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Francisco Ortega, autor de la novela gráfica «Los fantasmas de Pinochet»: Lucía Hiriart «fue la gran artífice de la dictadura» CULTURA

Francisco Ortega, autor de la novela gráfica «Los fantasmas de Pinochet»: Lucía Hiriart «fue la gran artífice de la dictadura»

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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«La mejor obra de Lucía es Pinochet. Ella creó al Pinochet que nosotros conocemos. Pinochet era un militar bastante mediocre, secundario, poco ambicioso. Ella lo moldea a su imagen», asegura. En el marco de su fallecimiento justo en el último día de campaña electoral, en vísperas de la segunda vuelta presidencial posestallido entre Gabriel Boric y José Antonio Kast, añade que «es macabro el guionista que está escribiendo el fin de temporada de Chile, ¿no?, porque esto parece un fin de temporada. El fin de la transición, el fin de las opiniones de centro, el fin del amarillismo, en un proceso donde todo parece ser blanco y negro». Una muerte que –a su juicio– además favorece al candidato progresista y pone en una situación incómoda al republicano, un conocido defensor del régimen militar.


Lucía Hiriart, la viuda del general Augusto Pinochet, fallecida este jueves en el último día de campaña, en vísperas de la segunda vuelta presidencial posestallido entre el candidato progresista Gabriel Boric y su rival derechista José Antonio Kast, un defensor del régimen militar, pasará a la historia convertida en un meme, aunque también como la gran artífice de la dictadura.

Eso opina el autor Francisco Ortega (Victoria, 1974), quien publicó en 2020, junto a Félix Vega, la novela gráfica Los fantasmas de Pinochet (Planeta).

La obra plasma «los últimos días del dictador y el enfrentamiento de esta figura con sus demonios personales y su propia historia, desde un accidente en 1919 que casi le cuesta la vida hasta su muerte», según la reseña editorial.

«Es macabro el guionista que está escribiendo el fin de temporada de Chile, ¿no?, porque esto parece un fin de temporada», comenta Ortega. «El fin de la transición, el fin de las opiniones de centro, el fin del amarillismo, en un proceso donde todo parece ser blanco y negro».

Influencia en elección

El autor además estima que el fallecimiento de uno de los últimos símbolos del pinochetismo puede incidir en los comicios del domingo.

«Creo que es bien significativo y bien macabro también, y creo que puede ser bien significativo para el resultado del domingo, para cualquiera de los dos candidatos», aseguró.

De hecho, Ortega cree que la muerte de Hiriart favorece a Boric.

«Si Boric es inteligente –y él es muy inteligente, y su comando también–, no tiene que decir nada, ‘esto pasó’, y no manifestar nada», asegura.

En cambio, para Kast «es súper complicado, porque hay una base pinochetista que le va a exigir que diga algo, sobre todo los votantes republicanos con los que ya está teniendo problemas, como (el diputado electo Gonzalo) De la Carrera y esta gente».

«El otro día dijeron que se sentían traicionados por Kast, porque no los defendía, imagínate. Hay una base pinochetista que quiere que Kast se ponga las pilas con el legado de Pinochet y creo que le van a exigir que diga algo. De hecho, me atrevería a decir que si Kast no hace nada, le puede restar votos, no muchos, pero le va a restar. No creo que cambie nada, la gente ya está decidida, pero sí va a hacer tambalear un poco a este Kast tan amarillo de las últimas semanas», sostiene.

Muerte sin condena

Hiriart murió sin condena efectiva, a pesar del caso Riggs, que investigó a la familia Pinochet por malversación de fondos públicos y por el cual Hiriart estuvo procesada, aunque al igual que su marido nunca pisó una cárcel.

En 2018, la Corte Suprema condenó a tres exmilitares –los coroneles de Ejército en retiro Gabriel Vergara, Juan Ricardo Mac-Lean y Eugenio Castillo– y ordenó el comiso de bienes de la familia Pinochet, avaluados en más de 1,6 millones de dólares.

«Es terrible. Es el destino. Es bien shakesperiano todo. Tanto Pinochet como ella murieron sin ser juzgados, sin condena. En el caso de Lucía, el caso Riggs termina siendo casi anecdótico, como un montón de otros procesos», analiza.

«Sí me conforma que terminó convertida en un meme o en una cuenta parodia de Twitter. Ese es su destino, y ese es un tipo de castigo también», subraya.

La influencia en Pinochet

Ortega además señala la influencia determinante de Hiriart en el dictador, ambos de provincia: él de Valparaíso, ella de Antofagasta.

«La mejor obra de Lucía es Pinochet. Ella creó al Pinochet que nosotros conocemos. Pinochet era un militar bastante mediocre, secundario, poco ambicioso. Ella lo moldea a su imagen», asegura. «De hecho, ella consigue que su papá lo ingrese a la masonería, como para darle más estatus a Pinochet. Ella lo presenta con la alta sociedad santiaguina».

Más tarde «ella lo fuerza a superarse y a entrar a la Academia de Guerra, si no, Pinochet hubiera hecho una carrera normal. Todo lo que sabemos de Pinochet, todo lo que es, fue obra de Lucía Hiriart».

Además, «lo salvó de un par de procesos militares en su contra en la década de los 60, cuando Pinochet se llevaba muy mal con la Comandancia en Jefe de entonces».

Incluso luego, en vísperas del golpe de Estado, organizado principalmente por la Armada, al cual Pinochet se sumó al última hora, «hay suficientes datos para sostener que Lucía se reunió con (el almirante José Toribio) Merino y con (el general de la Fuerza Aérea Gustavo) Leigh antes que Pinochet y fue ella la que incitó a Pinochet a que participara» en el derrocamiento del gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende.

El poder oculto

Y si Pinochet refleja al huaso ladino chileno, Hiriart sería más bien una «Lady Macbeth».

«Ella es el poder en las sombras. Es esa cosa que hay en Chile, que es una tradición casi folclórica, de un poder que siempre está por detrás, manipulando, tirando los hilos, dejando que otro se lleve las luces, pero en el fondo esa persona está atrás, manejando los hilos. Es un personaje shakesperiano, más que chileno», señala el autor.

¿Cómo pasará a la historia?

«Como una cuenta parodia de Internet, de Twitter, y como un personaje macabro, un personaje con muchas sombras, con mucha envidia, con mucha rabia. A la larga va a quedar tal vez, que es un poco la tesis que desarrollamos con Félix Vega en Los fantasmas de Pinochet,  como la gran artífice de la dictadura, porque fue ella la que forzó a Pinochet a convertirse en Pinochet».

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