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La caótica gestión de Alejandra Pérez que terminó con su salida del Ministerio de Cultura CULTURA

La caótica gestión de Alejandra Pérez que terminó con su salida del Ministerio de Cultura

Experiencia en comunicación estratégica no le faltaba. Asesoró ministerios en el primer gobierno de Bachelet y siempre fue mujer de confianza para el ex ministro DC René Cortazar. Habilidad para moverse en los pasillos del poder tampoco. Ascendió en Canal 13 hasta ocupar la Dirección Ejecutiva. Pero en Cultura no fue capaz de formar equipos, cometió errores comunicacionales, mostró desconexión total con los temas sectoriales y no alcanzó a desarrollar ningún programa importante.


Alejandra Pérez tenía una vida tranquila y exitosa en el mundo privado. Periodista de la Universidad Católica, fue directora de comunicaciones y asuntos públicos en Telefónica y en los últimos ocho años estuvo en distintos puestos en el organigrama de Canal 13, desde la Gerencia de Comunicaciones hasta la presidencia del directorio, pasando por la Dirección Ejecutiva en el canal de Andrónico Luksic, cargo que dejó después de casi 18 meses para aterrizar en el Gobierno.

Llegó a Canal 13 con el ex ministro DC de Transportes René Cortázar, con quien tuvo una larga relación profesional. Pérez antes de posar en la foto de Cerro Castillo con el resto del gabinete hace cinco meses, tenía experiencia en el sector público. Pero desde un lugar muy discreto. Fue asesora de comunicaciones en los ministerios de Transportes, con Cortázar, Educación y Vivienda.

Sin embargo, la experiencia de estar en la primera línea de la política, a cargo del recién creado Ministerio de las Culturas, el Arte y el Patrimonio, fue difícil desde el principio. A fines de abril, poco después de asumir, dio una confusa entrevista en El Mercurio de Valparaíso, en la que dejó clara la certeza del aforismo «casa de herrero cuchillo de palo». Tampoco le sirvió la habilidad política de su pareja el periodista Cristian Bofill, ex director de La Tercera y jefe de prensa de Canal 13.

Algunas de las respuestas en esa entrevista revelaron que al parecer nadie la asesoró y quedó a la vista su falta de información respecto a temas sectoriales. Por ejemplo, afirmó que entre sus prioridades estaba implementar el teatro itinerante. Una política que ya existe y estaba en pleno desarrollo. Algo que quedó en evidencia, no sabía.

En cuanto a la importancia de las actividades culturales en los niños, en un ejercicio similar al del otro, ahora, ex ministro Gerardo Varela, que trató de «campeones» a sus hijos en la arena sexual, la ex ministra de Cultura Alejandra Pérez cometió otro «autogol» al recurrir al desinterés de sus propios hijos ante la oferta cultural para generalizar a los jóvenes, y de paso, calificar de «cuestiones» a la oferta cultural.

«Tengo hijos de esa edad, sé que tú le das un vale cultura para ir a ver una cuestión y la venden. Esa cuestión hay que promoverla mucho más en los niños», sostuvo entonces Pérez.

Luego de la entrevista, la ex ministra le pidió la renuncia a su jefe de prensa, el periodista José Andrés Alvarado, antiguo subeditor de Espectáculos de El Mercurio, y que permanecía en el puesto desde que trabajó con el ministro anterior Ernesto Ottone.

Pero no era ni de cerca el primer cambio en el equipo de asesores de la ministra Pérez. Tres días duró su primera jefa de gabinete Paula Bardón, por una relación que rápidamente se tornó insostenible con la ministra. En su reemplazo nombró a Carolina Roberts, a quien conocía desde Canal 13. Pero tampoco duró. Presentó su renuncia en mayo de este año. Hasta ahora el cargo de jefe de gabinete lo ejercía Orlando Álvarez quien es hombre del subdirector del CNCA Carlos Lobos.

Confirmando que el conflicto con sus equipos fue tendencia, Felipe Encinas jefe de prensa del ministerio, también dejó el puesto pero no salió de la entidad y emigró hacia la subsecretaría que encabeza Juan Carlos Silva.

Si el Ministerio de las Culturas y las Artes tiene una plataforma inmejorable para lucirse y capitalizar a quien lo encabece, como en el caso de Luciano Cruz-Coke, en el caso de Alejandra Pérez fue el lugar para mostrar su impericia política. Otro de los episodios donde generó problemas y no halagos, fue en la muestra «Héroes de la Libertad» del Museo Histórico Nacional, a comienzos de mayo, donde Pinochet aparecía entre los próceres de la patria.

Pérez de esta manera pavimentó su camino al despido para ser reemplazada por el escritor Mauricio Rojas, un ex militante del MIR, converso hacia la derecha que trabajaba como «escritor fantasma» en la Presidencia.

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