
Honran a Mary Kalin, maestra de generaciones y pionera de la ecología vegetal
El edificio del Departamento de Ciencias Ecológicas de la Universidad de Chile lleva desde septiembre el nombre de la botánica, Premio Nacional de Ciencias Naturales, creadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y primera subdirectora del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC).
“La investigación no se hace sola, se hace con colegas y con los alumnos. Tengo casi 81 años y voy a seguir. Ser científico no es un trabajo profesional, es una vida”. Con estas palabras, Mary Kalin cerró la ceremonia en que la Universidad de Chile bautizó con su nombre el edificio del Departamento de Ciencias Ecológicas de la Facultad de Ciencias. Y dejó además una advertencia a los estudiantes y un recuerdo de su rigurosidad: “No es un científico de verdad el que cierra la puerta de su laboratorio a las seis de la tarde”.
El director del CHIC, Ricardo Rozzi, agradeció la iniciativa del Departamento de Ciencias Ecológicas de la Universidad de Chile y apeló a la importancia de comunicar este acto al país, en momentos en que es crítico fortalecer los diálogos y las colaboraciones para abordar problemas complejos como el cambio socioambiental global.
“Este nombramiento del edificio Mary Kalin expresa el valor central que tiene el trabajo en redes de colaboraciones entre investigadores e instituciones para generar una ciencia con sentido social que contribuya al bienestar humano y del conjunto de los seres vivos. En suma, este acto debiera inspirar a la sociedad chilena a una cocreación conjunta de proyecto país informado por una ciencia de excelencia, comprometida con el valor de la diversidad biológica y cultural para futuros más justos y sostenibles”, expresó.
El acto, realizado el miércoles 24 de septiembre de 2025, se enmarcó en las celebraciones por los 60 años de la facultad y coincidió con los 47 años desde que la investigadora se incorporó a la universidad. Kalin, de origen neozelandés y formada en la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda, y en Berkeley, California, llegó en 1978 a la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Desde entonces se transformó en una figura central en forjar el campo de la ecología vegetal en Chile. Su trayectoria fue reconocida por autoridades, colegas y exalumnos, que destacaron tanto su rigor científico como su capacidad de formar comunidades de investigación.
“Este honor refleja el profundo impacto que ha tenido la profesora en esta facultad”, señaló el vicedecano Robert Auffarth, quien recordó sus inicios como profesora asociada y su promoción a titular en 1984. El vicerrector de Asuntos Académicos, Claudio Pastenes, en representación de la rectora Rosa Devés, agregó: “Creo que si hay algo que es un clásico en la Universidad de Chile es que es muy buena para reunir a recursos humanos valiosos, pero es poco agradecida en reconocimientos. Esto difiere de aquello: este homenaje es muy merecido”.
De Nueva Zelanda a Chile
Kalin, de ancestros suizos e irlandeses, nació en Nueva Zelanda y se graduó en la Universidad de Canterbury en 1967 con honores. Su doctorado en la Universidad de California, Berkeley, la situó en la primera línea de la investigación botánica y allí conoció al agrónomo chileno Manuel Arroyo, quien se transformó en su esposo y compañero de vida. Desde entonces firmó sus trabajos como Mary Kalin-Arroyo, aunque su segundo apellido original es Hurley.
Posteriormente, en el Jardín Botánico de Nueva York, realizó un posdoctorado con Peter Raven, una de las figuras más influyentes de la biología de la conservación y miembro de la Academia Chilena de Ciencias, con quien estableció una amistad y colaboración duradera.
Antes de llegar a Chile, pasó por la Universidad Central de Venezuela, donde estudió los ecosistemas de páramo. Esa experiencia latinoamericana marcó su acercamiento a los ambientes de altura, que luego profundizó en los Andes y la Patagonia magallánica.
Un legado institucional
Ya en Chile, se integró a la Facultad de Ciencias, apenas cinco años antes de la creación del Departamento de Ciencias Ecológicas. Allí desarrolló docencia, lideró investigaciones y formó a decenas de estudiantes de pregrado y posgrado. También contribuyó decisivamente a la creación de instituciones que transformaron el paisaje científico nacional.
En los años 2000 fundó el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y lo dirigió durante más de una década. Desde esa plataforma apoyó la creación del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC), del que fue subdirectora, y el Instituto Milenio BASE. El CHIC está orientado a la investigación subantártica y el BASE, a la investigación antártica.
“Los informes de evaluación del IEB brillaron y se destacaron en los más altos niveles”, recordó Claudio Wernli, primer director ejecutivo del programa Milenio. “Y de ese instituto nacieron hijuelos tan relevantes como el CHIC”.
La voz de sus discípulos
En representación del CHIC, el ecólogo y filósofo Ricardo Rozzi subrayó la trascendencia científica de su obra: “Mary nos enseñó que los gradientes climáticos y ecológicos están interrelacionados y en Chile ofrecen un laboratorio natural paradigmático para comprender cómo cambian las plantas, los polinizadores y los ecosistemas frente al clima. Esa mirada abrió una escuela de investigación que sigue viva hasta hoy”, dijo.
