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Maestros artesanos chilenos: la platería mapuche de Marco Paillamilla CULTURA

Maestros artesanos chilenos: la platería mapuche de Marco Paillamilla

Ha participado en certámenes mundiales, llevando la platería mapuche, innovadas por su talento, a las ferias más importantes, como la Bienal de Artesanía y Creación Revelations 2017, celebrada en el Gran Palacio de París; Folk Art Market de Santa Fe, en Nuevo México, Estados Unidos, y Ruraq Maki, en Lima, Perú, siendo un embajador de la cultura del pueblo mapuche, el de Lautaro y Caupolicán, paladines de la libertad americana. Por estas contundentes consideraciones el Estado chileno le ha concebido los premios Maestro Artesano 2014, Sello de Excelencia 2017 y Sello de Excelencia Indígena 2019. Además, su creación Newen Antu recibió el premio UNESCO a la excelencia 2018. Esta es una colaboración entre El Mostrador y Chile Crafts, para informar sobre la vida, obra, vivencias y el alma de los artesanos y artesanas más importantes de nuestro país.


Nacido en Temuco (1967), tiene unida la historia del pueblo mapuche a su arte y a su vida con sólidas cadenas de plata; el regio metal de brillos de luna, protege a las mujeres de este pueblo alejándolas de los malos espíritus que pueden invadirles el alma o el corazón.

Para ese fin, Marco Paillamilla, acudiendo a tradiciones ancestrales, elabora las prendas más bellas y relucientes, que han de usar las mujeres mapuche, de generación en generación, de abuelas a madres e hijas, como símbolos de distinción, elegancia y belleza.

Trapel-Akucha, Trarilongko y Sükül. Crédito: Matías Obando.

Detalles de la Trapel-Akucha Crédito: Matías Obando

Larga historia tiene esta platería singular, portadora de la magia y las creencias íntimas de este pueblo: su valerosa resistencia y su orgullo étnico, indomable. Marco es un rutrafe, es decir, un creador nato por excelencia y su tradición lo emparenta con los antiguos longkos, que mandaban a realizar a los rutrafes obras maravillosas para el adorno que sólo una orgullosa mujer mapuche podía portarlos; así como solían dotarles a los aperos de su cabalgadura la magnificencia digna de un hombre de prestigio y honor.

Con el tiempo los mapuches fueron militarmente sometidos, pero nunca vencidos. Entonces, la pobreza les sobrevino y esas mujeres que, antaño orgullosas portaban su diademas y coronas del noble metal, corrían el peligro de ser asaltadas por los bandidos que traficaban con objetos de plata.

Newen Antu, Reconocimiento de Excelencia de la UNESCO 2017-2018
Crédito: Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio

Esa brusca inserción al mercado capitalista hizo mucho daño y muchas tradiciones fueron olvidadas o simplemente abandonadas. Marco es un iniciado en este arduo y difícil arte del metal y el fuego que recibió de sus maestros y antepasados. Diestro en el fundido, moldeado, forjado, platinado, cincelado y labrado con diseños de su mundo cósmico, ha hecho de este arte su medio de expresión y la fuente de su identidad cultural y étnica.

Aún persisten las alhajas preferidas como la Trapel-Akucha, una de las piezas más características de la platería tradicional mapuche, creada antes del siglo XIX, en periodos complejos, reúne los símbolos que reflejan la espiritualidad. Los colgantes representan flores y frutos de la tierra, la pieza inferior de mayor tamaño, nuestro planeta, donde se tallan símbolos de la naturaleza y su fecundidad. Las cadenas representan el espacio que conectan con la tierra superior, el cielo, representada por un ave macho y un ave hembra, simbolizando la dualidad de energías, femenina y masculina, origen del universo. Protege el tórax, donde se encuentran albergados importantes órganos, el corazón, las emociones y los sentimientos.

El Trari-Longko embellece la cabeza, protegiendo la razón y el pensamiento. Cada tipo de Trari-Longko identifica a un territorio en específico; los valles, la cordillera, el mar, la pampa. Cada eslabón calado es repetido múltiples veces, uniéndose unos a otros, representando la importancia de la colectividad por sobre la individualidad. De ella prenden colgantes discoidales en las que se inscriben símbolos de la naturaleza, plantas, aves y los seres que habitamos en ella.

El Sükül es una pieza pectoral, construida mediante eslabones de múltiples diseños formando una cadena. Del extremo inferior pende una pieza terminal que representa la cuaternidad y el eje de la tierra, los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones, las etapas de la vida del ser humano, el espacio donde habita. De ella penden flores de chillko, copihues y animales.

Marco fundiendo la plata. Crédito: Matías Obando

Aprendió el oficio en el taller del maestro Carlos Quintriqueo, entre el fuego de las fraguas y el traqueteo de los martillos y yunques, aprendió a engastar y hacer brillar la obra maestra en su excelencia. En un programa de la Universidad Católica de Chile completó su formación de maestro en orfebrería, dominando técnicas más avanzadas y complejas.

Desde entonces, ha recuperado y mejorado el estándar de la platería mapuche, al tiempo que, cumpliendo con un imperativo de su ética de artesano, enseña su arte excelso a estudiantes de la Universidad Católica de Temuco.

Crédito: Francisca Valdés y Matías Obando.

También trabaja joyas a pedido en su taller personal, interpretando los sueños y deseos de las mujeres mapuches que le demandan su ajuar de plata, con elementos del mágico imaginario mapuche, el pueblo de la legendaria Araucanía heroica cantada por Alonso de Ercilla.

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