Presentaron petitorio de cinco puntos
Entre otros, las mamás trabajadoras que presentaban justificación médica indicando que sus hijos no podían ir a sala cuna, sólo percibían el 50% del concepto de bonificación. La entidad acogió el punto, aunque dejó otras cuatro exigencias para negociar en marzo.
Los trabajadores del GAM se han movilizado tras denunciar la precarización de sus derechos laborales, con un petitorio de cinco puntos.
Estos se refieren a un bono compensatorio sala cuna; cheques restorán; sobrecarga laboral en los equipos; anexo de cometidos; y la subcontratación de seguridad y aseo.
La movilización ha sido apoyada por el movimiento NO+AFP , Pan y Rosas y los estudiantes de Vencer. Los obreros de la construcción de la segunda etapa del GAM, afiliados al SINTEC, también se hicieron presentes.
Tras ser contactado por este medio, el GAM confirmó que la semana pasada hubo una reunión entre el sindicato y los directores del GAM.
La entidad acogió un punto -el primero- «y los demás quedaron en revisarlos en marzo, cuando todos los actores del conflicto regresen de vacaciones». El GAM cuenta con un centenar de trabajadores.
«Les instamos a que los diversos temas que les interesan a sus asociados sean planteados de manera primera y directa a esta administración, manteniendo una actitud colaborativa y con disposición al diálogo, en donde se nos expongan y hagan presente los legítimos problemas de los trabajadores, condición que nos une en este caso», señala un documento de las autoridades del centro cultural dirigido al sindicato.
Según los trabajadores, entre otros, las mamás trabajadoras que presentaban justificación médica indicando que sus hijos no podían ir a sala cuna, solo percibían el 50% del concepto de bonificación.
Asimismo, «el monto de sala cuna debería ser acorde a los precios de las salas cunas del sector, además de la reajustabilidad por año. Esto, en el mejor de los casos, ya que son trabajadoras de planta», según una declaración firmada por el presidente del sindicato, Simón Bousquet.
Para las trabajadoras migrantes subcontratadas del aseo, es incluso peor. Con suerte perciben $70.000 de sala cuna, «lo que es una incongruencia con el discurso inclusivo que se levanta en el GAM, que ostenta orgullosamente un #Niunamenos en el frontis del edificio».
Según los trabajadores, el conflicto además se da en un contexto que de un presupuesto de 2.900 millones de pesos para 2017*. El financiamiento estatal del edificio asciende a un 68% del total, mientras que la cifra “faltante” es generada con arriendos de espacios y alianzas con privados.
De esta cifra, 490 millones son destinados únicamente a sueldos de jefes y directores, que van desde los 2 a los 6 millones de pesos. Los trabajadores, en tanto, ganan un promedio de $550.000, mientras en el subcontrato lo usual es el sueldo mínimo.
El sindicato además denunció que los directores del GAM se asignaron los mismos cheques de restaurant que los trabajadores exigen en su acuerdo colectivo de beneficios, pasando por encima de dicho acuerdo y haciendo uso de una asignación que era exclusiva para los trabajadores.
Asimismo, según Claudia Ochoa, secretaria del sindicato, existe «sobrecarga laboral en los equipos de trabajo, especialmente en los equipos de las áreas de Audiencias y Producción, pero ante la solicitud de los trabajadores de abrir nuevos cargos, o de disminuir las actividades en busca de una solución al conflicto, ellos no tienen respuesta, o más bien, su respuesta es abrir nuevos puestos en áreas que no presentan problemas y que ningún trabajador entiende su justificación».
La directiva del GAM, encabezada por el ex PS Felipe Mella, además está bajo presión tras no haberse podido entregar a tiempo el teatro del recinto, que es parte de una ampliación del recinto por 60 millones de dólares.
La obra, a cargo del Ministerio de Obras Públicas y la empresa española ECISA, debía ser entregada durante el mandato de Michelle Bachelet, pero se estima que ello ocurrirá recién con el nuevo gobierno de Sebastián Piñera.
La firma española sufrió varias huelgas, junto con eventos naturales como el desborde del río Mapocho en abril de 2016.
