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Impactos de desaladoras en el loco: consideraciones para la ciencia, comunidad y la industria CULTURA|OPINIÓN Crédito: Cedida

Impactos de desaladoras en el loco: consideraciones para la ciencia, comunidad y la industria

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Claudio Sáez Avaria
Por : Claudio Sáez Avaria Experto en efectos ambientales de la desalación. Investigador Titular. HUB AMBIENTAL UPLA. Universidad de Playa Ancha.
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Nuestras más de quince publicaciones en el campo ambiental de la desalación demuestran que diversidad de organismos marinos no se encuentran bajo amenaza de sobrevivencia por la operación de plantas desaladoras en Chile.


La divulgación científica es una necesidad de vinculación que requiere de una sinergia entre canales comunicacionales ad hoc y grupos científicos que desarrollen investigación con objetividad y rigor disciplinar. Cuando estos valores básicos del desarrollo científico se pierden, la comunicación científica puede llevar a la comunidad en la dirección opuesta a lo que la ciencia pretende; es decir, generar desinformación y un sesgo de opinión.

Con humildad y sólo con el ánimo de dar sustento a esta reflexión, soy un académico con más de diez años de experiencia en efectos ambientales de la desalación, liderando el grupo con mayor cantidad de publicaciones científicas en este contexto en Chile y Sudamérica; lo anterior, en investigaciones de bioensayos en laboratorio como evaluaciones directas de campo en descargas de desaladoras. Dicho esto, mi vocación me hace ineludible pronunciarme acerca del artículo publicado el 4 de septiembre de 2025 en el Mostrador, titulado ““Loco” bajo presión: Estudio revela cómo afecta la salmuera de las desalinizadoras a especie clave”.

El artículo científico como la nota que le divulga, describen una investigación en el cual juveniles de Loco (Concholepas concholepas) son expuestos en bioensayos de laboratorio a diluciones de la llamada “salmuera” de desalación, que van desde 58 PSU (Unidades Prácticas de Salinidad por sus siglas en inglés), con diluciones que llegan hasta el control de 34 PSU (salinidad natural aproximada en el mar de Chile).

Los autores incluso se apoyan en artículo nuestro (Sola et al. 2024) para justificar los niveles de salinidad usados en sus experimentos. No obstante, la referencia a nuestro artículo está incompletamente usada. En este respecto, hacen referencia a nuestro artículo, de manera literal traducido al español, mencionando “La salmuera sin diluir en el punto de descarga excedía frecuentemente los 56 PSU”.

Si bien eso es correcto en relación a nuestros datos, se omite que describimos que los niveles de salinidad a 5 m de cada difusor bajan rápidamente a alrededor de 35 PSU; es decir, 1 PSU sobre la salinidad natural del mar. Más a fondo en relación al artículo bajo escrutinio, además del control a 34 psu y la máxima salinidad de 58 psu, los autores exponen juveniles de Locos a 36, 38, 40, 45 y 52 psu. Interesantemente, el artículo demuestra que hasta 40 PSU, los locos se adhieren al sustrato de la misma manera (sin diferencias significativas) en comparación con el control de 34 PSU.

No obstante, al divulgar los datos los autores no lo exponen de aquella manera, sino que “la capacidad de mantenerse bien adheridos al sustrato se vio afectada significativamente a salinidades mayores a 45 PSU y desapareció por completo en la salinidad más elevada (58 PSU)”. Me detengo en este punto ya que, en base a nuestra evidencia, no solo la mencionada Sola et al. (2024) sino que también nuestro Sola et al. (2025) evidencian que, en las zonas más próximas a los difusores de descarga, las máximas salinidades no superaron los 35 PSU.

Lo anterior, considerando desaladoras de mediana y gran capacidad de producción, como son las desaladoras de Aguas Antofagasta, Nueva Atacama, Candelaria y La Escondida; esta última, la más grande en Sudamérica. Con todo, y sabiendo que los autores conocen nuestros datos empíricos, aparecen muchas interrogantes lógicas:

¿Qué representatividad ambiental tiene desarrollar bioensayos que pretenden emular lo que sucede en una descarga de desaladora a salinidades que empíricamente se ha demostrado no ocurren en la realidad?; ¿Por qué si los resultados a salinidades cercanas a la realidad muestran ninguna afectación para los Locos, la interpretación se enfoca en las fatalidades que evidencian niveles que nunca suceden en descargas de desaladoras?

A esta altura, y sin intentar desacreditar la metodología de laboratorio y análisis realizados por los autores, sí me permito cuestionar el trasfondo del diseño experimental e interpretación en el contexto de lo que pretende abordar el artículo, que son los potenciales impactos de descargas de desaladoras.

En este sentido, es necesario ampliar la discusión, ya que no solo aplica a los autores, sino que a un gran número de científicos que no se enfocan en la representatividad ambiental de las investigaciones, más bien en gráficos con tendencias “altisonantes” y en temáticas contingentes que, dado en el interés de la comunidad, puedan dar palestra y atención comunicacional a sus grupos de investigación.

El “negocio” de la ciencia lamentablemente no ayuda, particularmente cuando la oferta laboral, competencia, jerarquías académicas, entre otras, dependen de la cantidad e impacto científico y mediático de las publicaciones. Sin embargo, es nuestra obligación como científicos tomar un respiro y reflexionar acerca del propósito final de nuestras investigaciones, que son intentar explicar objetivamente los fenómenos de la naturaleza y su relación con las actividades humanas.

Consideraciones para la comunidad e industria

El cambio climático y los vinculados procesos de desertificación han puesto una presión insostenible sobre las fuentes de agua convencionales (Ej: glaciares, ríos, lagos, acuíferos, etc) en el mediano y largo plazo, por lo que las nuevas tecnologías del agua, donde las principales son la reutilización de aguas residuales y la desalación, son (guste o no) una realidad y necesidad ineludible.

Es nuestra labor como ciudadanos, científicos, autoridades e industria, asegurarnos de que su instalación sea sostenible, con el menor impacto ambiental posible y alcanzable para todos los estratos sociales y actividades económicas; no solo para la industria y minería, sino que también agua potable y agricultura.

Afortunadamente, y así lo muestra la evidencia, las características hidrodinámicas y geomorfológicas del mar de Chile facilitan una localizada y rápida dilución de las descargas de desaladoras; incluso en zonas protegidas o bahías más resguardadas de las corrientes. Sin perjuicio de lo anterior, la industria y las autoridades deben seguir trabajando en que la operación de plantas existentes y el diseño de aquellas por venir vayan siempre dirigidas a mejorar en aspectos logísticos y tecnológicos que eviten al máximo un impacto ambiental significativo.

La comunidad puede estar tranquila. Tanto los pescadores como consumidores de loco no deben temer acerca del impacto de la desalación sobre el recurso. Si algo demuestra el artículo aludido es que, en rangos realistas, las descargas de desaladoras no afectan el desarrollo ni asentamiento de los Locos en su medio natural.

Complementariamente, nuestras más de quince publicaciones en el campo ambiental de la desalación demuestran que diversidad de organismos marinos no se encuentran bajo amenaza de sobrevivencia por la operación de plantas desaladoras en Chile. Sin duda, debemos seguir levantando evidencia con fines de ciencia básica y aplicada, mas sin desviar el rumbo de lo que realmente importa, que es el cuidado por la naturaleza y el bien común de nuestra sociedad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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