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Crónicas de la fábrica recuperando el tiempo en Pedro Aguirre Cerda CULTURA|OPINIÓN

Crónicas de la fábrica recuperando el tiempo en Pedro Aguirre Cerda

Realizada en colaboración con otros artistas y agentes culturales –entre ellos: el poeta Egor Mardones– a nivel general, la muestra de Claudia del Fierro se puede resumir en una sintética y compleja retrospectiva que recoge diversas memorias asociadas al pasado moderno y desarrollista de la industria textil chilena, situada en la Región del Bío-Bío. Más allá de lo descriptivo, y siendo impresionista, «La Fábrica» es una tremenda exposición que nos devuelve el tiempo contemplativo, arrebatado por la mentalidad economicista que piensa al trabajo como imperativo categórico y al ocio como privilegio destinado a unos pocos.


A fines de los 90, en paralelo a la inauguración del tradicional espacio expositivo de vanguardia ubicado en Félix Mendelssohn 2941, a pasos de la calle Club Hípico, unos chismosos espectadores acuñaron un singular concepto para referirse al espíritu de Galería Metropolitana: “la zapallización del arte”. De ese concepto negativo, se pueden positivar tres de los principales logros que hoy en día se le pueden conceder a la histórica gestión de Anamaría Saavedra y Luis “Zapallo” Alarcón: 1. Popularizar el arte, 2. Discutir el arte, 3. Compartir el arte.

Todo esto, en un contexto de más de treinta años de transición a la democracia donde el arte chileno no ha hecho otra cosa que producir su propia endogamia elitista; allí, la pareja de directores a cargo de Galería Metropolitana, ha sabido combatir con ahínco los efectos de dicha despolitización del arte contemporáneo. En ese sentido, Galería Metropolitana se ha prestado para acoger inolvidables exposiciones y carreras artísticas de excelencia: como la exposición de Claudia Del Fierro, artista chilena que expone por tercera vez ahí.

Como es de rigor en la mayoría de las inauguraciones de Metropolitana, el lugar se encontraba repleto de personas dispuestas a experimentar no la última, sino que la primera chupada del mate; en este caso, «La Fábrica», exposición individual de Del Fierro. Realizada en colaboración con otros artistas y agentes culturales –entre ellos: el poeta Egor Mardones– a nivel general, la muestra se puede resumir en una sintética y compleja retrospectiva que recoge diversas memorias asociadas al pasado moderno y desarrollista de la industria textil chilena, situada en la Región del Bío-Bío. Más allá de lo descriptivo, y siendo impresionista, «La Fábrica» de Claudia Del Fierro, es una tremenda exposición que nos devuelve el tiempo contemplativo, arrebatado por la mentalidad economicista que piensa al trabajo como imperativo categórico y al ocio como privilegio destinado a unos pocos.

¿Todo gratis, todo gay?

En esta oportunidad, la galería fue dividida en dos módulos: objetos archivísticos y cine de barrio. En la primera sección de la muestra, al ingresar luego de ver el clásico neón rojizo que consigna el nombre del espacio, se encuentran una serie de tres muebles construidos a partir de pino cepillado. Sobre ellos, la artista dispuso una serie de archivos, documentos y objetos que testimonian la existencia de un pasado fabril en la comuna de Tomé, cercana a la ciudad de Concepción, de donde provienen dos de las colaboradoras de Claudia Del Fierro: Flavia Hechem y Anamaría Saavedra. Mapas, periódicos, revistas y otros impresos; un par de objetos que alojan el paso del tiempo asociado a la ruinosa memoria textil de la industria nacional, que tuvo su cúspide en el territorio ya nombrado, fueron puestos a disposición de la mirada y el tacto de quienes hemos podido visitar la exposición.

A diferencia de lo que ha sucedido con las exposiciones de archivos de arte en otros espacios, principalmente museos y galerías privadas que exponen impresos relativos a la Escena de Avanzada, Claudia Del Fierro y Galería Metropolitana son generosas con un acervo documental que nos pertenece a todas y todos quienes habitamos en esta provincia al sur del mundo; no sólo a un puñado de coleccionistas que insiste en exponer su propiedad privada para provocar la mala envidia de las audiencias. En ese primer sentido, «La Fábrica» de Claudia Del Fierro populariza y comparte los archivos asociados a la memoria nacional, ya que sus estrategias expositivas van dirigidas a la democratización de los contenidos culturales implicados en los objetos y las publicaciones impresas.

