
Chile en Expo Osaka: vitrina, una escuela y un espejo
En ese espejo, el reflejo de Chile se vio con sus luces y sus sombras; pero sobre todo un reflejo brillante, de su gente, su capacidad y su enorme potencial.
Han pasado ya más de cinco meses desde la apertura del Pabellón de Chile en Expo Osaka 2025. Acercándonos al final de esta aventura, y al mirar atrás, siento gratitud, orgullo y emoción. Liderar esta representación ha sido uno de los mayores desafíos de mi carrera.
Desde el primer día, sabíamos que no sería fácil. Coordinar la participación de más de 100 instituciones, organizar 20 semanas temáticas, recibir a cerca de 2 millones de visitantes y responder a las expectativas de un país entero, requería planificación, trabajo y una correcta ejecución; siempre con la convicción de que Chile tenía algo valioso que mostrar: diversidad, talento, sostenibilidad e innovación.
Gracias al liderazgo de ProChile, y al trabajo conjunto entre el sector público, privado y la sociedad civil, logramos construir un pabellón y realizar cientos de actividades en esté y en otros escenarios en el recinto de la Expo que reflejaron la riqueza de nuestro país. Esta colaboración fue clave para mostrar una imagen cohesionada, moderna y comprometida con los grandes desafíos globales.
El equipo que conformamos fue, en sí mismo, un reflejo de ese Chile que queríamos proyectar. Ocho mujeres profesionales y un hombre, con trayectorias diversas y una energía contagiosa, enfrentamos jornadas largas e intensas, llenas de desafíos; pero nunca perdimos el foco: mostrar un país vivo, dinámico, que cambia cada semana y que dialoga con el mundo desde su autenticidad.
El pabellón fue mucho más que una estructura arquitectónica. Fue un espacio de encuentro, conversación, degustación y descubrimiento. Desde el Makün, tejido por artesanas mapuches, hasta la barra de vinos y piscos, cada rincón hablaba de Chile con respeto, belleza y propósito.
Recibimos desde Chile y de otros países, altas autoridades como el Presidente de la República Gabriel Boric; la princesa Takamado de la Familia Imperial japonesa; empresarios, incluyendo a los dos principales gremios como la CPC y la SOFOFA; artistas, científicos, deportistas, estudiantes, al Buque Escuela Esmeralda y millones de visitantes anónimos.
Escuchamos cosas buenas y otras que mejorar, todas las que nos hicieron reflexionar, pero a la vez, todas nos impulsaron a seguir mostrando un Chile que está dispuesto a aprender, dialogar y construir puentes. Un Chile que no es perfecto, pero que mira al futuro con optimismo anclado en su gente y su cultura; un Chile que tiene una historia que contar, historia que mostramos orgullosamente en nuestro pabellón en la Expo Osaka 2025.
Hoy, al cerrar esta etapa, me quedo con la certeza de que cumplimos, con la satisfacción de un trabajo bien hecho. Que el pabellón mostró la diversidad de nuestro país y dejó huella. Me siento orgullosa de haber representado a Chile y agradecida por el equipo que me toco liderar.
Expo Osaka 2025 fue una vitrina, una escuela y un espejo. Y en ese espejo, el reflejo de Chile se vio con sus luces y sus sombras; pero sobre todo un reflejo brillante, de su gente, su capacidad y su enorme potencial.
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