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El proyecto científico para cambiar la matriz energética de la humanidad Entrevista con miembro de la iniciativa alemana Copérnico

El proyecto científico para cambiar la matriz energética de la humanidad

El objetivo es pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables, con soluciones que podrían ser de provecho para ese país y también el resto del mundo, incluido Chile. Nuestro país «tiene un enorme potencial, no sólo para cambiar su propia generación energética hacia formas más sustentables, sino también para convertirse en un exportador energético», asegura Stefan Stückrad.


Un proyecto de una década para investigar cómo cambiar la matriz energética, para pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables, realiza actualmente Alemania, con soluciones que podrían ser de provecho para ese país y también el resto del mundo, incluido Chile.

Se trata del Proyecto Copérnico, que depende del Ministerio de Educación de ese país, y que entre 2015 y 2025 deberá estudiar posible soluciones económicas y tecnológicas en el marco de la reducción de gases que causan el efecto invernadero, fijada en la Cumbre Climática de París de 2015.

En la iniciativa trabajan científicos, economistas y miembros de la sociedad civil. La iniciativa abarca cuatro áreas -ENSURE, P2X, SynErgie y ENavi- que se refieren al desarrollo de redes eléctricas, el almacenamiento de energía renovable sobrante, la reorientación de procesos industriales y una mayor coordinación de todos los sectores del sistema energético.

Participación de la sociedad civil

El origen de la iniciativa está en varios encuentros previos para debatir el tema, en los cuales participaron  más de 90 instituciones y organizaciones de todos los sectores sociales.

«La duración de diez años del proyecto y una estrecha colaboración con la industria apuntan a generar resultados a partir de la investigación hasta su aplicación», explica Stefan Rückrad, miembros del Instituto de Sostenibilidad Alemán (IASS) y coordinador de ENavi.

La extensión del proyecto de una década tiene como objetivo independizarlo de los ciclos electorales, pero también debatir el cambio energético en un periodo de tiempo adecuado a nivel científico, político y social, señala Stückrad, un geólogo que además estudió economía y filosofía.

Herramienta de navegación

ENavi es central en este proyecto. Su propósito es fungir como «herramienta de navegación» de la iniciativa. Allí colaboran varios centros de investigación de Alemania.

A nivel general, debate vías para «descarbonizar» la matriz energética o cómo desarrollar la iniciativa a nivel europeo, pero también temas más prácticos.

Por ejemplo, cómo incitar a los usuarios a cambiar su comportamiento y usar más energía renovable en sus hogares, pero también en temas como el transporte, y cómo apoyar este proceso mediante regulaciones económicas, normativas o tecnológicas.

«El cambio de la matriz energética sólo funcionará con los ciudadanos, y deben participar desde el principio», dice Stückrad.

«Crear soluciones tecnológicas y luego intentar ‘generar aceptación’ no funciona», comenta. «Realizamos una encuentra: la mayoría de los alemanes apoya el cambio energético (88%) y también quieren participar (75%). Por ejemplo, un 85% cree importante participar tempranamente en el proceso de planificación de instalaciones eólicas, más allá de si les afecta o no».

Desafíos

El tema genera varios desafíos, incluso en un país del Primer Mundo como Alemania. Por ejemplo, a pesar del fomento de la energía renovable (ER), Alemania cubre sólo un tercio de su demanda eléctrica mediante las ER, la cual a su vez sólo representa un tercio de la demanda energética total.

«En ese sentido, el desafío es producir una electricidad de origen cada vez más renovable, pero también incluir a otros sectores, como la calefacción y la movilidad», dice, para que dejen de usar gas o combustibles sintéticos.

Añade que también es necesario flexibilizar en el lado de la demanda. «Mucho se va a digitalizar, hay que crear y probar nuevos modelos de negocios, pensar y eventualmente cambiar los marcos normativos, y también entender y tratar de influir en los comportamientos de los usuarios. Pero también hay que debatir ampliamente, de forma transparente y sin cortapisas las necesidades de la sociedad para elaborar a partir de allí medidas políticas».

Otro tema es la eficiencia energética. «Los recursos de las energías renovables son potencialmente inagotables, pero espacialmente limitados. Si se usa cada vez más electricidad para generar calor y para movilidad, aumenta la demanda y se requerirán más áreas para instalaciones eólicas y solares. Eso fija límites y obliga a la eficiencia en el uso de la electricidad. Mucha gente, sobre todo en los países desarrollados, va a tener que salir de su zona de confort y aceptar más flexibilidad en la provisión energética», señala.

