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Crítica de Teatro: «Mujer de preñez húngara», femenino y masculino en un cuerpo Esta obra se remontará en marco del 6º Festival de Teatro Joven de las Condes

Crítica de Teatro: «Mujer de preñez húngara», femenino y masculino en un cuerpo

Diversos lenguajes surgen desde la compañía Mafia Rosa, voz femenina y masculina entrelazada en un solo cuerpo, una mujer deconstruida a través de varios cuerpos propiamente masculinos, que a su vez, se reflejan en un espejo, generando una cadena de cuerpos, fuertes, trabajados desde los que emerge el habla de una mujer, un travestismo que avanza por capas, la voz es femenina sobre un cuerpo masculino, al que no le vemos el rostro, es una identidad velada, como es velada la voz misma de esa mujer, voz de muchas mujeres queriendo escapar del cuerpo objetualizado y normativizado.


Un cuerpo, un cuerpo masculino tonificado, tacos, peluca rubia, más bien platinada y una voz femenina proveniente desde el exterior de ese cuerpo, pero a la vez desde el interior de la escena, todos estos elementos dialogan para crear una puesta en escena que configura una estética propia y determinante.

Diversos lenguajes surgen desde la compañía Mafia Rosa, voz femenina y masculina entrelazada en un solo cuerpo, una mujer deconstruida a través de varios cuerpos propiamente masculinos, que a su vez, se reflejan en un espejo, generando una cadena de cuerpos, fuertes, trabajados desde los que emerge el habla de una mujer, un travestismo que avanza por capas, la voz es femenina (calzada, en una suerte de doblaje en vivo) sobre un cuerpo masculino, al que no le vemos el rostro, es una identidad velada, como es velada la voz misma de esa mujer, voz de muchas mujeres queriendo escapar del cuerpo objetualizado y normativizado, una voz que anhela salirse de los senos, caderas, vagina, para optar y mutar en otro cuerpo, una mujer que por siglos ha querido escapar y travestirse en pensamiento y emoción, para ser otra cosa o ser nada.

Mujer de Preñez húngara es un trabajo que busca centrar su propuesta en la fragmentación, porque precisamente se trata de una mujer que poco a poco va descomponiéndose en imágenes y acciones. Una mujer que se escapa y se autoexilia de su patria/identidad, para olvidar dolores propios de su propia historia, sin embargo, ese escape de la patria, es el intento de escapar de si misma, de liberar dolores, del escape del cuerpo y seguir la pulsión interna. Se entiende aquí la “pulsión” como “eso que me emerge desde lo más interno y explota, aparece, porfiadamente, en nuestro mundo consciente, desde lo inconsciente”, esas fuerzas que emergen de manera incontrolable, de aquello que está reprimido.

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Es importante rescatar esta puesta en escena, porque la compañía la Mafia Rosa y en particular su director Yerko Pasquinel Martínez, logran articular una propuesta diferente, estructurada en base a poéticas que, si bien ya tienen extensa datación, logran verse reorganizadas, mezcladas y contaminadas entre sí, produciendo una voz propia, híbrida y procurando una estética que necesariamente resulta provocativa al espectador. Desde este lugar, nace una propuesta innovadora y con carácter, lo que sin duda, expone una voz y un lugar para descubrir la escena desde nuevas perspectivas. La pieza teatral, en su estilo, transita entre lo ominoso, el surrealismo, lo artaudiano y, por sobre todo, lo performativo.

El director sitúa la imagen al servicio del texto, realzándolo y, sin duda, le da bálsamo y vida a este, dotándolo de significados y mundos, sin embargo, el texto tiene una fuerza propia, construye imágenes y párrafos que funcionan con energías propias, cada palabra deja una huella en el escenario, palabras que funcionan como un hacha que corta voluntades, personajes, la racionalidad y el mundo. El imaginario discursivo del dramaturgo es excéntrico, fragmentado, onírico, tiene fuerza y estéticamente se acerca a un correr del inconsciente, pareciéndose a momentos a espejismos y palabras con una carga creativa. No obstante, (a momentos, pienso) emerge la pregunta ¿se sostiene ese texto sin la cantidad de imágenes que se vieron en la escena? tal vez sí, por que no lo he visto en otro contexto, pero el director sin duda lo potencia ampliamente. A ratos, el discurso se vuelve narrativo y poco dramático, en el sentido mismo de la palabra dramático: un texto que cobra fuerza y significación en el escenario, por llevar una acción, sin duda, el texto está en la línea de lo pos dramático, y muy adecuado a esta época posmoderna, pero me parece exigente el trabajo que debe hacer la puesta en escena, para sobre llevar la dramaturgia, al menos, a momentos.

