Publicidad
Tiemblan las AFP y el sistema de salud: ciencia calcula una nueva expectativa de vida en 140 años CULTURA

Tiemblan las AFP y el sistema de salud: ciencia calcula una nueva expectativa de vida en 140 años

El hecho tiene una serie de implicancias, no solo para el sistema de salud, sino también en el aspecto laboral, sanitario y las pensiones. En 2050, un 25% de la población será mayor de 60 años en Chile; de no haber cambios, sobre todo el sistema de salud «va a colapsar», según advierte el científico Claudio Hetz, de Centro de Gerociencia . «Además, si nos mantenemos saludables por más tiempo, va a cambiar la etapa laboral. A los 50 pueden pensar en estudiar otra carrera. ¿Por qué no, si van a vivir más de cien? Las etapas de la vida se van a ver trastrocadas», complementa la sicóloga Daniela Thumala, del mismo centro.


Los avances de la ciencia podrían permitir que los niños nacidos en la actualidad alcancen hasta los 140 años de vida.

El hecho tiene una serie de implicancias, no solo para el sistema de salud, sino en el aspecto laboral, sanitario y las pensiones. En 2050, un 25% de la población será mayor de 60 años en Chile; de no haber cambios, sobre todo el sistema de salud «va a colapsar», según advierte Claudio Hetz, investigador del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO).

«Chile es uno de los países más envejecidos», señala Daniela Thumala, otra integrante del mismo centro. «Tenemos una expectativa de vida más alta que Estados Unidos. El problema es que envejeció rápidamente. Tenemos colas en los consultorios y son de la tercera edad. Es un problema que no anticipamos. Nos falta para ser un país desarrollado, aunque tenemos el envejecimiento de uno, una mezcla no muy buena», precisa.

Actualmente, el GERO trabaja en varios proyectos, como el estudio de enfermedades asociadas al envejecimiento.

Entre otros, con biólogos, sociólogos, sicólogos y matemáticos, está haciendo un seguimiento de un grupo de 300 personas de la tercera edad para explicar por qué algunos envejecen «bien» y otros «mal», y poder planificar una estrategia de salud pública a partir de los resultados.

La droga de Isla de Pascua

Hetz explica que, según los datos de los estudios epidemiológicos más recientes, el hombre podría alcanzar los 120 años de vida, pero que con una nueva droga, la rapamicina, que ya se usa en humanos para evitar el rechazo de transplantes, ese plazo se podría extender un 15% más.

La rapamicina proviene de un organismo que habita en Isla de Pascua y ha sido mayormente usado en ratones. Allí se observa que no solo viven más, sino que fueron también «más saludables».

«El envejecimiento es un proceso que está controlado biológicamente, que no es solo el desgaste del cuerpo. Estás basado en moléculas, en genes, por lo tanto puede ser modificado», dice Hetz. «La rapamicina te demuestra que el curso del envejecimiento puede ser modificado. Esos animales no estaban enfermos. La rapamicina extendió su expectativa de vida y de salud», detalla.

Entre otros, sus efectos son «holísticos», porque «mejora el equilibrio de proteínas, modula el sistema inmune y mejora el metabolismo». Sin embargo, al tener efectos positivos y negativos, como la quimioterapia, no se ha utilizado.

Vida útil

Si la expectativa de vida de un chileno nacido en 1900 era de 25 años y hoy es de 80, ¿cuál es la «vida útil» de un ser humano?

«En el año 2017 hubo un debate muy grande en la revista Nature, con dos papers. El primero decía que había un límite a la expectativa de vida humana, pero el segundo sugirió que no hay límite, sino que ha ido cambiando a medida que pasa el tiempo. Cada vez vivimos más, así que en teoría no hay límite», responde Hetz.

El investigador apunta a que hay especies que viven menos que el ser humano («horas, días») y otras mucho más. Un ejemplo es el alerce andino, que crece en Chile, y que alcanza entre 1.500 y 2.000 años, pero del cual se han encontrado ejemplares de 4.000 años de edad.

«Esto es biología. Si uno entiende bien las moléculas, por qué las células envejecen, los genes que controlan el proceso de envejecimiento, se podría modificar», señala Hetz, mientras apunta a otros factores ralentizadores, como una mejor alimentación o la misma rapamicina.

