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Neige Sinno, escritora: “Hay un camino de emancipación colectiva en narrar las vivencias complejas” CULTURA Créditos: Puerto de Ideas

Neige Sinno, escritora: “Hay un camino de emancipación colectiva en narrar las vivencias complejas”

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Emilia Aparicio Ulloa
Por : Emilia Aparicio Ulloa Periodista El Mostrador
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Entre la autobiografía y el ensayo, “Triste Tigre” es un texto poderoso sobre el abuso sexual a menores. La escritora francesa estará en Valparaíso en distintas conferencias este fin de semana en Puerto de Ideas.


Publicado en 2023, Triste tigre irrumpió en la escena literaria como uno de los libros más conmovedores y radicales de los últimos años. La obra, que explora el abuso sexual sufrido por la autora en su niñez y adolescencia por parte de su padrastro, evita deliberadamente el relato testimonial lineal para construir una reflexión profunda sobre el lenguaje, el trauma, el pensamiento y la memoria. Por su propuesta literaria, Triste tigre obtuvo algunos de los reconocimientos más prestigiosos de la literatura francófona, entre ellos el Premio Femina, el Premio Medicis des Lycéens y el Premio de la Librería L’Écume des Pages.

Entre la autobiografía y el ensayo, Triste Tigre es un texto poderoso sobre el abuso sexual a menores, donde la autora relata la historia de una mujer que desde los siete años sufrió abusos por parte de su padrastro y reflexiona sobre el sentido de esa experiencia, buscando transmitirla a través de la literatura.

Su autora, Neige Sinno, es escritora, traductora y docente, ha vivido entre México, Estados Unidos y Francia. Triste tigre, su tercer libro, es una obra clave en la conversación contemporánea sobre violencia sexual, no solo por lo que narra, sino por cómo lo narra: un testimonio directo que se interna en las capas más complejas del pensamiento y la subjetividad.

Sinno llega a Chile para participar en Puerto de Ideas Valparaíso, donde conversará con estudiantes, público general y otras autoras.

“En Puerto de ideas me invitaron a participar a tres presentaciones: una en la facultad de Ciencias sociales de la Universidad de Valparaíso con estudiantes, una para el público en general en Destino Paraíso en la ciudad y otra en el Parque Cultural con otras dos escritoras. Hablaremos de literatura”, sostiene en conversación con El Mostrador.

Allí, el eje será su escritura, en especial su manera de trabajar con materiales autobiográficos: “Como mis últimos dos libros son autobiográficos, las ponencias están enfocadas en temas que relacionan lo vivido con la escritura y los desafíos particulares de estos géneros que mezclan material extraído de la experiencia personal con otras modalidades de narrar y pensar como el ensayo o la crítica literaria.”

La posición de la voz

La autora explica que en un principio buscó dar una voz narrativa que no perdiera fuerza a lo largo del libro. Parte perfilando al agresor y preguntándose por el origen del mal.

“Mi principal enfoque fue situar la voz narrativa, la voz que habla en primera persona en el texto en una posición justa, una posición que no es dominante pero que no pierde su poder y su fuerza por ello. Pensar que el libro se dedica a comprender la mecánica del agresor creo que es una interpretación muy reductora, que se centra en las primeras páginas. Quise empezar por ahí para deconstruir estas expectativas, pero poco a poco el lugar del agresor se vuelve menos céntrico y construyo un espacio para la víctima en el texto, en la mente, que permite entrar en una conversación imaginaria con la subjetividad de alguien que ha sido destruida por una violencia extrema y sigue siendo un sujeto pensante a pesar de ello”, explica la autora. 

Al preguntarle a la autora si la escritora fue una herramienta para buscar justicia o reparación dice “que al momento de escribir uno busca una forma de abordar un tema, de desarrollar preguntas que es absolutamente distinta. Creo que en el caso del abuso, esas preguntas circulaban en la sociedad, de manera subterránea, y que al darles forma cobran otro sentido”.

Narrar la negación

Para Sinno, uno de los efectos más devastadores del abuso sostenido es la anulación de la subjetividad.

“Muchas víctimas dicen en sus relatos que la experiencia de sobrevivir años de abuso es acostumbrarse a no existir… No es sólo el silencio, es la negación de la subjetividad de la persona, en la relación de subyugación que es el abuso en relación al agresor, pero también en relación al resto del entorno y de la sociedad entera que considera a las víctimas como fantasmas al no querer ver lo que vivieron.”

Por eso la escritura se vuelve no solo acto individual, sino movimiento de emancipación colectiva: “Años de lectura y estudio de la literatura me convencieron que toda experiencia humana merece ser contada, que hay un camino de libertad, de emancipación colectiva en narrar las vivencias complejas que son las nuestras”.

En ese sentido, manifiesta que “las motivaciones que nos llevan a escribir son muy misteriosas. Y muchas veces el libro toma un camino que no es el planeado. En mi caso escribo buscando y explorando formas de narrar y de pensar que funcionen a nivel narrativo, a nivel estético. Tengo fe en cierta magia del lenguaje, es decir que si funciona a nivel estético, esa es la respuesta (ética, política) que da el libro a su propósito”.

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