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David Meléndez, uno de los autores del libro fotográfico “Muros que hablan”: “es un verdadero mosaico que nos hace revivir el espíritu” del estallido CULTURA

David Meléndez, uno de los autores del libro fotográfico “Muros que hablan”: “es un verdadero mosaico que nos hace revivir el espíritu” del estallido

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La obra, que nace bajo el alero de la agencia internacional de noticias Pressenza, contiene imágenes de grafitis, murales y marchas ocurridas en Santiago de Chile, e incluye testimonios de grafiteros, muralistas y figuras del mundo artístico cultural y del activismo, que desde sus miradas y vivencias particulares reflexionan sobre el estallido. «Este libro quiere ser una memoria gráfica de los muros de esos meses y un homenaje a la frescura y valentía de los ‘artivistas’ urbanos chilenos que han sabido expresar e interpretar las crecientes ansias de cambio de la abrumadora mayoría de los chilenos, en especial las generaciones más jóvenes que no crecieron en dictadura”, explica David Meléndez, uno de los autores.


Un libro con el registro gráfico del arte urbano surgido a partir del estallido ha publicado han publicado miembros de la oficina chilena de la agencia internacional de noticias Pressenza.

Entre muchos otros temas, en las fotos hay referencias a íconos de la vida política y cultural chilena, como Violeta Parra, Víctor Jara, el ex presidente Salvador Allende, la poetisa Gabriela Mistral, la dirigente Gladys Marín, el escritor Pedro Lemebel, el poeta Nicanor Parra, Jorge González (vocalista de la banda Los Prisioneros), el comunero mapuche Camilo Catrillanca, la diputada humanista Laura Rodríguez, la cantante Mon Laferte, el asesinado activista pesquero Alejandro Castro, la desaparecida activista ambiental Macarena Valdés, el animador de televisión Felipe Camiroaga y otros. Y, por supuesto, el “Perro Matapacos” que ha adquirido una dimensión casi mítica.

El libro además incluye testimonios de algunos de los grafiteros que cuentan qué los motivó a participar con su arte en las manifestaciones. Junto a los afiches y murales se retrataron algunas de las manifestaciones más icónicas del despertar social, como las escenografías masivas de mujeres al ritmo del colectivo feminista Las Tesis, el predominio de banderas mapuche o la presencia de las diversidades sexuales con su bandera arcoíris. Además, se recogieron testimonios y reflexiones de varias figuras de la cultura y el activismo para crear un mosaico de voces alrededor de las imágenes.

“Nuestra agencia se complace en dejar esta constancia de que el pueblo chileno vibró en una misma nota, el mismo acorde, una misma sintonía para dar curso a sus más importantes sueños. El trabajo que nuestros amigos y colegas David y Riccardo han realizado es verdaderamente excepcional”, afirma Pía Figueroa, directora de Pressenza en Chile.

“Dedicamos este libro a todas aquellas personas que han luchado hasta ahora y a las que seguirán haciéndolo. Agradecemos a todos aquellos que han caído, a los que han sufrido mutilaciones y violaciones, y que, a pesar de lo ocurrido, han seguido con coherencia en el intento de construir una realidad mejor. Seremos testigos de una profunda aspiración colectiva que, partiendo desde Chile y otros puntos del planeta, impulse en sus diferentes expresiones, el anhelo de un cambio humano universal”, expresa Riccardo Marinai, fotógrafo y coautor del libro.

Memoria histórica

Para Meléndez (1972), traductor y licenciado en letras, esta oba es «una memoria histórica del pueblo chileno, una recolección de imágenes fotográficas artísticas y murales, contribuciones literarias y experiencias significativas del sentir popular, en uno de los momentos más importantes de los últimos 40 años».

«Este libro quiere ser una memoria gráfica de los muros de esos meses y un homenaje a la frescura y valentía de los ‘artivistas’ urbanos chilenos que han sabido expresar e interpretar las crecientes ansias de cambio de la abrumadora mayoría de los chilenos, en especial las generaciones más jóvenes que no crecieron en dictadura”, explica.

– ¿Cómo fue el proceso de creación del libro, la selección de imágenes y personas que participaron escribiendo?

– Fue un proceso relativamente largo, que partió con una conversación a unas semanas del estallido social con Riccardo mientras caminábamos por la calle Manuel Bulnes, en el Barrio Cívico, sobre lo potentes que estaban siendo los murales y los grafitis que acompañaban a los manifestantes en las distintas ciudades del país. Somos colaboradores de la agencia noticiosa internacional Pressenza y nos surgió la idea de hacer una antología de los más destacados, ya que el “artivismo” callejero se caracteriza por no durar demasiado, más todavía en el contexto social en que nos encontrábamos.