¿Cuál es la explicación «biológica» de la muerte?

«Los tiempos de vida probablemente tienen que ver con la adaptación a cambios en los ecosistemas, en las tasas necesarias para que un organismo cambie, evolucione, de acuerdo a los cambios en el entorno». Sin embargo, los cambios en la expectativa de vida de la humanidad son mucho mayores que lo que habría ocurrido naturalmente, destaca. «Hemos causado un problema natural, fuimos más allá de la evolución», sentencia.

«Estamos viviendo más de lo que estábamos diseñados, por eso desarrollamos enfermedades que no desarrollaríamos, como Alzheimer, Parkinson. Antes la incidencia probablemente era mucho más baja, porque su principal factor de riesgo es el envejecimiento. Va aumentando paulatinamente desde los 55 años. Mientras más envejeces, la posibilidad de una enfermedad crónica es cada vez mayor», explica.

Más salud

Hetz resalta que las investigaciones actuales no solo buscan mejorar la expectativa de vida, sino también de salud. Es decir, pasar sano un mayor tiempo.

«Lo que se ha demostrado en animales es que, si extiendes un poco la expectativa de vida, modificando los pilares fundamentales del envejecimiento a nivel biológico, el efecto en la expectativa de salud es mucho mayor. El envejecimiento es el principal factor de riesgo para el desarrollo de las enfermedades crónicas, con lo cual esto va a tener un impacto a nivel de salud pública».

Un ejemplo de esto es lo que sucede en Estados Unidos. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud de 2012, en aquel momento las enfermedades crónicas consumían el 75% del presupuesto, «en parte como resultado del envejecimiento de la población del país».

«Hay diferentes formas de envejecer: una saludable, normal, y otra que es patológica», explica. «Ahora tratamos de saber por qué algunos envejecen mal y desarrollan Parkinson, Alzheimer, diabetes, frente a otros que mueren sin enfermedad. Si uno entiende por qué pasa eso, a nivel molecular, y después lo modifica con droga, la probabilidad de que la gente enferme bajará tremendamente», afirma.

También acá va a haber un impacto en la salud, porque, como explica Hetz, actualmente, cuando llega el tratamiento, en la mayoría de los casos la enfermedad lleva muchos años y termina siendo paliativo.

Aunque no hay una receta, Hetz señala que factores que ayudan a envejecer bien son hacer ejercicio, estar activo intelectualmente y una alimentación moderada.

«Hay ciertos aminoácidos en la comida que impactan negativamente», destaca Hetz. En su caso, por ejemplo, estudian el equilibrio de las proteínas y cómo un fallo en este aspecto afecta negativamente al cerebro.

Las consecuencias

Un punto aparte son las consecuencias del envejecimiento. Thumala, sicóloga del GERO, explica que algunas consecuencias se pueden anticipar, mientras que otras, no.

«El fenómeno del envejecimiento poblacional es inédito en la historia de la humanidad. Nunca antes, en nuestra historia, la población había envejecido como ahora.  La vejez era patrimonio de unos pocos. Ahora la mayoría de la gente llega a la vejez y la vejez dura mucho rato. Es un problema evolutivamente muy joven», dice.

«Va a tener consecuencias que ni siquiera podemos anticipar. Va a impactar en el sistema económico, con el tema de las pensiones. Ese es un desafío para la economía», advierte. «¿Cómo vamos a sustentar las pensiones? Si la gente vive hasta los 120 años, ¿se va a jubilar a los 60? Si llegas a los 100 y luego vives 20 años postrado, ¿quién lo va a financiar?», se pregunta.

«Además, si nos mantenemos saludables por más tiempo, va a cambiar la etapa laboral. A los 50 pueden pensar en estudiar otra carrera. ¿Por qué no, si van a vivir más de cien? Las etapas de la vida se van a ver trastrocadas», apunta.

Un ejemplo de esto es lo que ya está sucediendo con la adolescencia, que dura mucho más, mientras antes el paso de infancia a adultez era sin intermedios. Por lo mismo también se ha retrasado la maternidad hasta después de los 30 años. «Imagínate todo lo que puede cambiar si vamos a vivir más de cien años», plantea.

