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La extinción de la especie humana a consecuencia del cambio climático Opinión

La extinción de la especie humana a consecuencia del cambio climático

«Hoy, la mayoría de las observaciones muestran que los modelos predictivos de cambio climático se están quedando cortos en sus predicciones o, dicho de otra forma, el clima está cambiando más rápido y más brutalmente de lo que se ha predicho. Los científicos tienden generalmente a moderar su vocabulario respecto del poder predictivo o impacto de sus publicaciones, generalmente inhibidos por el miedo al ridículo (una práctica sana en general, según mi visión)», escribe el astrónomo Pablo García Fuentes.


Tenemos un problema y no se trata de la corrupción, delincuentes (de a pie y en limosina), colusiones varias, pésima salud; pensiones y trabajos, o los tratos y abusos brutales a nuestros niños y niñas en el SENAME. No, estoy hablando de algo un poquito más grande que eso: la extinción de la especia humana a consecuencia del cambio climático. Sí, tal cual. No quiero dar la lata llenando esta columna de datos, para eso prefiero dejar un link para que usted se haga su propia opinión, aunque desde el punto de vista del cambio climático su opinión poco y nada importa, ya que los datos no son opinables.

Primero, para sentar las bases de lo que voy a decir: el cambio climático está ocurriendo y es producto de la actividad humana, punto. No hay debate, ni suspicacias, ni errores, ni conspiraciones de los iluminatis tipo Salfate, ni nada de eso. La inmensa mayoría de publicaciones respecto del cambio climático (97%) concuerdan en que es real y su origen es antrópico.

Hoy, la mayoría de las observaciones muestran que los modelos predictivos de cambio climático se están quedando cortos en sus predicciones o, dicho de otra forma, el clima está cambiando más rápido y más brutalmente de lo que se ha predicho. Los científicos tienden generalmente a moderar su vocabulario respecto del poder predictivo o impacto de sus publicaciones, generalmente inhibidos por el miedo al ridículo (una práctica sana en general, según mi visión).

Es por esto que me ha llamado la atención el cambio en el vocabulario de algunos científicos climatológicos en que la frase “extinción de la especie humana” ya salió del fondo de la caja fuerte. Esto va de la mano con los datos satelitales de los últimos años y aquí me gustaría referirme a tres casos particulares:

En primer lugar, el derretimiento del Ártico se está acelerando y es posible que, en un par de décadas, tengamos por primera vez en miles de años un Ártico sin hielo en el verano del hemisferio norte (aquí le recomiendo que vea el documental “Chasing Ice” de la National Geographic, simplemente brutal). ¿A quién le importa?, bueno, a los 100 millones de personas que viven en Bangladesh seguro les importa ya que esto va a implicar un aumento del nivel del mar en el orden de los metros y para un país que vive casi por completo a nivel del mar, esto será un problema.

Si Europa ha tenido problemas con los apenas 300.000 refugiados de Siria que han alcanzado a llegar al viejo continente (desplazados producto del conflicto armado originado durante la peor sequía en la historia de Siria y que ha sido ligada directamente al cambio climático de acuerdo a la National Academy of Sciences, USA), cuando esos 100 millones de refugiados producto del cambio climático tengan que moverse, será un problema un poquito más grande.

En segundo lugar, la tundra de Siberia se esta volviendo inestable, incluso a metros bajo la superficie. ¿Y?, bueno, si el dióxido de carbono (CO2) es el que aparece en la tele como el agente de destrucción climática que nos llevará al fin de los tiempos, al lado del metano (CH4), el CO2 es una guagua de pecho. El metano tiene 20 veces más capacidad de retener calor que el dióxido de carbono. Si el cambio climático derrite la tundra, todo el metano atrapado ahí por miles de años será liberado a la atmósfera, y no, eso no es muy bueno.

En tercer lugar, pero quizás lo más preocupante, se han detectado burbujas emergiendo a la superficie del mar en el Ártico provenientes de hidratos de metano en el fondo del océano. Esto es literalmente es una bomba de tiempo. Si el aumento de la temperatura oceánica llega a los 500 metros bajo la superficie, entonces vámonos despidiendo del clima como lo conocemos. La cantidad de hidratos de metano que se cuenta a esas profundidades está estimada en un rango de 100 a 500 veces la cantidad de CO2 que se deposita anualmente en la atmósfera producto de la quema de carbón, petróleo, y gas. Si se llega a liberar todo ese metano (o incluso una fracción apreciable), el cambio climático será incontrolable.

