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“Agua fuerte” de Simón Soto y la Guerra del Pacífico: crónica sobre el roto que ganó la guerra CULTURA|OPINIÓN

“Agua fuerte” de Simón Soto y la Guerra del Pacífico: crónica sobre el roto que ganó la guerra

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Héctor Vera Bórquez / Letras de Chile
Por : Héctor Vera Bórquez / Letras de Chile Sociólogo de la Universidad de Chile especializado en inclusión de Personas con Discapacidad y Personas Mayores. Escribe reseñas y críticas para Letras de Chile.
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El autor reconoce y se inscribe dentro de la tradición popular, contándonos, como lo hicieron Los Chileneros antes que él, la historia del roto chileno que “por su bandera se vistió de milico y ganó la guerra”.


En un nuevo aniversario de la batalla naval de Iquique, y mientras el plinto del monumento al general Manuel Baquedano y la tumba del soldado desconocido permanecen vacíos, Simón Soto se aventura a ficcionar uno de los principales hitos de la conformación de la república de Chile: La Guerra del Pacífico.

Y lo hace con una crudeza gore en la que casi se puede oler la sangre, escuchar los huesos fracturados por el impacto de las balas y ver los miembros mutilados por los corbos en la sequedad salina del desierto de Atacama. Pero la novela es mucho más que la historia de la gesta violenta que hay en cualquier proceso de formación de una comunidad política. Asistimos, por ejemplo, al nacimiento de una nueva religión que parte desde el terreno familiar del cristianismo para adentrarse en un indefinido horror cósmico de dioses antiguos, olvidados y rencorosos.

En este proceso acompañamos a peones, hermanos lachos, matarifes, pijes y prostitutas. Pero también personajes misteriosos, de capa negra, sombrero de ala ancha y mirada oscura, que se mueven por distintas ciudades de Chile, América y Europa. Las peripecias de sus personajes posicionan este relato en la tradición de la narrativa de aventura, junto con los westerns y novelas de piratas. De esas historias que les podrían haber gustado a nuestros tíos y abuelos, con personajes que admiraban o en los que quizás podían reconocerse.

El sujeto de Agua Fuerte parece ser el mismo de “Matadero Franklin”, la primera novela del autor. Puede ser una suerte de precuela, con el mismo roto chileno de protagonista, aunque ahora enfrentando la guerra, entre medio del surgimiento de una nueva religión, que quizás, después de todo, sea la misma de siempre. Pero aunque el sujeto sea el mismo, la forma de narrarlo cambia, la centralidad de los diálogos que caracterizaron “Matadero Franklin” es reemplazada en “Agua Fuerte” por la descripción y evocación, por una narración detallada y profunda.

En un momento histórico de alta inestabilidad, marcado por guerras o amenazas de conflicto en la llanura europea, el Cáucaso, el Levante, el mar de China o la Antártica, en una época que homogeneiza nuestra experiencia y nos confina a los estrechos límites de nuestra subjetividad individual, se agradece y valora el esfuerzo por conectarnos con nuestra historia y reconocer en ella nuestro sustrato. “Agua fuerte” nos invita a pensar en esa parte de nuestro pasado que, a pesar de brutal, permitió ejercer soberanía sobre un territorio estratégico que alberga minerales como el litio o el cobre, recursos centrales para la conformación de nuestra identidad y bienestar.

Así, Simón Soto reconoce y se inscribe dentro de la tradición popular, contándonos, como lo hicieron Los Chileneros antes que él, la historia del roto chileno que “por su bandera se vistió de milico y ganó la guerra”.

Ficha técnica:

Agua Fuerte.
Simón Soto.
Editorial Planeta 2023.
359 páginas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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