Otra consecuencia van a ser las relaciones intergeneracionales. «Ya no vas a tener un padre y un abuelo, sino un abuelo y un tatarabuelo. A lo mejor alguien ya no va a tener que cuidar solo a su tata, sino tres o cuatro generaciones para arriba», puntualiza.

El trato de Chile

Uno de los problemas de nuestra cultura, según Thumala, es que vemos la vejez como algo «indeseado». «Todos queremos vivir más, pero nadie quiere ser viejo. La tele te dice que el ‘viejazo’ es lo peor que te puede pasar. Hay un reduccionismo brutal: asociamos la vejez al declive biológico», afirma.

«Nosotros no somos solo nuestro cuerpo, también somos un sistema psíquico. A lo mejor tu cuerpo se puede deteriorar en algunos aspectos, pero tu siquis se sigue desarrollando. La gente cree que lo viejo se deteriora como en global, pero no es tan así. Muchas personas mayores han aprendido a ser más flexibles, más tolerantes, aunque no todos», señala.

Thumala advierte que tenemos una cultura «viejista», así como hay una cultura «racista» o «sexista». «Es de las discriminaciones más fuertes que hay, aunque se nota menos», sostiene. Un ejemplo son los casos de personas que han querido renovar sus tarjetas de crédito y solicitado un crédito de consumo, que les ha sido negado por un tema de edad. O cuando una persona acompaña a un adulto mayor al médico y el profesional le habla al acompañante, porque asume que el paciente tiene menos capacidades para darse cuenta de lo que le pasa.

«Estamos llenos de tratos infantilizadores hacia los viejos. No se los trata adecuadamente, y eso es maltrato», alerta.

Una buena vejez

Thumala menciona varios factores para «un buen envejecer». Uno son las relaciones intergeneracionales.

«La gente que tiene una visión mejor de la vejez es la que convive con adultos mayores. Estar con una persona vieja es estar en contacto con un mundo muy distinto al cúmulo de creencias negativas que tenemos. Porque al joven de ahora le va a tocar mañana. Arrancarse de la vejez es una mala receta», enfatiza.

Para ella debemos internalizar que «la vejez es una etapa que viene sí o sí, salvo que te atropellen mañana, que va a durar muchísimo tiempo, y que puede ser mejor de lo que uno cree, siempre y cuando uno se prepare para eso, cuidando el cuerpo, preparándose económicamente y también en las redes sociales: hay que cuidar los amigos».

La especialista destaca este punto: la vida de una persona no puede recaer solo en su familia, debe tener un círculo de amistades más allá y estar integrada a la comunidad. Aunque no es fácil conocer nuevos amigos o reemplazar una pareja de cincuenta años, se pueden hacer nuevas amistades en clubes, asociaciones y talleres.

Otro factor es tener un proyecto personal y cultivar intereses. «Todo eso te ayuda a estar mucho mejor. No hay que ver la vejez como una etapa esperando la carroza, porque, si es así, la vas a transformar en eso», apunta.

No hay un recetario: cada uno lo hará a su manera. A algunos les gusta ir a la plaza, a otros no. «Tiene que haber espacios de integración, pero que cada uno lo llene según sus características», añade.

Finalmente, la experta señala que el nuevo escenario trae también una serie de oportunidades.

«Uno tiene más posibilidades en una misma vida. Ya no te juegas todo en una sola. Tienes mucho más tiempo para equivocarte y retomar un camino alternativo, a nivel afectivo, laboral, de proyectos, de estilo de vida. Tienes la posibilidad de equivocarte y reiniciarte más veces», expresa.

«A nivel personal también creo que tiene sentido que la humanidad tenga una masa crítica mayor, de personas con más experiencia. Habría que ver ahí qué podemos aprender, porque ni todos los viejos son mañosos ni todos son sabios. Si nos limpiamos un poco del ‘viejismo’, veremos lo que los adultos mayores tienen para ofrecernos», asegura.

«El envejecimiento nos va a obligar como sociedad a preguntarnos del tema del sentido. ¿Qué pasa con alguien cuando deja de trabajar, deja de producir, deja de importar la belleza física, tan hipervalorada en nuestra cultura? ¿Dónde está su valor? La vejez nos obliga a hacernos esa pregunta, y eso me parece positivo», sostiene.

Publicidad

Tendencias