ha ayudado mucho en la actuación. Hoy día juego más que al principio, me atrevo más, y eso se lo debo a la música», celebra.

Maida 02

Maida Larraín.

Un fenómeno saludable

Eso sí, en algo coinciden las tres: todas saludan el fenómeno. Velasco lo atribuye, entre otros, «a la falta de trabajo y oportunidades en Chile, y a las ganas de algunos de mis compañeros de desarrollar otras áreas. Me parece que es un muy buen signo para nuestra sociedad y cultura. Que cada uno haga lo que quiera, lo mejor que pueda».

«Primero, creo que todos aman cantar, todos», complementa Soffia. «Lo hagan bien o mal, todos cantan en la ducha, en el auto (risas), ¡hay algo muy poderoso en la voz! Entonces si además eres artista y tienes un impulso creativo y sensible, probablemente explores más de una veta.»

Ella ejemplifica que los artistas más grandes de nuestro país, como Víctor Jara y Violeta Parra, fueron multi-artistas. Jara: actor, director, compositor… Parra: poeta, tejedora, compositora… «¿Qué nos sorprende? ¿Por qué encerrar las ideas, la creación y la sensibilidad, en un solo cajón?».

«En el canto no existen personajes, es una forma de mostrarse uno tal y como es», concluye Larraín. «Y eso es un desafío, y a veces un alivio…no tener que demostrar nada, ¡solo abrir la boca y cantar, dejar salir!».

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