
“Aquí mueren las profesoras”: la historia de un crimen que Roberto Bolaño no olvidó
En el siguiente artículo se plantea que la violencia contra las mujeres, las huellas del horror nazi y los vínculos con la dictadura, que confluyeron en la novela Estrella Distante, podrían tener un punto de partida en un crimen olvidado del sur de Chile.
Para el escritor chileno Roberto Bolaño, los asesinatos de mujeres fueron una parte fundamental de su universo literario. Así lo demostró cuando dedicó más de 300 páginas del capítulo “La parte de los crímenes” del libro “2666” para describir la larga lista de femicidios en Santa Teresa, representación literaria de Ciudad Juárez, en México.
Bolaño describió cada uno de los casos ocurridos en los ’90 con especial minuciosidad, en una representación de un mal, presente y sistémico, pero difuso e inasible, vinculado a la globalización y a la normalización del horror.
Pero antes de “2666”, esa temática estuvo presente en “Estrella Distante”, novela que el mismo escritor calificó como su obra más chilena (incluso, trató sin éxito que se editara en el país).
La historia gira en torno al personaje de Carlos Wieder, que se mostraba como un misterioso poeta que participaba en talleres literarios en la Universidad de Concepción a principios de los ‘70, pero que, tras el golpe de Estado, develó su verdadera identidad: era un piloto de la Fuerza Aérea que era un agente del horror y la infamia, vinculado a crímenes de Estado y desapariciones. Wieder, que usaba el alias de Alberto Ruiz-Tagle, representa al artista neonazi (refinado y monstruoso) que combinaba la estética y la violencia sin pudor. Una fusión que el Bolaño siempre consideró peligrosa.
En la novela, las víctimas son dos mujeres jóvenes que eran hermanas – Verónica y Angélica Garmendia – con quienes compartió en el taller literario. Wieder fue recibido en la casa de las mujeres en las cercanías de Nacimiento, localidad cercana a Los Ángeles, días después del Golpe de Estado. Fue ahí cuando se develó su infame identidad.

La primera vez que Roberto Bolaño se estremeció por el asesinato de mujeres ocurrió en 1966. En diciembre de ese año, al igual que en el relato de Estrella Distante, dos mujeres jóvenes fueron asesinadas de manera cruel en una escuela rural en las cercanías de Los Ángeles.
El escritor era un adolescente que vivía con su familia en un apacible barrio de la capital de la provincia de Biobío cuando se enteró el asesinato de las docentes. Una de ellas fue degollada y la otra murió después de agonizar un par de horas a consecuencia de los golpes. La escena del crimen estaba coronada con una frase escrita con sangre en la pared de la escuela: “Aquí mueren las profesoras”. Supuestamente el móvil fue el robo, pero después se supo que uno de los autores – un adolescente de 16 años – actuó en venganza por haber sido avergonzando durante una clase.
El doble homicidio caló de manera profunda en la sociedad angelina de aquel tiempo. Durante meses, no hubo otro tema de conversación que no fuera sobre el crimen de las docentes profesoras Anita Figueroa Saavedra y Carmen Olivares Chavarriga. Nadie quedó indiferente a ese hecho. El asesinato impactó en la familia Bolaño, más aún cuando la madre de escritor, Victoria Ávalos, era profesora de estadística en el Instituto Comercial de esta ciudad.

En los funerales de ambas mujeres, los vecinos se volcaron a las calles. No se recordada unas exequias más masivas que las convocadas para aquella ocasión. La ciudad prácticamente se paralizó para despedirlas. Fueron sepultadas juntas en el cementerio general de Los Ángeles en una tumba construida con aportes de sus colegas docentes en la zona. Además de ser parte del imaginario colectivo de los crímenes violentos, el mausoleo de las profesoras es el único lugar en el camposanto que es motivo de veneración popular con decenas de placas adosadas a sus paredes en agradecimiento de “los favores concedidos”.
Pero el vínculo del crimen de las dos profesoras con Estrella Distante no termina ahí. Jaime Olivares Chavarriga, hermano de Carmen, era compañero de liceo de Roberto Bolaño. Su relación directa con una de las víctimas le otorgó una particular aura de autoridad y ascendencia entre el alumnado. Olivares después se haría detective para, según lo diría a sus compañeros de Liceo, perseguir a los asesinos como los de su hermana. El personaje del detective Abel Romero, que es contratado para rastrear y ubicar a Carlos Wieder, tiene similitudes con el detective Olivares que llegó a tener uno de los cargos más altos dentro de la policía civil.
Pero los ecos no solo están en los femicidios. En Los Ángeles, a nivel de comidillo, se instaló la certeza que los dos condenados de matar a las docentes – Aladín Burgos Riquelme (16 años) y José Ángel Rodríguez Cifuentes (24) – no fueron los únicos autores del crimen.
Alimentada por rumores y comentarios de la más diversa especie, se aseguró que el verdadero autor del doble asesinato fue uno de los hijos del propietario del fundo donde estaba la escuela rural, pero que libró de la persecución de la justicia por las influencias de su familia. Los rumores se incrementaron por el intempestivo viaje del joven al extranjero.
De acuerdo con la investigación judicial, un niño encontró los cuerpos de las profesoras en el comedor de la escuela. Cuando corrió a avisar, el primer adulto en llegar fue Otto Schulz, propietario del fundo en cuestión. ¿Cómo se relaciona con Estrella Distante?
En la novela (y antes, en el capítulo final de La Literatura Nazi en América, precursor de dicha novela), Wieder hace poesía aérea a bordo de un Messerschmitt Bf 109, uno de los más famosos aviones de combate alemán utilizado por la Luftwaffe en la Segunda Guerra Mundial.

