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La travesía artística de chilenos en Buenos Aires CULTURA|OPINIÓN

La travesía artística de chilenos en Buenos Aires

Ricardo Rojas Behm
Por : Ricardo Rojas Behm Escritor y crítico, ha publicado “Análisis preliminar”, “Huevo de medusa”, “Color sanguíneo”, además de estar publicado en diversas antologías en Chile y el extranjero.
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En marzo del 2022, un grupo de 15 artistas visuales chilenos se presentaron en MAPA, Feria de Arte de Buenos Aires. En abril, en el Centro Cultural Matta de la capital argentina, darán forma a la exposición AFECTO, cuyo título hace alusión a cómo el arte afecta y se ve afectado a través del intercambio.


Como afirma Rafael Sagredo, “solo los seres humanos viajan, pues el desplazamiento de los cuerpos celestes obedece a las leyes de la física, y de los animales a sus instintos”. Por lo que toda travesía está íntimamente relacionada con lo desconocido y es inherente al descubrir. Algo que según la naturaleza múltiple de los creadores se convirtió en un misterio por resolver entre el 10 al 13 de marzo con 15 artistas chilenos como parte de MAPA, la feria de arte emplazada en la Rural de Buenos Aires, que este año volvió a ser presencial, a partir de una convocatoria de colaboración creativa iniciada durante la pandemia, y que se materializó por la gestión Vito Márquez y Zenteno, directores de ZEITGEIST Argentina y Chile, respectivamente.

En esta oportunidad en MAPA se dieron cita Andreas von Gehr, Andrés Figueroa, Rolando Cisternas, Coco González, Germán Tagle, Loreto Carmona, Mono Lira, Santiago Errázuriz, Pía Cárdenas, Pedro Tyler, Sebastián Maquieira, Arthur Romer, Gonzalo Miralles, Virginia Guilisasti y Mauricio Garrido. Todos artistas que comparten una diversidad tanto técnica como conceptual las que se expresan en el óleo, la escultura, la instalación, el mural, el dibujo la fotografía y el collage en gran formato.

En esta última obra quisiera detenerme, ya que como cualquier travesía termina siendo inabordable recalar en cada puerto o mejor dicho en cada artista que emprende este plástico periplo, por lo que he decidido poner el foco en el Tríptico de Homero (2018) de Mauricio Garrido.

Más allá de su magnitud, sintoniza de manera directa con la idea de la traslación, pero además porque sabe desde collage dialogar con la tradición pictórica del Medioevo y la pintura flamenca de los siglos XV o XVI, empleando como soporte un abanico de inconmensurables referencias como revistas de cómics y moda, diccionarios enciclopédicos, libros de cartografía, zoología, arqueología, ornitología y botánica, conforman un axioma cognitivo con el cual construye una pieza conformada por Circe, El país de los Lotófagos y Calypso, triada que evoca a La Odisea, escrita el siglo VIII A. C. y recreada mediante un entrecruce entre Circe, la diosa hechicera hija de Helios y Perseis, que convertía en animales a quienes osaban ofenderla.

«Tríptico de Homero» (2018) de Mauricio Garrido.

Vil encantamiento que aquí se corrobora en criaturas zoomórficas y fieras que custodian un fastuoso palacio de piedra, como parte de una deliberación mucho mayor en torno al fenómeno que se repite y origina en muchas lecturas fundamentales en las que son convertidos los príncipes en sapos, salamandras o grifos. Caprichosa transfiguración no muy lejana al ejercicio plástico realizado a través de esta puesta en escena en la cual exprofeso se altera la morfología de sus protagonistas, pasando a formar parte de un atípico bestiario que sin querer crea su propia etnografía.

Algo que el propio Mauricio Garrido se da tiempo en comentar antes de partir.

“Los tres momentos que escogí tienen en común varias cosas, son islas donde deben parar para sobrevivir y abastecerse, y en todas son retenidos a través de los placeres sensuales, la ensoñación, y sobre todo haciéndoles olvidar su objetivo principal que es volver a casa, el único que lo consigue es Ulises, que es fiel a su misión y haciendo peligrar su vida mil veces, logra su meta y cumple su sagrada promesa hecha a su esposa e hijo- Sobrevivir y regresar a casa”.

Ciertamente, este tríptico es toda una alegoría a ese Ulises que permanece oculto en cada uno de nosotros, y desde el cual su autor se sitúa cual centinela para mostrar lo que significa este gran viaje que es la vida.

“Mi obra apela al viaje como el camino, peligroso y seductor, de olvidar nuestros sueños, el amor verdadero y nuestros principios en pos de la satisfacción fácil, la autodestrucción que implica no ser lo que uno quiere sino lo que es más cómodo, placentero e irresponsable traicionando a nuestros sueños y reemplazándolos por el olvido y la seguridad aparente de dejar de luchar para entregarse al suave beso del loto. Ulises es la imagen del ser humano que sí logra cumplir su objetivo, a través de los peligros y tentaciones de los cantos de sirena que hacen estrellarse a los barcos contra las rocas de la realidad. Y también es el retrato del artista que sigue en pie y no renuncia a su propia virtud de amar la vida impredecible de su trabajo y ser el que es sin acomodarse a los moldes que la sociedad establece como imagen de la realización. La voluntad de Ulises es lo que habita en este Tríptico, y su logro es mi inspiración”.

Una vez finalizada la feria MAPA, durante todo el mes de abril, en el Centro Cultural Matta de Buenos Aires, este selecto grupo de artistas, darán forma a la exposición AFECTO, ya que el título de la muestra redunda en el hecho de cómo el arte afecta y se ve afectado a través del intercambio, no solo al interior de la colaboración, sino además cuando esta misma se expone ante los ojos desconocidos o espacios donde se establecen nuevas relaciones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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