Publicidad
Crítica de Tv: «Reportero en tiempos de crisis», una serie que se escapa de la mediocridad de la Tv chilena Todos los domingos en Chv. Horario prime

Crítica de Tv: «Reportero en tiempos de crisis», una serie que se escapa de la mediocridad de la Tv chilena

Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega
Por : Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega Abogado, Comunicador Social. Tiene estudios de postgrado en Comunicación Social, Humanidades y Filosofía. Ha sido directivo en el sector de la educación superior privada. Profesor universitario y columnista.
Ver Más

Rápidamente en esta serie se configura un periodismo distinto; cercano, veraz, comprensivo, emocionante y comprometido con las intensas realidades humanas que se propone indagar y rescatar, sin hacer de esas realidades dramáticas verdaderos espectáculos, transidos de sentimentalismo, como normalmente sucede en la televisión a que estamos acostumbrados.


Es destacable el nuevo programa que Chilevisión está emitiendo los domingos en horario prime, “Reportero en tiempos de crisis”, del periodista Jorge Said, serie de la que ya se han transmitido dos capítulos, uno sobre India y otro sobre África. No cuesta mucho esfuerzo advertir que es una televisión bien distinta a la habitual en nuestro medio; una propuesta más realista, auténtica, veraz, que la que nos tienen acostumbrados las señales abiertas tradicionales.

Primero, es importante la selección y tratamiento de temas de carácter internacional, problemas que afectan a países o regiones del mundo y que forman parte de las grandes crisis que en la actualidad acucian a muchas sociedades. Ello porque nuestras pantallas son más bien mezquinas en ofrecer a las audiencias información sobre lo que sucede en el mundo; la televisión local ha ido generando una especie de etnocentrismo chilensis, que conduce a pensar que las grandes tendencias y avatares de la realidad internacional surgen y se explican por las vicisitudes del ambiente doméstico.

Es también un planteamiento periodístico alejado de lo institucional, de la televisión como estructura conservadora y reproductora del status quo social y cultural, sino más bien una mirada comprometida surgida de las propios valores, concepciones y vivencias de su creador, no tributaria de presupuestos corporativos ni de complejas y costosas lógicas de producción. Es más simple que eso: un reportero polivalente, multifuncional, que con un equipamiento técnico mínimo es capaz de aventurarse en ambientes normalmente vedados a los periodistas y a la prensa, logrando capturar y retratar las circunstancias políticas, sociales, económicas y culturales en que viven, y en muchos casos apenas sobreviven, grupos amplios y relevantes de seres humanos.

A lo anterior se agrega un tratamiento siempre respetuoso de las personas, de sus creencias, sus ambientes, sus formas de vida, muy lejos de saturar los guiones con prejuicios distorsionadores, ni menos de hacer de esas realidades dramáticas verdaderos espectáculos, transidos de sentimentalismo, como normalmente sucede en la televisión a que estamos acostumbrados.

En este contexto, el creador de esta serie televisiva no se inhibe de denunciar y condenar en forma categórica y elocuente, en imagen y sonido, situaciones que violentan y ofenden la dignidad humana, como la cruda realidad del trabajo esclavo en la India, o que atentan de manera grosera e indignante contra los más mínimos equilibrios ecológicos en amplias regiones del mundo, como la tragedia de la extinción de animales y la cacería indiscriminada de grandes especies, en África.

Otro aspecto destacable es el relacionado con los códigos estéticos y propiamente audiovisuales que se aprecian en la serie. Se trata de una producción bien cuidada, con una evidente preocupación por la fotografía, que permite realzar los parajes y los ambientes registrados por la cámara, no sólo los paisajes naturales sino también las escenas urbanas y la enorme variedad de retratos humanos que va exhibiendo.

Cuenta con un relato coherente que logra estructurar una historia con un ritmo bien dosificado, en la cual siempre tienen un lugar preponderante las personas, en muchos casos individuos específicos, con nombre y apellido, que son en importante medida el sujeto de las distintas narraciones. Los códigos visuales y narrativos se complementan muy bien con la música original, el sonido directo y, en general, el tratamiento sonoro que muestran los diferentes capítulos.

Todo lo anterior permite configurar un periodismo distinto; cercano, veraz, comprensivo, emocionante y comprometido con las intensas realidades humanas que se propone indagar y rescatar, para presentarlas al público en el lenguaje de la televisión.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias