
Exposición “Cómo una vida puede traspasar fronteras”
Exposición “Cómo una vida puede traspasar fronteras”
- Centro Social y Librería Proyección, San Francisco 51, Santiago.
- Inauguración: Sábado 17 de mayo – 12:00 horas.
Compuesta por 40 piezas que incluyen pintura acrílica, collage, electrofotografías y planos arquitectónicos “perceptuales” – como los define la arquitecta y artista visual Katherine Moya Farías-, la exposición invita a un recorrido sensorial y político.
La curatoría, a cargo de Marcel Solá (Museo del Estallido Social), destaca cómo esta poética visual trabaja con la noción de “desplazamiento”, desmontando la noción geométrica del espacio y transformándolo en una experiencia en la que el cuerpo y la emoción ocupan el centro.

La obra no se presenta como una conclusión, sino como un proceso vivo; un recuerdo que, como dice Moya, “vuelve a pasar por el corazón”. En ella, la protagonista invisible pero omnipresente es Buscarita Roa, la única integrante chilena de las Abuelas de Plaza de Mayo. Su historia atraviesa las piezas con la fuerza callada de quienes no han cesado en la búsqueda: la de su hijo, su nuera y su nieta, víctimas de la dictadura argentina.
Moya Farías toma este relato biográfico y lo convierte en materia, superficie y forma. No para ilustrarlo, sino para tensionar la memoria, interrogar el recuerdo y permitir que el cuerpo -como archivo sensible-, intervenga sobre el espacio.

Buscarita Roa. Crédito: Cedida
Katherine Moya Farías es artista chilena residente en Buenos Aires, arquitecta y magíster en Intervención del Patrimonio Arquitectónico por la Universidad de Chile. Actualmente cursa la carrera de Conservación y Restauración de Bienes Culturales en la Universidad Nacional de las Artes de Argentina. Su obra habita el cruce entre las artes visuales, los derechos humanos y la construcción de memoria. En ella, la representación no persigue la fidelidad, sino la visibilidad para el cedazo emocional con el que filtramos el mundo. “La memoria no es lineal ni exacta”, afirma, “sino un tejido subjetivo que transforma, selecciona, olvida y deforma”.
Entre las obras que integran la exposición, destacan “Pepito siempre fue un niño despierto”, que imagina una escena doméstica inspirada en Buscarita Roa, y “Un lenguaje posible v.1”, una pintura que fusiona técnica arquitectónica y reconstrucción emocional del espacio, en un intento por representar aquello que no fue registrado pero que aún persiste en la memoria. También se exhibe el políptico “Podríamos haber sido nosotras”, compuesto por piezas individuales que forman una frase desde el lenguaje asémico, como susurros de historias posibles, fragmentos de una memoria que se resiste al olvido.
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