Obreras y obreros saliendo de la fábrica

El segundo módulo de La Fábrica se deja ver de espaldas al ingreso de la galería. Este consiste en un cine de formato barrial, acotado a una gradería de tres filas donde caben 12 personas que pueden sentarse cómodamente para divertirse y pensar con la película homónima al título de la exposición, dirigida por Claudia Del Fierro. No es una ficción en términos cinematográficos convencionales. Tampoco se trata de un documental, a pesar de que la artista se dedicó a registrar audiovisualmente los testimonios de trabajadoras y trabajadores de la antigua fábrica de Tomé. En palabras de Del Fierro, a pesar y con el tono investigativo que denota «La Fábrica», se trata de un filme sin adjetivos, ya que mucho de ficción hay en la narrativa testimonial presente en el universo literario del mediometraje de treinta minutos aproximadamente. Esta breve pieza, cuenta con el trabajo sonoro de Ivo Vidal; dicha colaboración hace que el recorrido de la muestra no sólo se traduzca en lo visual, sino que también en una experiencia sonora acogedoramente bien lograda. Es por eso, que el cine de barrio montado en Galería Metropolitana, está recubierto por material textil similar a la suavidad de un peluche grisáceo; otro acierto más de Claudia Del Fierro: invita al diálogo transversal a partir de la experiencia común en la escucha amable.

¿Qué es lo que vamos a ver al cine, cuando asistimos masivamente a las industrias culturales de retail? Cuando fui a ver una película de Los Simpson, ambientada en el poblado ficticio de Springfield, me encontraba en compañía de mi familia. Lo que vimos fue Chile: Chile entero y a pedazos en la enfermedad de ese pueblo norteamericano de mentira. Empleados sub-salariados sentados en la sala de cine, mirando a una familia de otros empleados sub-salariados, que se ve a sí misma sentada en el televisor. ¿Quiénes eran los primeros espectadores del primer documental realizados por los hermanos Lumière a fines del siglo XIX? Obreros saliendo de la fábrica, que fueron a ver a otros Obreros saliendo de la fábrica (1895) en la ciudad de París. ¿Qué es lo que se puede ver en Galería Metropolitana, durante abril y la primera semana de mayo de 2022?

En busca del tiempo perdido

Estamos nosotros y nosotras mismas sentadas en la gradería, mirando la película La Fábrica de Claudia Del Fierro. Allí, lo que sucede es de una belleza arrebatadora similar al teatro de Heidrun Breier (con obra actualmente en cartelera, en el Teatro Nacional Chileno). Nos vemos viendo una historia perdida en los recovecos del tiempo de la modernidad industrial, donde existía eso que se llamaba “Estado de Bienestar”, donde a pesar de las voluntades, también existieron injusticias como hoy. Sentados en el cine de barrio montado en Galería Metropolitana, vemos y escuchamos la memoria visual y afectiva de sujetos anónimos, que accedieron a algunos derechos de ese Estado de Bienestar que no alcanzó a culminarse en el siglo XX, pero aún podría ser completado si ponemos de nuestra parte.

Ellos tuvieron derecho a trabajar en condiciones más dignas, se les proporcionó educación, pudieron organizarse en clubes deportivos y también accedieron de manera más democrática a la cultura de la época. Pudieron tener la experiencia del cine en sus barrios. Es de ese modo que la producción visual de Claudia Del Fierro acaricia nuestras rutinas, ya que nos saca de la vorágine implícita en la experiencia citadina actual, para devolvernos media hora de tiempo perdido allí: donde el diablo perdió el poncho en 1973, y todas las industrias locales se fueron a las pailas, salvo las relacionadas con la masacre de los cuerpos de los seres humanos; entre ellas: la industria de retail asociada al cine y al textil. Después de ver La Fábrica en Galería Metropolitana, que puede visitarse hasta el 5 de mayo, me quedaron sonando las siguientes palabras:

«Todo un espectáculo cinematográfico: la salida de cientos de trabajadores de la fábrica a fines de los años 60; con sus viandas, con sus trajes de tela, luciendo como algunos de los obreros mejor vestidos del país. Hermoso mito, lástima que no sea verdad tanta belleza».

«La fábrica» de Claudia Del Fierro, cerrará este jueves 5 de mayo a las 19.00 horas en Galería Metropolitana, con una lectura a cargo de Egor Mardones: poeta que escribió las palabras del párrafo anterior.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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