Explicó que los gradientes —ya sean altitudinales en la cordillera o latitudinales en el extremo sur— permiten observar cómo las comunidades de insectos y plantas responden al descenso de la temperatura: los abejorros disminuyen, mientras aumentan mariposas y mosquitos como polinizadores. “De esas observaciones surgieron proyectos de tesis, publicaciones y, sobre todo, una forma de pensar la ecología desde Chile hacia el mundo”, añadió. Agradeció también el espacio de libertad que Mary daba a sus estudiantes para que desarrollaran su creatividad. A Rozzi esto le permitió proponer la metáfora de la “cumbre latitudinal austral del Cabo de Hornos”, para concebir el CHIC como centinela del cambio climático que hoy cobra relevancia mundial para los estudios del cambio global.
Rozzi cerró su intervención con un reconocimiento personal: “Para muchos de nosotros, Mary no solo fue profesora, sino maestra de vida. Supo transformar la ciencia en un ejercicio colectivo y en un compromiso ético con la naturaleza. Ese es el ejemplo que seguirá inspirando a los jóvenes investigadores”.
Expediciones y colaboradores
La marca de Kalin también quedó en sus expediciones. En los años ochenta recorrió la Patagonia y Tierra del Fuego junto a investigadores como Francisco Squeo, Lohengrin Cavieres, Edmundo Pisano y Claudio Donoso.
En esos viajes se consolidaron estudios sobre las plantas en cojín, llamadas también plantas nodrizas, que dieron origen a líneas de investigación que aún se desarrollan.
“En terreno Mary siempre iba adelante, sin detenerse, salvo para arrodillarse frente a una planta pequeña”, recordó Squeo. En esas campañas se forjó además la cooperación con Juan Armesto y Carolina Villagrán, quienes, junto a Kalin, establecieron la botánica ecológica como disciplina en Chile.
Ciencia en terreno
La decana de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, Fernanda Pérez, evocó sus días de doctorado con la botánica:
“Cuando uno tiene el privilegio de ir a terreno con Mary, es alguien que se arrodilla y busca la planta más pequeñita y es capaz de diferenciarla del resto. Esa posibilidad la tienen muy poquitos”, dijo.
Más allá de la investigación, Pérez destacó su rigurosidad formativa: “Con ella aprendimos que el concepto de biodiversidad se construye observando la diversidad, en largas cabalgatas por la cordillera, con mapas de colecta en mano. Esa rigurosidad es la que ha dejado como herencia a la botánica chilena”.
Reconocimiento colectivo
El director del departamento, Claudio Veloso, reconoció que la decisión de bautizar el edificio con su nombre fue unánime entre colegas y funcionarios.
“Nos demoramos mucho en hacer este reconocimiento tan necesario. Cuando se lo planteé al departamento, no hubo nadie que lo cuestionara. Este homenaje no solo honra a Mary, también nos hace bien como comunidad”.
Poesía para la ciencia
Uno de los momentos más emotivos fue la proyección de un video en décimas escritas por el ecólogo del CHIC y de la Facultad de Ciencias Ramiro Bustamante, que repasó la vida y obra de la botánica. Poéticamente Bustamante expresó:
“Mary, como peregrina / subió hasta esas alturas / iniciando así su aventura / ¡ese ambiente le fascina!”, recitaba una de las estrofas. En otra se resumía su legado científico: “La evolución la orientaba / pa’ estudiar los vegetales / junto con los animales / que las flores visitaban”.
Las décimas sintetizaron con poesía lo que más tarde recordaron colegas y exalumnos: más de 200 publicaciones que descubrieron claves de la evolución vegetal y de la interacción con polinizadores, con un impacto que trascendió la academia para inspirar políticas públicas y conservación de ecosistemas.
Una vida dedicada a la ciencia
Mary Kalin ha recibido previamente otros homenajes de la Universidad de Chile, entre ellos la Medalla Rectoral y la Condecoración Amanda Labarca. Su trayectoria la llevó a integrar academias científicas en Chile, Estados Unidos y el Reino Unido, además de obtener el Premio Nacional de Ciencias Naturales en 2010. Pero en sus palabras finales dejó claro que, por encima de los reconocimientos, lo central ha sido el compromiso con la ciencia como forma de vida.
“Nosotros tenemos un país maravilloso, con sitios desconocidos, con gradientes que nos permiten poner a prueba teorías ecológicas usando nuestros propios recursos naturales. Eso no todos los países lo tienen. Tenemos aquí un tesoro y hay que cuidarlo, pero también usarlo para el bien de la comunidad”, dijo emocionada.
Con su habitual acento inconfundible que fue aludido cariñosamente en varias de las intervenciones, Kalin remató que seguirá llegando cada día al edificio que ahora lleva su nombre:
“Es mi casa. Estoy aquí desde las nueve de la mañana hasta las ocho y media de la noche, todavía”.
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