Publicidad
Crítica a libro “Desalojo de la naturaleza” de Juan Arabia: devuelta al mundo, alejado de la modernidad CULTURA|OPINIÓN

Crítica a libro “Desalojo de la naturaleza” de Juan Arabia: devuelta al mundo, alejado de la modernidad

«Desalojo de la naturaleza» está plagado de textos y subtextos, además de referencias directas al Márques de Pelleport, Théophile Gautier, Paul Verlaine, T.S. Eliot, Shakespeare, Coleridge, Chatterton, Yeats, Pound o César Vallejo, por nombrar algunos. Mención aparte es la influencia de Jean Arthur Rimbaud y su iconoclastia.


“Atravesé un corazón despierto como pocos. /Era un corazón sin fondo, sin piel, /y de un sonido inquietante”, fragmento del libro. 

Juan Arabia (Buenos Aires, 1983) es poeta, traductor y crítico literario. Egresado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, colabora en el Suplemento de Cultura del Diario Perfil y en Revista Ñ de Diario Clarín, entre otros. Fundador y director del sello editorial y revista Buenos Aires Poetry. Autor de numerosos libros de poesía, traducciones y ensayos, entre los que se encuentran: Il Nemico dei Thirties (Samuele Editore, Collana Scilla, 2017), L´Océan Avare (Al Manar, Voix Vives de Méditerranée en Méditerranée, 2018) y Hacia Carcassonne (Pre-Textos, 2021).

Desalojo de la naturaleza (Buenos Aires Poetry, 2018) es uno de esos poemarios que nos advierte desde el título, la intención del hablante lírico, o sea, de qué se escribe, y quizá por qué se escribe, yuxtaponiendo un acervo bibliográfico extenso con una lírica cuidada pero no por ello menos simple, al menos en apariencia.  

¿De qué nos habla Juan Arabia?

Ante todo, el desplazamiento a la naturaleza como un arribo a la introspección, donde sea posible el silencio y la lejanía. Esto implica, ante todo, el recuse de la ciudad en tanto existencia inauténtica y ruin. Así lo indican los primeros versos de Juicio y B. A.:

“Ciudad donde nací, /sucia como una esclava” (pág. 33). 

“Nos alejamos de la ciudad, /infortunio, infortunio, etcétera” (pág. 21).   

El “etcétera” bien podría constituirse en todos aquellos materiales que representan el habitar citadino, lleno de placeres burgueses, pero eludido de ser nombrado, puesto que no interesa. Más interesa el colibrí en la bauhinia, el fuego, los sauces, el sol. Los nuevos horizontes.

“En América las flores / alimentan legiones…Brota el alga / del renacuajo, el grillo sacude banderas” (pág. 29).

“Es el horizonte que se extiende, / poderosas puertas espirituales, / dentro del hombre y la naturaleza” (pág. 37). 

“Dama del campo, Naturaleza: /fúndete contra el rojo latido /del corazón al atardecer” (pág. 105). 

Escritor Juan Arabia

Hay una equivalencia entre voluntad y exterior, torciendo la pretensión metafísica del conocer asociado a la inteligencia-mente como oposición al cuerpo-mundo. Esto significa posicionarse en el ámbito de lo “bárbaro” y lo “malvado”, a contrapelo de la intelección civilizatoria. 

“Todos bárbaros y todos malvados. / Pecadora condición de la naturaleza” (pág. 49). 

“Y como halcones dorados, /seres imperfectos, imprevistos, /enfrentemos la moribunda /condición de la naturaleza” (pág. 97). 

No hay libertad en las cadenas, bien podría decirnos el poeta en estos versos:

“La esclavitud occidental, las ratas. / Acá mueren enfermos los sonidos / de cacería” (pág. 29). 

“Huyamos antes al corazón del bosque /y, viviendo de raíces y frutas silvestres, /olvidemos las sociedades de los ricos, /y pasemos el resto de nuestros /días entre lobos, /aullando sobre el infortunio /de la descendencia de Noé” (pág. 77). 

En el mismo poemario homónimo, encontramos las claves esenciales de este libro, cuyo sentido de “desalojo”, no debiera entenderse, a simple vista, bajo la leguleya de la modernidad de los objetos, comprados, transados o perdidos; sino desde una otra comprensión, vivificada a través de los sentidos: 

“Bajemos juntos a sentir el desalojo. / Escuchar el viento que se mueve /por encima del trigo: /la aguda guerra de metal (…) La fiera tormenta confederada /se afianza para siempre /dentro de los muros de las ciudades” (pág. 53). 

“Qué decía yo del desalojo. / Si no hay quietud en este encierro” (pág. 113). 

Por otro lado, su visión es caustica respecto al lugar de la poesía. Es más, en una lectura más crítica y personal, podríamos indicar los destinatarios de sus versos: a los autodeclarados bardos de la verdad, esos que abundan como monocordes y lisonjeros de un ética teñida de restricciones, y que hoy en día toman forma en la llamada corrección política.

“Depravados, pervertidores del lenguaje; aullando en el gallinero de la prensa. / Hoy ´la fama´ sólo reclama un /´cambio de personal´ (…) Forajidos del canon, sí, /con millas acumuladas /de prostitución y falsedad. /Huyendo de sus padres, /y sus hermanos, /olvidando todo exilio /toda tormenta” (pág. 69). 

“El galardón de la poesía, ¡hijo del medio de comunicación!” (pág. 81).

Desalojo de la naturaleza también está plagado de textos y subtextos, además de referencias directas al Márques de Pelleport, Théophile Gautier, Paul Verlaine, T.S. Eliot, Shakespeare, Coleridge, Chatterton, Yeats, Pound o César Vallejo, por nombrar algunos. Mención aparte es la influencia de Jean Arthur Rimbaud y su iconoclastia. Se me viene a la mente versos como “industriales, príncipes y senados: / ¡pereced! Poder, justicia, historia: ¡abajo!”. Toda una afrenta revolucionaria contra los “asmáticos burgueses”, “los burgueses gordos”. 

Arabia, en sintonía, nos dice en el poema Premios

“(…) Gobiernos: vejestorios: /atestados de polvo, ¡conductos podridos, sardinas!” (pág. 81). 

La tarea de Arabia, en definitiva, no se reduce a un elogio a “las raíces”, plantea hondas cuestiones americanistas acerca de la humanidad como ética y lenguaje. En este sentido, tal como plantea Rodrigo Arraigada-Zubieta, “su misión es zarparse con todo, eliminar toda condición de base de ligazón a la tierra, y constituirse en un poeta total que desafíe la norma, el lugar, e incluso que supere la recepción en términos de localía, latinoamericanidad”. 

Y porque, al fin y al cabo, la literatura no es “el único resto de humanidad que queda”. 

Juan ArabiaDesalojo de la naturalezaEditorial Buenos Aires Poetry, 2018.  114 páginas. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias