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Autobiografía de la hija de Régis Debray: ¿Y si fuera la hija del delator del Che? CULTURA|OPINIÓN

Autobiografía de la hija de Régis Debray: ¿Y si fuera la hija del delator del Che?

María José Quesada Arancibia
Por : María José Quesada Arancibia Licenciada en Filosofía. Coordinadora general en El Mostrador
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“Cuanto más se ama a alguien menos debe adulársele; el verdadero amor es el que nada perdona”. Con esta frase de Molière, -a modo de advertencia y justificación-, Laurence Debray comienza su libro autobiográfico “Hija de Revolucionarios”. En él, más que reconstruir su propia historia, intenta comprender la vida de sus padres, el filósofo althusseriano y marxista francés, Régis Debray y la Antropóloga venezolana, Elizabeth Burgos.   


Si leyéramos el nacimiento de Laurence Debray en términos marxianos,  podríamos señalar que este acontecimiento en la vida de Régis y Elizabeth provocó una ruptura epistemológica en la relación. En “Hija de Revolucionarios”, traducida al español por Cristina Zelich y publicado en octubre del 2018 por Editorial Anagrama, Laurence reconstruye un relato que esboza los ideales revolucionarios de toda una generación que se rebeló ante el statu quo dominante de aquellos años.  

Conocida como la biógrafa del Rey Juan Carlos de España, esta hija de revolucionarios decidió contar la historia suya y de sus padres ante la pregunta inquisidora de un periodista sobre la supuesta traición cometida por su padre al Che Guevara, suceso que le habría costado la vida el año 1967 en Bolivia.

“¿Y si fuera la hija de un delator? ¿Y si hubiera vivido hasta ahora en la impostura? Una sensación de malestar se apoderó de mí. Y de repugnancia ante tanta cobardía y ambivalencia. Mientras los adolescentes y los adolescentes eternos, enarbolen camisetas con el retrato de Ernesto Guevara por todo el mundo, el asunto seguirá siendo embarazoso… ¿Qué les contaré a mis hijos cuando llegue la edad de la rebelión y la admiración por los revolucionarios?”.

Ante estos cuestionamientos es que Laurence -recién embarazada- dio curso a esta investigación que narra parte importante de lo que la constituye. El libro se divide en dos partes, marcado por su nacimiento en 1976.  

La primera parte cuenta el viaje del joven intelectual francés (Régis) a Bolivia, quien iba con la idea de “impulsar un segundo Vietnam latinoamericano” junto al Che Guevara en febrero de 1967. Sin embargo, a los pocos meses el Che le pide que cambie sus planes: “Danton (su seudónimo en la guerrilla) viene a quedarse pero yo le pedí que volviera a organizar una red de ayuda en Francia y de paso fuera a Cuba, cosa que coincide con sus deseos de casarse y tener un hijo con su compañera.” (Diario del Che). En esa vuelta es tomado prisionero por el ejército boliviano y condenado a 30 años de prisión junto al argentino Ciro Bustos. Existen versiones encontradas sobre quién de los dos entregó la información necesaria que posibilitó el asesinato del Che, pero Régis lo niega y su hija lo explica en este libro.

El padre de Laurence fue liberado en la navidad de 1970 gracias a una campaña internacional liderada por Sartre, Malraux, de Gaulle y Pablo VI. El primer país que pisó en libertad junto a su pareja Elizabeth fue Chile. “Para ellos Allende era un burgués demócrata, por lo tanto un hombre poco recomendable, que no quería someterse al dictado de la revolución cubana”. Asimismo comenta la estadía en Isla Negra, en la casa de Pablo Neruda “mi madre me habló de los objetos insólitos traídos de viajes, de los imponentes mascarones de proa y los instrumentos de navegación que decoraban el refugio de aquel generoso escritor (…) Neruda murió pocos días después del golpe de estado del general Pinochet. De un cáncer o de envenenamiento”.  

La segunda parte de este libro, Laurence lo aboca más a su experiencia como hija de revolucionarios, en donde deja entrever cierta ausencia de ambos en su formación “soy más nieta de mis abuelos, con los que he tenido una relación más íntima», afirma en uno de sus pasajes. Asimismo, su irrupción en la vida de este joven matrimonio lo menciona como “el producto de una debacle conyugal. El aburguesamiento era un repelente absoluto; la fidelidad era tan deshonrosa como el aburguesamiento: mi llegada era como un pelo en la sopa. No iba a ser un punto de anclaje, sino el testigo de un desmoronamiento”.

De hitos que marcaron su infancia, cuenta la anécdota de cuando tenía 10 años y Régis Debray, quien en esa época se convirtió al socialismo y trabajó junto a François Mitterrand, le anunció que era el momento de elegir una posición política y para ello la envió un mes a Cuba y otro a Estados unidos, así al volver tendría claridad de qué elegir, si el comunismo o el capitalismo. Al volver “le dije a mi padre que entre Cuba y Estados Unidos yo optaba por la vieja Europa, bastante moderada y confortable”.

En su viaje a Cuba describe el episodio con el chileno Max Marambio, supuesto amigo de sus padres que desapareció con su plata: “Al llegar a Cuba el amigo de mis padres desapareció con mis dólares. Desde entonces se ha hecho millonario, cómodamente instalado en Chile, tras realizar un negocio lucrativo en Cuba. Espero que algún día sienta remordimientos y me devuelva el dinero con los intereses acumulados durante treinta años. Incluso los estafadores comunistas tienen conciencia. Sigo convencida de ello. No es fácil deshacerse de las ilusiones”.

“Los ideales no me hacen soñar: soy pragmática, realista y me baso en los hechos”, dice de sí misma. Tomando distancia absoluta del compromiso político de izquierda de sus padres, Laurence nunca los comprendió y a diferencia de ellos estudió economía y finanzas, trabajó en Wall Street, formó una familia y es admiradora de Juan Carlos I.

Laurence Debray,“Hija de Revolucionarios”. Editorial Anagrama

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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