Otto Schulz.
En ese conflicto bélico hubo un oficial nazi llamado Otto Schulz, un as del aire que pilotaba un Messerschmitt Bf 109 y que se anotó 51 victorias antes de ser derribado en las operaciones de guerra del norte de África. Bolaño era un especialista de la Segunda Guerra Mundial que rivalizaba con su profesor de historia en el Liceo de Hombres de Los Ángeles en conocimientos cuando se trataba de ese periodo.
¿Casualidad? No es lo único. El apellido Schulz está presente de manera explícita en Estrella Distante. Hacia el final de la novela, cuando el personaje que contrata al detective Romero para ubicar a Wieder debe confirmar que es él, abre un libro con la obra completa del escritor y dibujante Bruno Schulz, que vivió en Drohobycz (entonces parte del imperio austro-húngaro, ahora Ucrania). Fue un judío que vivió bajo la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, pero fue asesinado a tiros por un oficial de la Gestapo en plena calle, en un acto de venganza personal entre oficiales en lo que se conoció como “la guerra de los artistas” entre dos jerarcas alemanes.

Benedicto Felzfezstein.
Ahí se produce otro hilo que conecta con la obra literaria. La localidad de Drohobycz donde vivió Bruno Schulz está a 130 kilómetros de Jaroslaw, una ciudad polaca situada cerca de la frontera con Ucrania. De ese lugar era Benedykt Felzensztein Klein, también judío, que combatió a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial y que, por esos designios de la vida, terminó viviendo en la ciudad de Los Ángeles donde formó una familia y vio el final de sus días.
Cuando el Ejército Alemán de Adolf Hitler invadió Polonia en 1939, iniciando la Segunda Guerra Mundial, Felzensztein se enlistó rápidamente en el ejército local como otros miles de hombres, poco y nada pudieron hacer para detener la implacable maquinaria de guerra germana. Fue apresado y entregado a los soviéticos que lo deportaron a los campos de concentración en Siberia. La situación cambió en 1941 cuando Hitler invadió la URRS por lo que esos prisioneros fueron liberados y entregados al mando del general Wladislaw Anders, quien dio forma al Segundo Ejército polaco.
Felzensztein se integró a ese cuerpo militar que salió de la Unión Soviética, pasando por Irán, Irak y Siria hasta llegar a Palestina. Al mando británico, Felzensztein fue asignado a la Brigada de Tiradores de los Cárpatos que combatió al mariscal Erwin Rommel, en las batallas de Tobruk y Gazala, en el norte de África.
Trasladada a Italia, la brigada polaca vio acción en varios combates decisivos para la liberación de ese país. Una de ellas fue la Batalla del Montecassino, a poco más de 100 kilómetros de Roma y una de las más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial, con más de 100 mil bajas, entre muertos y heridos.
Al término de la guerra, Felzensztein renunció al Ejército y buscó la tranquilidad de un país llamado Chile, ubicado prácticamente al otro lado del mundo. Se casó Mery Nahmías Toro y vivió en la población Banco del Estado, por la calle Juan Antonio Coloma con el pasaje Doctor Márquez. Entre sus vecinos estuvo un adolescente delgado y despatarrado que después sería conocido en el mundo entero como uno de los escritores hispanoamericanos más importantes de las últimas décadas: Roberto Bolaño Avalos.
Benedykt Felzensztein aparece representado en el personaje de Juan Cherniakovski, el antecesor de Juan Stein en Estrella Distante, que era un poeta judío que después del Golpe de Estado habría recorrido en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Colombia, como un revolucionario de izquierda.
Los nexos siguen. Hasta el mismo Carlos Wieder pareciera ser la representación de un conocido de Roberto Bolaño que fue compañero en el Liceo de Hombres de Los Ángeles. Alguien fue incluso fue más infame que el siniestro personaje literario, pero su historia será motivo de otro artículo.
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