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La vanguardia intacta de Grace Jones se estrena este viernes en In Edit

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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La cineasta Sophie Fiennes, la siguió durante 10 años recogiendo imágenes de sus giras y de la intimidad de la cantante detrás de los escenarios, un recorrido que permite sondear en parte a aquella persona extraña que aparecía como un misterio extravagante para el público conservador de los años 80. Tal vez la única imagen que habla de su pasado es una foto con Andy Warhol en la época en que formaba parte de la corte que junto al pintor construyeron las míticas noches en el Studio 54 de Nueva York. La película presentada por El Mostrador en el marco del festival Inedit


Quien espere ver en este documental de Grace Jones la escena de 1982 en que se come un gomero frente a un sorprendido Raul Matas en el estudio de «Vamos a Ver» se irá decepcionado. Primero porque este documental «Grace Jones: Bloodline and Bami» no es una colección de material de archivo, y por el contrario transita en un frenético y nómade presente, que muestra la vigencia de la artista. Jones el  año pasado celebró los 40 años de su primer disco Portfolio, que la convirtió en hija predilecta de París con su versión para acompañar el Campari de La Vie in Rose de Edith Piaf.

Segundo porque el episodio del gomero, rupturista, extraño y gracioso en el Chile de los 80, fue uno más en la vida de la actriz y cantante jamaicana, criada por su padrastro un pastor evangélico, que fue una influencia determinante en el hecho de que Jones fuera un símbolo de la vanguardia estética, expresada en su performance  y en su apariencia andrógina. Algo muy lejano a las convenciones de hace 40 años.

“No pretendía que la androginia se pusiera de moda. Crecí con tres hermanos y las faldas siempre fueron un problema porque quería competir con ellos. Y lo del pelo es porque era tan rizado que era muy doloroso peinarse, en cuanto pude me lo rapé, no estaba pensando en androginia: no quería perder tiempo en la peluquería”, dijo en una entrevista a propósito de la presentación de este documental el año pasado, en la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Toronto.

La cineasta Sophie Fiennes, hermana de los actores ingleses Ralph y Joseph Fiennes, la siguió durante 10 años  recogiendo imágenes de sus giras y de la intimidad de la cantante detrás de los escenarios, un recorrido que permite sondear en parte a aquella persona extraña que aparecía como un misterio extravagante para el público conservador de los años 80.

Tal vez la única imagen que habla de su pasado es una foto con Andy Warhol en la época en que formaba parte de la corte que junto al pintor construyeron las míticas noches en el Studio 54 de Nueva York.

Luego de su primer disco (tiene una decena de discos larga duración, aparte de decenas de Epes y otros tantos sencillos) Jones hizo paralelamente una carrera como actriz que entre otras cosas la convirtió en chica Bond junto a Roger Moore en En la Mira de los Asesinos (1985), donde coló a su novio de entonces Dolph Lundgren (que luego sería Ivan Drago en Rocky IV) y en la villana de Conan El Bárbaro (1984), junto a un novato Arnold Schwartzeneger.

Paralelamente la artista tiene una vida convencional, es padre de un hijo junto al fotógrafo Jean Paul Goude y abuela de una nieta nacida en 2009.  Cuando alguien quiere saber su edad la respuesta ha sido «pregúntenle al FBI» porque este año cumple 70 pero también se dice que nació poco después de 1952. Como sea la extravagancia radical con la que se dio a conocer al mundo, igual que esa voz de registro contra alto, siguen vigentes

La película presentada por El Mostrador en el marco del festival Inedit, se exhibe mañana en la misma semana que será estrenada en los cines de Estados Unidos.

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