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Involucrar a la ciudadanía: la fórmula de politólogo francés para salir de crisis de representatividad CULTURA

Involucrar a la ciudadanía: la fórmula de politólogo francés para salir de crisis de representatividad

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Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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El experto en teoría de representación y democracia participativa, Loïc Blondiaux, conversó con El Mostrador sobre la crisis de representatividad que sufren las democracias actuales y que tienen como consecuencia masivas protestas sociales: “Los movimientos sociales recientes que cuestionan el poder, tanto en Chile como con los Chalecos Amarillos en Francia, nacieron fuera de los partidos”. También dijo que una participación directa de la ciudadanía puede ser la solución a esta crisis.


El politólogo francés Loïc Blondiaux, destacó las nuevas formas de hacer democracia y la importancia que tiene el debate en el contexto actual. Con el apoyo del Instituto Francés en Chile, el cientista político conversó con El Mostrador sobre la crisis de la democracia representativa que afecta tanto a nuestro país como al mundo, tras participar el jueves pasado en la última jornada del Congreso Futuro en el panel “Deliberar”.

Tras las inquietantes cifras de la última encuesta CEP –que revelaron que el Presidente Sebastián Piñera cuenta con un 6% de aprobación– surgen dudas sobre la legitimidad de la democracia representativa, un cuestionamiento no solamente ocurre en Chile.

El profesor del Instituto de Estudios Políticos de Lille y de la Universidad París, cree que hay una crisis de representatividad que afecta a las democracias actuales y que los movimientos sociales como el de los Chalecos Amarillos en Francia o acá en Chile, son un claro reflejo de esto. “La democracia supone que, una vez elegidos, los gobiernos puedan tomar decisiones que se impongan a la totalidad de la ciudadanía sin que la legitimidad de esas decisiones sea cuestionada. Sin embargo, se constata que hoy en día, en la mayoría de las democracias, los gobiernos no se benefician más de esta presunción de legitimidad”, comentó Blondiaux.

[cita tipo=»destaque»]Explicó que en Francia realizaron, junto con la Fundación Hulot, una propuesta de reforma constitucional compuesta por tres etapas: primero se invita a deliberar en cabildos, luego una síntesis de lo conversado sube a una asamblea compuesta por personas elegidas al azar y, finalmente, una asamblea constitucional donde representantes elegidos al azar y representantes de los partidos políticos redacta un texto constitucional, que es aceptado o rechazado por el conjunto de la ciudadanía a través de un plebiscito. “Esta forma de ‘constitucionalismo deliberativo’ me parece hoy en día esencial. El aporte de ciudadanos comunes y corrientes en este proceso es indispensable”, concluyó Blondiaux.[/cita]

Según el académico hay una crisis en la democracia representativa que está ligada a las personas que están gobernando, donde la ciudadanía no se reconoce en la élite política. “El personal gobernante pertenece, casi siempre, a las categorías superiores de la población. Algunos hablan de los parlamentarios occidentales como ‘viejos, hombres, blancos y educados’. Es difícil para los ciudadanos que no pertenecen a esas categorías reconocerse en esos gobiernos”, planteó.

La representación, agregó, constituye un espejo deformado de la población, un sentimiento que se generaliza fuera de las élites gobernantes y, como estas no comparten las condiciones de vida de la ciudadanía, no son capaces de representarlas.

Los movimientos sociales actuales son un reflejo de la crisis de representatividad, como el movimiento de los Chalecos Amarillos y la protesta social francesa que movilizó a alrededor de 300 mil personas durante 27 semanas desde noviembre de 2018. “La era de los ‘partidos de masa’ que pudimos ver en el siglo XX sufrió una revolución. Los movimientos sociales recientes que cuestionan el poder, tanto en Chile como con los Chalecos Amarillos en Francia, nacieron fuera de los partidos y a estos les cuesta controlarlos o recuperarlos”, sentenció

Además, piensa que “el resentimiento se transforma progresivamente en rabia y los ciudadanos tienen el sentimiento de que, pese a lo que digan o por quién voten, las políticas públicas le dan una ventaja sistemática a la fracción más rica de la población”.

Plebiscito de abril

Blondiaux precisó que los plebiscitos son una excelente forma de hacer política que incluya a todos y todas: “La reivindicación de una nueva Constitución existe donde, tanto en Chile como en Francia, las instituciones consagran una visión muy ‘vertical’ del poder. Para pensar tal cambio constitucional, es esencial permitir la implicación de los ciudadanos (…). Soy un defensor de los plebiscitos, siendo consciente de los límites que tienen. En realidad, todo depende de la pregunta y el momento en que es realizada, así como de la modalidad de la organización de la campaña”.

Explicó que en Francia realizaron, junto con la Fundación Hulot, una propuesta de reforma constitucional compuesta por tres etapas: primero se invita a deliberar en cabildos, luego una síntesis de lo conversado sube a una asamblea compuesta por personas elegidas al azar y, finalmente, una asamblea constitucional donde representantes elegidos al azar y representantes de los partidos políticos redacta un texto constitucional, que es aceptado o rechazado por el conjunto de la ciudadanía a través de un plebiscito. “Esta forma de ‘constitucionalismo deliberativo’ me parece hoy en día esencial. El aporte de ciudadanos comunes y corrientes en este proceso es indispensable”, concluyó Blondiaux.

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