Además de los escenarios mencionados, hay muchos más y quizás aún peores que andan dando vuelta. Dado el limitado espacio para esta columna no los alcanzo a mencionar, pero créame, son de temer. En este escenario, quisiera decir dos cosas. Primero, hay que terminar con la visión pseudo-hippie y romántica de esa entidad que llamamos “Madre Naturaleza”. La famosa “Madre Naturaleza” ha aniquilado a más del 99.9 % de toda la vida que ha existido en la Tierra. La “Madre Naturaleza” ha tratado de borrar la vida del mapa en al menos 5 ocasiones con grandes extinciones (ahora estaríamos en medio de la sexta extinción masiva de especies).

A los seres humanos, así como a todas las especies que han existido, no se nos ha regalado nada. Nos hemos ganado nuestro derecho de existir mediante la adaptación a condiciones ambientales adversas, enfermedades, catástrofes naturales, etc. Por lo mismo, el acto de supervivencia es un acto que depende de nosotros.

Afortunadamente, mientras destruimos la atmósfera que nos protege de la radiación mortal del espacio y mantiene la temperatura terrestre en un rango propicio para la proliferación de la vida, esta vez tenemos la ciencia de nuestro lado para apoyarnos y evitar desaparecer como especie. Estamos en la posición de controlar parcialmente a la naturaleza, por lo que nos hemos convertido en una fuerza paralela a ella, capaz de modificar el planeta. Lamentablemente, existiendo la tecnología para solucionar el problema, seguimos caminando al abismo por la inacción frente a un modelo económico absolutamente irracional, basado en el consumo de todo el combustible fósil que se pueda extraer.

Segundo, cambiar la ampolleta normal por una ampolleta eficiente ya no sirve. Es una contribución necesaria cierto, pero ya nos farreamos ese punto en el que podíamos hacer una diferencia gastando 3 lucas en un ampolleta más cara. Ahora se necesitan políticas a gran escala y por sobre todo en el sector industrial. Si los pescadores que se quedaron sin trabajo producto de la marea roja creen que ese episodio fue un evento extraño, entonces tienen que leer mas papers de la AGU (American Geophysical Union).

Aquí le dejo un ejemplo del poder del CO2 para calentar el planeta: Mercurio esta a una distancia promedio de unos 57.9 millones de kilómetros del Sol y tiene una temperatura superficial promedio de 160 °C. Por otra parte, Venus esta al doble de la distancia al Sol, pero tiene una temperatura promedio de 460 °C (como referencia, el agua hierve a 100 °C en la tetera de su cocina). ¿Cómo es posible que Venus tenga una temperatura promedio casi 3 veces más alta que Mercurio si esta el doble de lejos del Sol?. Bueno, le doy un pista, adivine de qué está compuesta la atmósfera de Venus principalmente: 96.5 % de CO2. Este es un problema a escala planetaria, en el cual si Estados Unidos y China (y quizás India) no se ponen de acuerdo en reducir emisiones, no va a haber mucho mas que hacer.

¿Y Chile? Mientras el capitalismo rampante siga basado en lo “barato“ que son los combustibles fósiles (sin considerar las externalidades negativas como por ejemplo la salud de las personas, y claro, se me olvidaba, la extinción de la especie humana), veo difícil que podamos cambiar el rumbo. Tome por ejemplo la hermosa ciudad de Arica, que es una de las ciudades con mayor potencial de energía solar del mundo (prácticamente se sale de la escala en el Solar Energy Potential Map creado por la NASA, con ~ 2500 kWh/m2/año), ideal para la producción de energía fotovoltaica. ¿Qué alternativa propuso el estado para su suministro energético?. Tal como usted se lo imagina, una termoeléctrica a carbón. Junte agua mejor porque esto… se va a descontrolar.

Pablo García Fuentes es licenciado en Ciencias, mención Astronomía de la Universidad de Chile. Magíster en Ciencias, mención Astronomía de la Universidad de Chile. PhD in Experimental Physics en el I. Physikalisches Institut, de la Universidad de Colonia, Alemania. PostDoc en el IRAM Institut, Granada, España. Esta columna fue publicada anteriormente en el sitio El Quinto Poder.

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