El director es inteligente a la hora de aproximarse al texto, al generar un travestimiento y decidir que un grupo de hombres interpreten a esta escurridiza mujer húngara, le da una apertura de contenido y forma al texto dotándolo de posibilidades, puesto que ya no hablamos de diferencia de sexo, sino que de identidad de géneros, se amplía la propuesta al reflexionar no solo sobre el cuerpo sexuado, sino que lo visualiza como un cuerpo en tanto constructo cultural. Esta propuesta nos lleva a preguntarnos sobre los roles femeninos y masculinos y como estos son constituidos socialmente, por eso dejamos de hablar de sexo y se habla de género. Ser hombre y ser mujer no es puramente genital, sino que son roles de carácter social, se aprenden y también pueden cambiarse.

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Los actores se apropian de la propuesta, adecuándose y dialogando de forma profesional entre sí, mostrando, en general, un gran trabajo corporal en torno a la puesta en escena, particularmente quienes interpretan físicamente a la mujer de preñez húngara, en tanto, además se movilizan, en su mayoría de manera coral. El trabajo de Claudia Araya es de gran exigencia, puesto que su voz, es la voz femenina de la obra y es quien se adecua de forma muy certera al viaje escénico, acompañando a los cuerpos escenificados en sus cambios corporales y, por extensión, hace lo propio respecto del viaje del personaje central, a quien dota de voz. Del mismo modo, Crisfabián Gómez es un actor riguroso, capaz de reproducir una voz, un movimiento, una energía, con la precisión necesaria a tan específica y bien estructurada puesta en escena, pero sin mecanizar un ápice su trabajo.

Lo escénico esta estrechamente configurado y enlazado con lo plástico, el teatro y artes visuales, se cohesionan estas disciplinas, en el trabajo de esta puesta en escena materialmente hablando, el uso detallista de las pelucas, la propuesta de espejos y el juego constante que proviene de él, así como la iluminación, son grandes elementos que elevan la propuesta, presentando una estética y un diseño que habla por sí mismo, que incluso, a momentos, podemos percibir como cuadros en movimiento con un sin fin de imágenes que constantemente van sorprendiendo, lo que ayuda magníficamente al texto, puesto que este no se vuelve ajeno.

Ciertamente, la voz femenina podría ajustarse con más precisión a los movimientos de los cuerpos, dado que gran parte de la obra se sustenta en este juego y cuando funciona es un acierto. Por otro lado, hacia el final, el recurso se tiende agotar, porque el uso de este doblaje tiene un impacto muy alto en un principio, conmoviéndonos en demasía, pero luego tiende a perder algo de fuerza. Es posible, también, pensar, que el texto es un tanto hermético, una larga enumeración poética que cuesta pensarlo como propiamente dramático, emerge una y otra vez si dicho discurso funcionaría, por ejemplo, con otra dirección.

A su vez, la aparición de un niño durante el trayecto escénico, es una jugada magnífica, especialmente porque adquiere sentido, no es solo un “gusto” de dirección, sino que es parte de la estructura escénica, desde el humor que él produce, desde la frescura que instala y la imagen que poéticamente es muy fuerte, por cierto, se adhiere muy bien a la propuesta.

Sin duda, Mujer de Preñez Húngara está dentro de un formato teatral muy interesante de ver, diferente y atractivo.

Esta obra se remontará en marco del 6º Festival de Teatro Joven de las Condes, el domingo 7 de agosto, a las 18.00 horas.

6º Festival de Teatro Joven de las Condes

En Teatro Municipal Las Condes.

Platea general: $5.000.-

Tarjeta Vecino Las Condes. Alumnos, actores y profesores de Teatro. : $1.000.-

Descuento solo aplicable en las boleterías de Teatro con credencial correspondiente.

Descuentos: 25% pagando con Tarjeta Club de Lectores American Express con suscripción vigente. Descuento válido solo en Boletería del Teatro y Call Center.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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