Publicidad
Una dupla jugando al límite Opinión

Una dupla jugando al límite

Publicidad
Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
Ver Más

El Gobierno está tratando de proyectar, en las últimas dos semanas, que se está cumpliendo con el objetivo buscado: tener un peak y una curva más plana en el tiempo. De ahí que el ministro de Salud haya señalado que el coronavirus nos acompañará por unos años y que lo mejor es que toda la población se contagie para generar los anticuerpos. Esto hace sentido con la estrategia inicial de “nueva normalidad”. Sin embargo, ha empezado a surgir una corriente de epidemiólogos que advierten que el virus está en plena expansión, por lo que es difícil predecir su comportamiento. También han advertido que lo peor de la crisis sanitaria en Europa se presentó hacia el final del invierno y nosotros recién estamos en otoño, aún con buen tiempo.


No hay peor derrota que la que un deportista se autoprovoca sin participación del rival. Un error no forzado en el tenis que le cambia el rumbo a un partido o un autogol que termina desnivelando la cancha, pese a que el equipo no había tenido un mal desempeño. Eso fue lo que le ocurrió al Gobierno en unos pocos días. Venía manejando la agenda sin grandes contratiempos y, menos, contrapeso. Hemos dicho, en este mismo espacio, que la oposición ha dado pena por su intrascendencia, al no tomar una postura, y que los alcaldes y Colegio Médico fueron perdiendo relevancia, enredados en la Mesa Social COVID-19. He ahí por qué la seguidilla de errores provocó tanta molestia en el oficialismo.

Los errores que cometieron el Presidente Sebastián Piñera y el ministro Jaime Mañalich fueron tan grandes, que en solo una semana tuvieron que echar pie atrás al torpe anuncio –pareció una improvisación más– de implementar su “nueva normalidad”, advirtiendo que los empleados públicos debían volver a trabajar el lunes, cosa que no hicieron, y que los malls podrían empezar a abrir gracias a un protocolo elaborado por La Moneda, que fue rechazado por los locatarios, además de recibir duras críticas de parte de su propio sector, que acusaron al Mandatario de exceso de triunfalismo.

Una chambonada que reforzó las dudas que está generando la dupla “PI-MA” por proyectar que el virus está, milagrosamente, controlado. El cambio al plan «Retorno Seguro” no es más que la demostración de que el manejo político de Presidente y su ministro es muy deficiente.

Aunque los problemas para La Moneda no terminarían ahí. El mismo día de los anuncios, volvía un grupo reducido de manifestantes a ocupar el monumento al General Baquedano, de seguro motivados por la inédita y provocadora visita del Mandatario a la llamada zona cero unas semanas antes, lo que se repitió el viernes 24. Pero faltaba el momento culminante, sublime de esta serie de eventos desafortunados: una disputa muy subida de tono entre Jaime Mañalich y los ministros de Educación y la vocera de Gobierno.

[cita tipo=»destaque»]Veremos ahora si el cambio de concepto y estrategia, es decir, de instalar un regreso paulatino, gradual y seguro logra ser captado por la ciudadanía como un esfuerzo que debe ir de la mano de garantizar la protección de la salud como prioridad. En los últimos días vimos una puesta en escena del Gobierno muy cercana al gran empresariado, incluyendo el anuncio de medidas para rescatar a las empresas grandes, lo que se puede interpretar como un giro más económico, algo que antes de llegar el peak e incluso la “segunda ola” –como advirtió el viernes el propio Presidente– puede ser extremadamente grave para la imagen de Piñera, pero lo que es peor, para la salud y vida de los chilenos.[/cita]

¿La razón? El médico calificó como un error el cierre de todos los colegios del país el 16 de marzo, por lo que la cartera no había podido cumplir con la meta de vacunación masiva de menores de 10 años. Pero lo que el ministro no dijo, fue que las vacunas fueron redestinadas a las Fuerzas Armadas y que la medida fue tomada por el propio Piñera, pese a la opinión contraria del Comité Asesor, que, dicho sea de paso, ha tenido un rol bastante poco relevante en las últimas semanas.

Al parecer, el intento fallido y torpe del Jefe de Estado de instalar el concepto “nueva normalidad” buscaba controlar la agenda inmediata y, de paso, entregar una señal política de que nuestro país retomará una vida centrada en el “modo coronavirus” –concepto mucho más claro para la gente– y no a la del proceso iniciado el 18 de octubre con el estallido social. De seguro, Chile y el mundo no serán los mismos después que pase la fase aguda de la crisis. Tendremos que modificar muchas conductas, el mundo laboral no será igual, pero lo que sí es claro es que el proceso que empezó en el país en octubre será reversible, porque lo que ocurrió desde ese día hasta febrero, ya era una “nueva normalidad”.

El exceso de confianza del Presidente en Mañalich es evidente, seguramente recordando los tiempos de la Clínica Las Condes, en que uno era dueño y el otro gerente. De hecho, hoy proyectan una suerte de dupla, que varios –erróneamente– han comparado con la de Lagos e Insulza, con la diferencia que el ministro de Salud tiene muy poco manejo político. Solo la semana pasada se peleó con los alcaldes de su sector, la DC y el alcalde Daniel Jadue. Hasta pareciera que le encanta que lo tilden de pesado y rudo. Sin duda, su falta de tolerancia e irritabilidad, así como su escasa habilidad política, deben tener preocupados a otros ministros que han perdido todo protagonismo. Esto es muy malo para un Piñera al que su ansiedad por recuperar apoyo público lo traiciona a diario, y con Mañalich, que le refuerza el rasgo obsesivo.

El Gobierno sigue jugando al límite, tratando de proyectar, en las últimas dos semanas, que se está cumpliendo con el objetivo buscado: tener un peak y una curva más plana en el tiempo. De ahí que el ministro de Salud haya señalado que el coronavirus nos acompañara por unos años y que lo mejor es que toda la población se contagie para generar los anticuerpos. Esto hace sentido con la estrategia inicial de “nueva normalidad”. Sin embargo, ha empezado a surgir una corriente de epidemiólogos que advierten que el virus está en plena expansión, por lo que es difícil predecir su comportamiento. También han advertido que lo peor de la crisis sanitaria en Europa se presentó hacia el final del invierno y nosotros recién estamos en otoño, aún con buen clima.

Veremos ahora si el cambio de concepto y estrategia, es decir, de instalar un regreso paulatino, gradual y seguro logra ser captado por la ciudadanía como un esfuerzo que debe ir de la mano de garantizar la protección de la salud como prioridad. En los últimos días vimos una puesta en escena del Gobierno muy cercana al gran empresariado, incluyendo el anuncio de medidas para rescatar a las empresas grandes, lo que se puede interpretar como un giro más económico, algo que antes de llegar el peak e incluso la “segunda ola” –como advirtió el viernes el propio Presidente– puede ser extremadamente grave para la imagen de Piñera, pero lo que es peor, para la salud y vida de los chilenos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias