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“Cartas de amor a Susan” de Emily Dickinson: cuando un sentimiento prevalece en el tiempo CULTURA|OPINIÓN

“Cartas de amor a Susan” de Emily Dickinson: cuando un sentimiento prevalece en el tiempo

José Miguel Ruiz
Por : José Miguel Ruiz Escritor, poeta y profesor de Castellano (UC). Ha publicado, entre otros libros, “El balde en el pozo” (poesía, 1994), “Cuentos de Paula y Carolina” (narrativa, 2011) y “Gramática de nuestra lengua” (2010). Mención Honrosa en los Juegos Literarios Gabriela Mistral de la I. Municipalidad de Santiago, 1975. Primer Premio en el Concurso de Poesía de la P. Universidad Católica de Chile, 1979. Premio Municipal de Arte, Mención Literatura, de la I. Municipalidad de San Antonio (1998).
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Las “Cartas de Amor a Susan” nos hablan de ese amor que trascendiendo el género –heroico, sobre todo en la época en que ellas vivieron– se cultiva, se mantiene, permanece y prevalece en el tiempo. La historia de estas dos mujeres que debieron ocultar sus sentimientos por temor a las convenciones sociales de su tiempo, sin embargo, mucho quedó plasmado en los poemas, cartas y cartas-poemas que se conservaron. Allí quedaron los poemas, encuadernados en fascículos en un baúl, con la semilla viva de la posteridad. Allí toda la pasión, todo el amor y la belleza de una gran poeta.


Dos libros memorables he leído en este último tiempo: “Doris, vida mía”, cartas de Gabriela Mistral a Doris Dana, y “Cartas de Amor a Susan” de la poeta estadounidense Emily Dickinson (1830-1886). Podrán tener muchas diferencias, pero tienen en común el amor, el amor grande…

Conocía parte de la poesía de Emily Dickinson, pero no sus cartas-poemas, sus cartas de amor a Susan Huntington Gilbert. Tarde llegaron a mis manos, pero vinieron… Una estudiante del curso de poesía en el colegio donde trabajo (nunca se deja de aprender), nos habló de estas cartas, de la relación de la poeta con Susan. En su exposición señalaba que ellas se conocieron de jóvenes, que fueron cuñadas (Susan se casó con Austin Dickinson, hermano de Emily), de los “Poemas del Incesto”, que mucho dicen de la dolorosa experiencia de infancia de Emily; que esta y Susan admiraban a la poeta Elizabeth Barrett Browning, a las hermanas Brontë, a George Eliot, grandes novelistas del siglo XIX y compartían esas lecturas. Y otras situaciones de una biografía en relación directa con las cartas y las cartas-poemas, ese género entre lo poético y lo epistolar.

Las “Cartas de Amor a Susan” nos hablan de ese amor que trascendiendo el género –heroico, sobre todo en la época en que ellas vivieron– se cultiva, se mantiene, permanece y prevalece en el tiempo. La historia de estas dos mujeres que debieron ocultar sus sentimientos por temor a las convenciones sociales de su tiempo, sin embargo, mucho quedó plasmado en los poemas, cartas y cartas-poemas que se conservaron. Allí quedaron los poemas, encuadernados en fascículos en un baúl, con la semilla viva de la posteridad. Allí toda la pasión, todo el amor y la belleza de una gran poeta.

La de ellas, fue una relación epistolar amorosa de más de treinta años. Citamos algunos fragmentos de las cartas:

“Domingo por la tarde. Tan delicioso y apacible, y Tú, Oh Susie ¿qué más necesito para que mi paraíso esté completo? Dulce hora, bendita Hora, que me lleva hasta ti, y te trae de vuelta a mí, el tiempo suficiente para robar un beso, y susurrar Adiós otra vez” (carta 8, p. 44).

“Ahora debo salir al jardín, y fustigar a una Corona-Imperial por atreverse a mantener la cabeza alta, antes de que tú hayas llegado a casa, así que hasta pronto, Susie, – pensaré en ti al atardecer, y al amanecer, otra vez; y al mediodía, y por la mañana, y por la tarde, y siempre, y por siempre, hasta que este pequeño corazón deje de latir y se pare. Emilie” (carta 9, p. 49).

“Esta unión, mi querida Susie, por la que dos vidas son una, esta dulce y extraña adopción que solo podemos atisbar, y en la que todavía no somos admitidas, cómo puede colmar el corazón y a hacer que al unísono lata desbocadamente, cómo nos llegará a nosotras un día, y nos hará solo suyas, y no huiremos de ella sino que permaneceremos quietas y seremos felices!” (carta 10, p. 50).

Otros textos de las cartas-poemas son de una gran belleza:

“Poseer una/ Susan/ mía propia/ Es de por sí/ una Bienaventuranza – / Sea el que sea/ el Reino que yo/ pierda por condena, Señor,/ ¡Perpetúame/ en este! Emily” (carta 178, p. 218). “Susan – yo habría /salido/ del Edén para abrirte/ la Puerta/ si hubiera sabido/ que tú estabas ahí” […] (carta 197, p. 230).

Esta es la última carta de Emily a Susan, cuando ya, bastante enferma, estaba próxima a despedirse de este mundo:

“Gracias,/ querida Sue – / por cada consuelo” (carta 245, p. 270). ¡Qué sencillo y hermoso homenaje, de gratitud, de amor, de eternidad! Seis palabras y un mundo expresado allí.

Un libro de aquellos que uno conserva, que agradece haber leído. Es la vida transformada en poesía, o vivida poéticamente. El amor grande que a veces es un bosque de hoja perenne, y es Belleza, Bienaventuranza, la promesa de “Nos volveremos a encontrar una y otra vez”…

Ficha técnica
“Cartas de Amor a Susan”, Sabina Editorial, Madrid. Edición y prólogo de Ana Mañeru Méndez, traducción de Arantxa Azurmendi Muñoa, Ana Mañeru Méndez y Carmen Oliart Delgado de Torres, segunda edición diciembre de 2021.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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