Conflicto con la UE

Por desgracia, no existe un proyecto de este tipo a nivel de la Unión Europea. De hecho, los mismos vecinos de Alemania siguen políticas muy distintas en el tema: mientras Polonia usa con intensidad el carbón, del cual posee importantes reservas, Francia sigue apostando a la energía nuclear.

«Hay varias iniciativas individuales que consideran varios aspectos específicos», comenta. «Sin embargo, estamos convencidos que una cambio de matriz energético exitoso a nivel alemán sólo puede tener éxito en el contexto de un cambio integrado a nivel europeo. Hay algunos aspectos europeos e internacionales en la ENavi. Tal vez la ENavi puede ser un ejemplo para un proyecto europeo similar».

En el caso específico de Polonia, cree que sólo es válido un diálogo constante, en especial en lo referente a las futuras ventajas de costo.

«Los costos de producción en Polonia son de unos 100 euros por tonelada de carbón, más bien caro a nivel internacional. En China la misma tonelada es producida a 20 euros, en Estados Unidos por entre 50 y 60. Sin embargo, en Polonia mucha más gente trabaja en la industria del carbón que en Alemania, y gozan de muchos privilegios, lo que dificulta notoriamente el cambio estructural», dice.

En cuanto al gobierno galo, ya reconoció que debe diversificar tanto su provisión energética como producción eléctrica, dice. Por un lado, por razones de costo -a corto y mediano plazo- muchos reactores deberán ser renovados o apagados, sobre todo porque ya no hay grandes subvenciones o garantías estatales como en el pasado, sin hablar de los costos de cierre.

El otro aspecto, destaca Rückrad, es la reducción de la dependencia del uranio, al apuntar a la presencia militar francesa en Mali y el aseguramiento de las rutas de provisión del mineral. «Además las energías renovables ya son tan competitivas que justamente un país rico en sol y viento como Francia tiene grandes ventajas».

«Al otro lado hay mucha gente que se vería afectada por un cambio estructural de esa naturaleza. Hacerlo lo más soportable posible  es un gran desafío».

Soluciones globales

Los miembros del proyecto además están convencidos que podría generar soluciones globales a un problema mundial.

«La investigación de Alemania en energía, subvenciones incluidas, en las últimas dos décadas, ha contribuido  a que las energías renovables sean competitivas», dice Stückrad.

Por otro lado, admite que no hay una «one-fits-all-solution».

«El cambio de matriz energética de Alemania será diferente al chileno. Hay demasiadas diferencias entre los países a nivel de creación de valor económico, estructura, geografía, potencial para las energías renovables. Aún así podemos aprender mutuamente muchas cosas el uno del otro».

Un aporte de ENavi podría ser que las grandes tareas exigen abordajes integrales.

«No sólo hay que considerar aspectos individuales, sino ponerlas en un contexto general», señala. E insiste en que los procesos de toma de decisiones no pueden estructurarse desde arriba hacia abajo, sino que exigen un proceso de debate y decisión transparente, donde estén involucrados idealmente todos los actores sociales.

«Muy probablemente habrá menos soluciones globales, sino más bien muchas recomendaciones políticas diversas, que pueden tener efectos a distinto nivel. Un precio del CO2 seguramente tendrá un efecto a nivel internacional, mientras los procesos de movilidad lo harán más bien a nivel local».

De lo que está seguro es que el ENavi puede ser una especie de ejemplo de un tipo de «buena gobernanza» y un enfoque integral y transparente.

La apuesta chilena

En este contexto, Stückrad valora la creciente apuesta que Chile hace en las energías renovables, especialmente la solar y la eólica.

De hecho, junto a la ONU y algunos científicos chilenos, en 2011 el IASS presentó un estudio sobre el potencial de la energía solar en Chile al Ministerio de Energía, que tuvo efectos positivos en la elaboración del marco normativo. Por eso no le sorprende que en el último proceso de licitación para instalaciones solares en Chile hubiera precios de oferentes de 2 centavos de euro por kWh.

«Chile tiene un enorme potencial, no sólo para cambiar su propia generación energética hacia formas más sustentables, sino también para convertirse en un exportador energético. Y esto no sólo tiene que ser en forma de electricidad, sino en productos como combustibles sintéticos, materiales para la industria química o hidrógeno. Hay suficientes ejemplos que muestran con qué rapidez hay inversiones con precios energéticos bajos, lo cual en la generación limpia no sólo puede ser una ventaja económica,  sino también un aspecto del marketing. ¡Las posibilidades para Chile son enormes!».

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