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Una especie en extinción Ahora hay tan pocos laterales, que no encuentran a quién nominar

Una especie en extinción

Julio Salviat
Por : Julio Salviat Profesor de Redacción Periodística de la U. Andrés Bello y Premio Nacional de Periodismo deportivo.
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La carencia de laterales es evidente en el fútbol chileno, en contraste con décadas anteriores, cuando los entrenadores nacionales tenían problemas -dada la abundancia de valores- para nominar a los de esas funciones.


Los estrategos nacionales del siglo pasado tenían serios problemas cuando debían entregar sus nóminas y determinar quiénes serían los laterales elegidos. Había tantos, que les costaba elegir.

Los de ahora tienen tantas o más dificultades, pero por la razón inversa: hay tan pocos, que no encuentran a quién nominar.

Hubo un momento, en los años sesenta, en que Chile tuvo a uno de los tres o cuatro mejores laterales derechos del mundo. Se llamaba Luis Eyzaguirre, jugaba en Universidad de Chile, y fue nominado para integrar una selección mundial que enfrentó a la de Inglaterra en Wembley. Desde ese día, lo apodaron “Fifo”, porque el evento lo auspició el organismo máximo del fútbol.

Aun así, Eyzaguirre tenía competencia en la competencia interna, y no siempre encabezaba el ranking en su puesto. Aldo Valentini, de Colo Colo, le quitó el puesto en el mundial siguiente. Pero ya estaban también el itálico Hugo Berly (que después fue central), los cruzados Víctor Adriazola y Gustavo Laube, el también colocolino Óscar Montalva, el wanderino Miguel Canelo y el también azul Juan Rodríguez. Todos con méritos para ser seleccionados.

Y por el otro sector también abundaban los buenos: Sergio Navarro y Hugo Villanueva (U), Manuel Rodríguez (UE), José González (CC), Eduardo Herrera (W) Sergio Valdés y Daniel Díaz (UC). Todos –como los anteriores-con una característica común: mantenían por muchos años su buen rendimiento.

De ahí en adelante, la tendencia se mantuvo. Si había puestos donde lucirse en la Roja, los más recurridos eran los de lateral y de defensa central.

BRILLO Y EFICIENCIA

Un somero repaso por las bandas nacionales entrega nombres que conjugaron el brillo de su juego con la eficiencia defensiva.

Ovación para Mario Galindo, que vino de Punta Arenas a triunfar en Colo Colo y que despertó admiración donde todavía nos miraban con desprecio: Argentina y Brasil.

Aplausos para Juan Machuca, de Unión Española; Lizardo Garrido, de Colo Colo; Gabriel Mendoza, albo también, formado en O´Higgins; Moisés Villarroel, wanderino en sus orígenes y en su final; Rolando García, venido de Concepción a lucirse en Colo Colo; Rubén Espinoza, otro sureño formado en la UC y consagrado en Colo Colo; Patricio Reyes, de la U, y Hugo Tabilo, de Cobreloa. El mejor de los últimos años ni siquiera jugó en la Primera División chilena. Se llama Mauricio Isla.

Y por el otro lado, galardón máximo para Antonio Arias, nacido en Magallanes y criado en Unión Española, tal vez el más eficiente lateral izquierdo que ha tenido el fútbol chileno.

Con él hubo varios de probada eficiencia. Enzo Escobar (UE), Héctor Puebla (Cobreloa), Roberto Reynero (U), Luis Hormazábal, Alfonso Neculñir y Francisco Rojas (CC). Como en el otro costado, el mejor de ahora está afuera: Eugenio Mena.

PANORAMA NEGRO

Algo pasó para que la cosecha de laterales se fuera minimizando paulatinamente.

Hoy, Colo Colo pone ahí a Jean Beausejour y no halla qué hacer cuando no cuenta con Gonzalo Fierro, que hace rato pasó la barrera de los 30.

Y la tendencia se repite en otros clubes: Universidad de Chile trajo al uruguayo Mathías Corujo para llenar el vacío derecho e improvisó a Cristián Suárez en el otro lado, hasta que su técnico se dio cuenta de que era preferible recomponer a José Rojas en esa función.

Universidad Católica recurrirá a otro uruguayo, Pablo Álvarez, para un sector y utiliza a un volante-delantero, Fernando Cordero, para el otro.

Unión Española tiene a un argentino, Nicolás Berardo, instalado en su línea de cuatro. San Marcos trajo a Romano Rodrigues, un brasileño de la Segunda División de ese país, para su franja izquierda. O’Higgins repatria a Hugo Droguett, que estaba jugando en el Jeju United, de Corea del Sur, para ponerlo por allá atrás, además del argentino Alejandro López.

Con las salvedades de Juan Francisco Cornejo (Audax Italiano), Juan Carlos Espinoza (Huachipato), Paulo Díaz (Palestino) y Mario Larenas y el diestro Dagoberto Currilla (U. Española), no se divisan más proyectos dorados en el fútbol chileno.

¿Qué pasó, para tanta escasez?

Una sola respuesta: algo se está haciendo mal en los procesos formativos.

La fracasada Sub 20 es un síntoma evidente. Y la precariedad de la Sub 17 es otra muestra de esa debilidad.

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