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Hugo Moraga, sobre su trabajo musical: “lo que cambia permanece”

Hugo Moraga, sobre su trabajo musical: “lo que cambia permanece”

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Difícil parece encasillar a Moraga dentro de un estilo musical único. Conocidas son sus influencias provenientes del Bossa Nova, Funk, Rock, y de cierta forma Folclor urbano. Desde música clásica, pasando por música popular argentina y chilena.


Hugo Moraga comenzó a profesionalizar su carrera musical en el año 1973, fecha en que abandona sus estudios de arquitectura en la Universidad de Chile para, según expresa: “aportar moralmente a la escena musical y cultural casi extinta por el Golpe de Estado”. Desde la porfía de su arte, -que proviene de sus ancestros vascos y Mapuche- logró junto a otros integrantes del llamado Canto Nuevo, persistir y mantener lazos creativos. Dicho de otro modo, musicalizar la realidad, las experiencias comunitarias y personales vividas en la traumática época.

Difícil parece encasillar a Moraga dentro de un estilo musical único. Conocidas son sus influencias provenientes del Bossa Nova, Funk, Rock, y de cierta forma Folclor urbano. Desde música clásica, pasando por música popular argentina y chilena. Luego The Beatles en la adolescencia, hasta que aparece Joao Gilberto con su disco “Amoroso” que lo remueve e incentiva en la búsqueda de nuevas formas de interpretar, en donde los acordes se extienden conformando una nueva sonoridad.

¿Cómo denominar entonces su propuesta musical en permanente cambio? Tal vez la clave esté en la forma en que “llega” a él la inspiración: “lo que llega es un ‘élan’, un brío invisible, un impulso que no tiene forma, imagen, -nada- pero algo dispara, algo gatilla. Un ‘airecito de columpio’ (frase del doctor Luco para referirse al amor), que activa algo, y dependerá de cómo te encuentres en ese momento, la facilidad con que fluya, con que se adhiera. A veces requiere de un gran trabajo, que te deja exhausto”.

Otro aspecto característico de sus composiciones es su carácter intimista; letras que pueden interpretarse desde diversos prismas e intensidades. Esta percepción es consciente, según Moraga, y obedece a: “No entregar todo digerido, sino provocar una tensión en el auditor”, y añade: “Mi creación no tiene intención, sólo emoción. Uno se emociona, y cuando se emociona, responde a esa emoción con los recursos que tenga”.

Desde 1973 hasta la fecha, el cantautor ha permanecido en la escena musical chilena de modo mayormente subterráneo (tal como su incursión en las estaciones de metro de Nueva York a fines de los ‘80). Sin embargo, este permanecer ha experimentado cambios relevantes en términos de expansión creativa y musical: “Lo que cambia permanece”, nos dice. Así, hoy se encuentra en una nueva etapa, -otra más-, y el ánimo de un nuevo pulso intenta desplegarse en sus composiciones.

Acompaña esta nueva propuesta artística el grupo “Tactus”, término que define como: «el latido del corazón del ente ‘música’ que surge en el ámbito donde se incorpora y hace danzar al aire con sus soplidos». Conforman este grupo la destacada pianista Carmen Paz González, Marcos Soto en bajo, y Orlando Rojas en batería.

La presentación de Moraga y su grupo “Tactus”, el 31 de octubre en la Sala Master, a las 20 horas, incorporará sus últimas composiciones “que son siempre mis preferidas” –añade-,y junto a ellas los emblemáticos temas que lo definen y ratifican a más de 40 años de su inicio, como figura fundamental dentro del ámbito artístico nacional, entre los que destacan: “La vida en ti”, “Romance en tango”, “Canto marino”, “Ayayai”, “Parábola”. Lo acompañarán, además, como artistas invitados: Francesca Ancarola, Alexis Venegas y su hijo Cristian Moraga.

 

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