Además de los grafitis, tomamos o nos cedieron fotografías de algunas de las marchas que caracterizaron esos meses, como la del 25 de octubre, la de Las Tesis Senior frente al Estadio Nacional, la marcha de las feministas del 8 de marzo, o la de los discapacitados (3 de diciembre). Nos centramos en algunos iconos del estallido, como la omnipresencia del Perro Matapacos, o la reinterpretación de figuras como Pedro Lemebel, Gladys Marín, Salvador Allende, Nicanor Parra y otros, que además marcan una suerte de hilo conductor con luchas y logros del pasado que siguen más vigentes que nunca.

Y, por si fuera poco, recogimos numerosos testimonios de protagonistas del mundo artístico y del activismo social en diferentes formatos: por ejemplo, el activista de MODATIMA Rodrigo Mundaca, el historiador Gabriel Salazar, la ahora electa delegada constituyente Malucha Pinto, el siquiatra Luis Weinstein, el reelecto diputado humanista Tomás Hirsch, y tantos otros. Y también gente común y corriente, que nos ofreció poemas y textos sobre su experiencia.

El resultado es un precioso libro de caso 300 páginas de imágenes y voces en distintos formatos, un verdadero mosaico que nos hace revivir el espíritu de esos meses desde muchos de sus ángulos, gracias al talento y ojo gráfico de Riccardo. Creemos que “Muros que Hablan” se convertirá en un documento histórico importante para quienes en el futuro quieran conocer cómo se gestó el cambio en nuestro país.

En la página final del libro pusimos los nombres de todos quienes colaboraron: grafiteros, activistas, fotógrafos, testimonios. Cerca de 60 personas.

– En el libro hay testimonios de artistas que hicieron obras en la Alameda, ¿les costó encontrarlos?

Varios de los grafiteros firman sus obras y se pueden encontrar en plataformas como Instagram. Me puse en contacto con algunos por esa vía, y muchos de ellos se conocen entre sí, así que fue un proceso que tomó algunas semanas y fue recibido con mucho entusiasmo por elles.

Aparte de algunas palabras sobre los trabajos seleccionados para el libro, entrevistamos a varios para una serie sobre grafiti del estallido que publicamos en la web de Pressenza en su momento. Sería largo mencionarlos uno por uno, pero vayan nuestros reconocimientos a su talento, variedad y generosidad; sin ellos el libro no habría sido posible.

– Ustedes como parte de Pressenza están en conocimiento de otros estallidos en otros lugares del mundo. Esta cantidad de murales y grafitis ¿se da en otros países que han vivido este tipo de procesos?

– Tenemos la impresión de que el grafiti urbano ha sido un medio de expresión que se ha ido desarrollando y refinando con el tiempo, haciendo uso de los iconos populares y, a veces, creándolos y popularizándolos, como el famoso “Perro Matapacos”. Es la línea directa con la gente que se manifiesta en la calle, gente que no necesariamente se conoce pero se siente hermanada por la causa común. En este sentido, son como acompañantes de la contingencia, y van variando en respuesta a los cambios en ella. Hay paralelos con los movimientos sociales de México y Colombia, y en varios países de América Latina, cada uno viviendo un proceso propio que se puede entender también como en una cierta simultaneidad, en términos más generales.

Nos parece que Chile está viviendo un proceso de cambio que está en sintonía con una transformación mundial, y que desde el estallido se han abierto caminos posibles para un país mejor. Sobre todo, el tema de una nueva Constitución no impuesta desde el poder. Nunca hemos tenido un proceso democrático y participativo para fijarnos nuestras normas, y esta es una gran oportunidad. No regalada, por cierto… la represión de las fuerzas armadas se ensañó con los ojos de cientos de manifestantes, dejando a muchos ciegos del todo, como Fabiola Campillay o Gustavo Gatica. Sin la fuerza social que se expresó en el estallido estamos convencidos de que no existiría la Convención Constitucional. Pero tampoco el estallido se hubiera gatillado sin un contexto de derrumbe del modelo económico deshumanizante que se está viviendo en todo el planeta.

– Desde la publicación del libro han realizado algunas presentaciones, ¿cómo ha sido la recepción del público, qué emociones desencadena este libro?

– Lo primero que hay que decir es que este ha sido un libro que ha tenido que sortear muchos obstáculos logísticos. ¡Imagínate que la fecha original de lanzamiento iba a ser noviembre del 2020! Ha habido muchos problemas de insumos, imprentas que se demoraron no semanas sino meses, y un largo etcétera. Además, a principios del 2021 aparece la pandemia del COVID-19, lo que obligó a limitar o cancelar eventos de lanzamiento.

Con todo, hemos tenido una excelente recepción presencial y virtual en los diferentes lanzamientos, como el realizado en el Museo del Estallido Social, o el del Museo de la Memoria. Tengo un recuerdo especial de la librería “Los colores de Rimbaud” en Cerrillos y, con posterioridad, la presentación que hicimos en la Biblioteca Pública de esa comuna. Cuando hablábamos Pía Figueroa (directora de Pressenza) o yo en esos eventos de aforo limitado por la pandemia, me conmovía ver en las caras de los asistentes la emoción del “¡Sí, yo también estuve allí!”. Ha habido siempre un enorme interés, no solo en Chile sino también en el extranjero.

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