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Estudian madrigueras de roedores de hasta 40 mil años para entender el pasado de los artrópodos CULTURA|CIENCIA Crédito: Cedida

Estudian madrigueras de roedores de hasta 40 mil años para entender el pasado de los artrópodos

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Revela cómo los registros fósiles pueden ayudar a reconstruir la historia de estos pequeños animales esenciales para la vida en la Tierra, y cómo les afectan las condiciones climáticas.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Investigadores de Chile, EE. UU. y Francia han analizado madrigueras fósiles de roedores de hasta 40.000 años para estudiar comunidades de artrópodos del pasado. Este enfoque paleoecológico, publicado en Global Ecology and Biogeography, revela cómo cambios ambientales y climáticos han influido en la biodiversidad de estos invertebrados esenciales. Los hallazgos ofrecen claves para comprender la respuesta de los artrópodos al cambio global y su rol en los ecosistemas actuales.
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Una antigua madriguera de roedor puede contarnos múltiples historias sobre el pasado de otros seres vivos y mostrarnos cómo ha cambiado la biodiversidad en el planeta, durante miles de años. Se trata de las paleomadrigueras, nidos fósiles que se han convertido en una verdadera máquina del tiempo para muchos investigadores, entre ellos, especialistas en el estudio de zonas áridas.

Así lo mostró un reciente estudio publicado en la revista Global Ecology and Biogeography, en el que participaron científicas y científicos de Chile, Estados Unidos y Francia. Este trabajo revisó 20 investigaciones sobre estas antiguas guaridas, a través de las cuales se pudo rastrear cómo eran las comunidades de artrópodos durante los últimos 40 mil años.

Los artrópodos son el grupo más numeroso y diverso del reino animal, integrado por abejas, escarabajos, escorpiones, arañas, hormigas, entre otros seres que cumplen importantes roles en los ecosistemas, como favorecer el equilibrio de los suelos. Muchos de ellos son polinizadores, descomponedores de materia orgánica, controladores biológicos, entre otras relevantes funciones dentro de la cadena alimenticia.

Entender cómo los artrópodos han respondido a los cambios ambientales en el pasado, podría entregar claves para prever su futuro y proteger la biodiversidad que sustenta nuestros ecosistemas, especialmente, ante las amenazas del Cambio Global.

Mirada al pasado

Este estudio paleoecológico, liderado por Joseph Braasch y Angélica L. González, investigadores de Rutgers University (EEUU), y que contó con la participación de Claudio Latorre, investigador del Instituto de Ecología y biodiversidad, IEB, y de la Pontificia Universidad Católica de Chile, permitió identificar a una gran diversidad de artrópodos y entender cómo han influido los cambios ambientales y eventos climáticos en estas comunidades. Esto, considerando un amplio período de tiempo que va desde la última glaciación – durante el Pleistoceno-, hasta 100 años atrás.

“Se ha documentado que las paleomadrigueras no solo contienen restos vegetales y de vertebrados, sino también, una cantidad enorme de artrópodos terrestres, como insectos detritívoros, que se comían los desechos. Su preservación es extraordinaria y con restos que datan hasta 45 mil años de antigüedad. Particularmente en este trabajo, basado en una revisión de investigaciones desarrolladas en todo el mundo, uno de los hallazgos importantes es la gran diversidad de características, especies y grupos de artrópodos registrados, entre los que se pueden encontrar desde ácaros hasta milpiés”, señala el investigador del IEB.

Otro de los hallazgos relevantes del estudio fue observar que, en América del Norte, la diversidad de artrópodos disminuyó entre 9 mil y 5 mil años atrás, en coincidencia con una reducción de las precipitaciones.

Aunque no se encontraron diferencias significativas en la diversidad de especies de artrópodos sí se detectaron cambios importantes en su estructura funcional, esto es, sus grupos tróficos -la cadena alimenticia-, entre las grandes regiones geográficas, un punto que destaca Latorre.

“Algunos desiertos muestran fluctuaciones importantes en la composición de la comunidad de artrópodos, mientras otros, como el Atacama son más estables en el tiempo”, detalla.

Por todo ello, el científico destaca la importancia de estos testigos fósiles para comprender cómo eran las interacciones entre especies y su medioambiente, “algo que no siempre puede ser reconstruido con otras metodologías paleoecológicas”.

En el caso del Desierto de Atacama, zona ampliamente explorada por el investigador, los organismos que ahí existían habrían generado adaptaciones a períodos más húmedos.

“En cambio, en el Desierto de Sonora situado en América del Norte, durante un periodo muy seco y caluroso que se dio entre 9 mil y 6 mil años atrás, si se ve una caída importante en la diversidad de artrópodos”.

¿Con estos antecedentes qué se puede decir sobre el futuro de los artrópodos? Claudio Latorre menciona que es difícil predecir respuestas dado que a futuro se mezclan muchos aspectos diferentes, “como cambio de uso en el suelo, aumento de temperaturas, mega-sequías, etc. Sin embargo, el valor de hacer lo que hacemos es que podemos distinguir exactamente qué tipo de cambios están ocurriendo dado que contamos con una línea base de diversidad que tiene milenios. El documentar estos cambios es precisamente lo que permite mejorar nuestros modelos más predictivos”.

Por su parte, Angélica González destaca que lo fuerte de este tipo de investigación es entender la línea de base que sirve de punto de comparación.

“Desde una perspectiva ecológica, contar con una línea base robusta permite identificar no solo los cambios en diversidad, sino también en función y estructura ecológica a lo largo del tiempo”.

Mucho por conocer

Las y los investigadores también resaltan el potencial de tecnologías modernas, como el análisis de ADN antiguo contenido en estos fósiles, para revelar adaptaciones evolutivas y seguir reconstruyendo ecosistemas del pasado con mayor detalle. Estas herramientas podrían ayudar a comprender mejor qué grupos de artrópodos son más vulnerables o resilientes a las amenazas actuales del Cambio Global.

Claudio Latorre subraya que estas evidencias fósiles también podrían abrir nuevas líneas de investigación en las zonas áridas de Chile.

“A partir de estos registros, es posible estudiar cómo ha impactado la agricultura, el uso de insecticidas o el cambio de uso de suelo en las comunidades de artrópodos del norte chico. También pueden ser clave para comprender el impacto a largo plazo de la minería en el norte grande”, señala.

El trabajo abre además, un llamado a la mayor colaboración entre investigadores que estudian la ecología actual y la historia de las comunidades de artrópodos, para así avanzar en el conocimiento y conservación de estos organismos clave para el planeta.

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