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Gaspar Antillo, director de la cinta chilena que se estrena en Netflix, y su amor por los outsiders CULTURA Crédito: Josefa Fernández

Gaspar Antillo, director de la cinta chilena que se estrena en Netflix, y su amor por los outsiders

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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«Nadie sabe que estoy aquí» cuenta la historia de un exniño símbolo de un concurso musical chileno de la TV de los años 80 y un presente gris como anónimo. «Yo nací el 83. La tele estuvo súper prendida en esa época con programas que tenían que ver con esto, con el éxito, los niños, el Clan Infantil. Todo ese mundo me causaba curiosidad. ¿Quiénes eran esas personas?, es la pregunta que me hago ahora. ¿Qué pasa detrás de esas personas? ¿Qué pasó con una persona que participó en eso y hoy está en un mundo que no tiene nada que ver con aquello?», reflexionó el director.


Nadie sabe que estoy aquí es una película reflexiva sobre el mundo del espectáculo de los años 80 y el peso del pasado, del cineasta chileno Gaspar Antillo (Santiago, 1983), que se estrena este miércoles en Netflix.

En la cinta, el actor estadounidense de origen chileno Jorge García (conocido por su papel en la serie Lost) vive con su tío (Luis Gnecco) en una casa aislada en el sur del país, a orillas de un lago y frente a un pequeño pueblo, agobiado por cómo en un concurso musical televisivo, siendo él un niño, su padre (Alejandro Goic), de la mano de un productor inescrupuloso, le arruinaron la vida. García lo enfrentará de la mano de una mujer que aparece en su vida (Millaray Lobos).

En su ópera prima, Antillo trabaja a partir de la influencia que tuvo para él crecer con la televisión de Don Francisco y la dictadura, pero también el mundo actual de los videos en las redes sociales. La película fue filmada junto al lago Llanquihue y cuenta con música de Carlos Cabezas.

Antillo tuvo hace muchos años la idea de filmar sobre un personaje introvertido que viviera totalmente apartado del mundo «y que tiene un trauma relacionado con el mundo del espectáculo, refugiado en un lugar que no tiene mucho que ver con las luces y el neón de su pasado».

Este argumento lo empezó a trabajar luego con Josefina Hernández y Enrique Videla. «Siempre me llamó la atención el mundo de las imágenes. Una cosa es el mundo del espectáculo y el set de televisión y, otra, lo que hoy son los celulares con las selfies y cómo se perpetúan las imágenes de nosotros», expresó el director.

«Yo nací el 83. La tele estuvo súper prendida en esa época con programas que tenían que ver con esto, con el éxito, los niños, el Clan Infantil. Todo ese mundo me causaba curiosidad. ¿Quiénes eran esas personas?, es la pregunta que me hago ahora. ¿Qué pasa detrás de esas personas? ¿Qué pasó con una persona que participó en eso y hoy está en un mundo que no tiene nada que ver con aquello?», reflexionó Antillo.

Otro actor de la película es sin duda el paisaje. Antillo siempre pensó en el sur de Chile, aunque no sabía exactamente donde. «El sur tiene una majestuosidad y una cosa en la flora, en los follajes de los árboles, que tiene la sensación de refugio, una geografía que me parecía interesante para estar oculto», explicó.

El director y su equipo halló la locación definitiva en una casa ubicada frente a Puerto Octay, en el lago Llanquihue. «Era bonita la idea de que estoy guardado, pero igual viendo que existe vida al frente mío», comentó en referencia a las luces del pueblo que el protagonista ve de noche, cuando hace una fogata.

Aunque tiene familiares en el sur, este cineasta trató la locación igual que su personaje: como forastero, alguien que no pertenece a ese lugar.

Protagonista

En la cinta también fue clave la elección de García como el personaje principal. Su faceta como vocalista de una banda ayudó una enormidad para la interpretación del tema central del filme, compuesto especialmente en inglés por Cabezas. Una canción nueva, aunque suene como un clásico, como justamente era la idea del director.

«A mí me gusta mucho una banda que se llama Weezer y él es parte de la portada de un disco de ellos. Hay un par de videos donde Jorge toca con ellos en vivo. Son bien bootleg, hechos desde el público».

A esto se sumó la participación del actor en una serie llamada Hawaii Five-0, «donde canta un tema de Elvis y es impresionante». Fue entonces que le mandaron el guión y le encantó: «Todo partió por la voz de Jorge y de cómo este personaje medio desterrado, que viene de este mundo medio de Miami y la televisión llega a este lugar, y qué pasaría. Ahí como que la historia agarró otra dimensión, otro grosor».

Jorge García en Nadie sabe que estoy aquí.

Eso explica que García efectivamente sea quien cante en la película, sin doblaje de ningún tipo. «El secreto de la película es ese deseo de cantar, ese impulso artístico, al final», dijo.

La filmación de la cinta fue de 24 días, entre octubre y noviembre de 2018, y la dirección de García fue en una mezcla de inglés y español. El actor tiene nociones de castellano, porque su madre es cubana y su padre es chileno. «Tiene esa raíz (del idioma), pero no lo practica a diario», explicó.

Antillo agregó que algunas cosas eran mejor en su idioma materno, porque la variante chilena tiene muchos modismos: «Igual siento que de la mitad del rodaje en adelante terminamos hablando en ‘chileno'».

Los otros actores se fueron sumando de manera natural, en una cinta donde también actúan Roberto Wander, Solange Lackington y Eduardo Pacheco.

Imagen de la cuenta de Twitter Cinemachile (@cinemachile).

«Fuimos tratando de armar a partir del círculo más cercano. Yo hablé con Gnecco, él conocía la historia de hace tiempo y accedió a hacerlo. Luego llegó Millaray, a quien no conocía mucho. Ella viene del teatro y recién ahora está haciendo más cosas de cine y televisión. Todos fueron reaccionando bien al guión, fuimos sintiendo empatía», explicó el director.

Netflix

Antillo se manifestó sorprendido con lo que ha pasado con la cinta, que este año ganó un premio en el festival de Tribeca. «Ha sido lindo el reconocimiento», expresó, aunque también dijo que ha sido extraño en medio de la pandemia y el confinamiento que afectan al mundo, y que impidieron el estreno de la película en salas, tal como estaba previsto.

Netflix estuvo involucrado desde el guión. «Confiaron en lo que estábamos haciendo, les interesó y quisieron sumarse», dijo, aunque también hubo fondos chilenos.

Antillo había hecho un cortometraje antes, Mala cara (2015), con el cual compartía a un personaje «que se sentía apartado o no perteneciente, outsider, para adentro, que están en busca de cariño, de ser reconocidos».

A pesar de haber hecho una cinta más bien reflexiva, el cineasta reconoció que el impulso de hacer cine fue gracias a las películas más mainstream de Hollywood, y directores como Steven Spielberg y Robert Zemeckis. «Sus películas –Los goonies o Volver al futuro– hicieron que me gustara el cine», contó y agregó que fue en la escuela de cine donde conoció el cine europeo, con Robert Bresson y Federico Fellini.

También siguió lo que sucedió con el cine chileno y películas más masivas, como El chacotero sentimental. «Eso también fue lindo de ver».

Aún así, en su debut eligió hacer una película donde resulta importante «lo que no se dice,  lo que no se cuenta (…). Supongo que eso tiene que ver con un proceso natural de ir consumiendo cine y cambiando el tipo de cosas que uno se ve, algo que se da con la edad», concluyó.

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