CULTURA
“Pensé en explicarle lo bien que se sentía estar allá afuera una vez que te acostumbrabas, cuando el pecho te dejaba de picar por dentro. La luz del sol cambiando del amarillo al naranjo y después al violeta. El silencio largo entre las pisadas. Quise confesarle que empecé por necesidad. Correr para no estar en ninguna parte. No tenía un lugar, un refugio y encontré la manera de fabricarme uno propio estando siempre en movimiento”.
[cita tipo=»destaque»]Freddy Mercury, un perro santiaguino adoptado por Simona, aporta una cuota de humor a la novela, y también la tristeza y la pena que producen las separaciones, que en El final del sendero se repiten a lo largo de sus páginas.[/cita]
Carolina Brown (1984) debuta en el género de novela con El final del sendero. Bajo una escritura íntima, algunas veces abusando de anécdotas triviales, la autora se lanza en una carrera para mostrar las relaciones de la protagonista Simona, tanto con su colegiala amiga Lucy; posteriormente con la excéntrica Jota (Josefina), su fallecido padre Claudio, y Gloria, su madre alcohólica.
Ambientada entre Villarrica, Ñuñoa y el cerro El Carbón, en diferentes espacios de tiempo, Simona describe las alegrías y sinsabores de sus relaciones amorosas, las amarguras con las que se encuentra en el camino, el jogging que practica, la naturaleza humana y la forma de ver la vida desde el punto de vista de una adolescente, por una parte, y de una mujer de más de 30 años, después.
Freddy Mercury, un perro santiaguino adoptado por Simona, aporta una cuota de humor a la novela, y también la tristeza y la pena que producen las separaciones, que en El final del sendero se repiten a lo largo de sus páginas.
Con altos y bajos en la lectura, la primera novela de Brown (ganadora 2014 del Concurso Cuento Joven Nicomedes Guzmán de la Sociedad de Escritores de Chile), es una zancada correcta en la búsqueda de una potente voz propia, la que todavía puede avanzar a un mejor tranco.
El final del sendero
Carolina Brown
Editorial Planeta Chilena S.A.
2018
