Opinión
Parece que la inmolación del ministro viene digitada desde otro lugar, parece un martirio que le fue impuesto, que tiene por objetivo cambiar la agenda mediática, igualarlo en la pena al “insuficiente” subsecretario Castillo, una maniobra maquiavélica que tiene a la gente de izquierda corrigiendo a Santelices, mientras hay incendios en Aysén, inundaciones en Iquique- con el camino a Alto Hospicio destrozado.
Afortunadamente, hoy existe tratamiento para el VIH, que lleva la carga viral de quienes son diagnosticados, a cero, lo que en estricto rigor corresponde a la erradicación de la enfermedad de quienes se hayan contagiado del virus.
En Chile está disponible la triterapia para todas las personas que porten el virus del VIH desde hace años, siempre que habiten el territorio nacional.
El VIH es un virus que se contagia por tres vías: contacto sexual con una persona portadora del virus, transfusión sanguínea y a través de la placenta, al feto por nacer.
Por lo tanto, los mecanismos disponibles para detener los contagios incluyen una adecuada revisión de las transfusiones sanguíneas; acceso a tratamiento oportuno a mujeres en edad fértil y campañas preventivas dirigidas a la población más expuesta a riesgo: hombres que tienen sexo con hombres, personas que ejercen la prostitución y practicantes del sexo ocasional. El mensaje es uno: usa condón.
La cifra total anunciada es 39.628 casos acumulados desde 2010, en un aumento paulatino desde ese año (2982) hasta el año pasado (6948).
Sin embargo, en 2010 la noticia era que existían 40.000 infectados con el VIH.
Las declaraciones del ministro de salud apuntan en dos sentidos bien distintos pero reveladores: primero, señalando al extranjero, extraño sujeto que puede cargar con la sinrazón y la culpa al mismo tiempo. Por otro lado, a la píldora del día después: “los jóvenes dejaron de usar el condón” aplicando la lógica implacable: como tienen la píldora, no usan condón.
Ambas “visiones” de la inmensa agenda valórica de las izquierdas solo le han valido vapuleos, contradicciones, rectificaciones y en definitiva, pérdida de poder.
¿Cual es el sentido de las declaraciones del ministro Santelices, entonces?
Parece que la inmolación del ministro viene digitada desde otro lugar, parece un martirio que le fue impuesto, que tiene por objetivo cambiar la agenda mediática, igualarlo en la pena al “insuficiente” subsecretario Castillo, una maniobra maquiavélica que tiene a la gente de izquierda corrigiendo a Santelices, mientras hay incendios en Aysén, inundaciones en Iquique- con el camino a Alto Hospicio (¡oh ironía!) destrozado.
Mientras, seguimos en nuestra huella, camino a aclarar si el ministro se ha equivocado o tiene razón.
