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Klopp el constructor Opinión

Klopp el constructor

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Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Vino la Liga de Campeones en el Wanda Metropolitano, luego el Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa. Solo restaba la Premier y lo hizo con un récord indiscutible. En 120 años de historia del fútbol inglés, jamás un equipo había sido campeón siete fechas antes de terminar el certamen. El Liverpool de Klopp ya lo hizo. Sus números esta temporada son extraordinarios: 28 ganados, 2 empates y uno solo perdido. Ha convertido 70 goles y solo le han hecho 21. Impresionante.


Cuando llegó a la foto de rigor para firmar su contrato ante los medios de comunicación –en esa catedral que es Anfield–, Jurgen Klopp sentenció con esa sonrisa perfecta que tiene: “No vengo a prometer títulos, vengo a trabajar y consolidar un proyecto”.

Y ese proyecto logró esta semana terminar con una sequía de 30 años, en una ciudad que vive y respira fútbol, que vive y respira por Los Beatles, que es sinónimo en gran parte de lo que es Inglaterra: música, cerveza, fútbol y trabajo. Por eso, Klopp es amado en la galería de los próceres de la camiseta roja, comenzando por el gran Bill Shankly (el padre del corazón red) y nombres de la jerarquía de Daglish, Rush, Barnes, Keegan y Gerard.

Liverpool es el club más importante y popular de Inglaterra. Es la esencia misma del fútbol, ya que ver y escuchar a la hinchada roja cantando «You’ll never walk alone» en la previa de cada partido, sinceramente pone la piel de gallina. Es emocionante y alucinante, por eso es un equipo que atrapa y seduce, por la tradición y el respeto a la historia. Ahí llegó este alemán carismático, a construir un proyecto en silencio y muy bien meditado.

[cita tipo=»destaque»]Cuando toda la gloria y homenajes pueden ser para él, recordó a otro de los grandes en la historia de Anfield, como es Steven Gerrard. Le dedicó ese título que el mismo Gerrard perdió en sus pies. Una más de la categoría de persona y entrenador que es Klopp. Hombre sensible y duro a la vez, ganador y perdedor, de sonrisa amplia y lágrima fácil. Es el planeta Klopp, el Liverpool vestido de rojo y con olor a cerveza. Es Klopp el constructor y parece que su reino está aún por seguir creciendo.[/cita]

Pelear la Premier era el primer gran objetivo y, para eso, Klopp debió recuperar anímicamente a un plantel golpeado tras perder a tres fechas el título a manos de Chelsea –ironías de la vida y el fútbol, porque este jueves fue Chelsea el que ayudó a ganar la Premier– cuando el ícono rojo, Steven Gerrard, resbala y le permite al conjunto de Mou anotar, silenciando a Anfield y dejando por el suelo el sueño de Brandan Rodgers. Ahí Klopp entendió que era su lugar. Tenía la pasión y visión para edificar el proyecto club, con su idea de juego e intérpretes para aquello.

Cuando asume el equipo, Gerrard se había ido a la MLS y pensó en Henderson para ser el nuevo caudillo del equipo. No se equivocó. Además, comenzó a darle más confianza a Firmino y Joe Gómez. Mantuvo la base y diseño en conjunto con las políticas del club, el modelo de fichajes, para darle la consistencia necesaria a su equipo y, así, poder pelear mano a mano con los poderosos de plantel y billetera en Europa e Inglaterra.

Llevó a Salah, Mané y Van Dijk para consolidar su columna vertebral. Luego fichó a Allyson y empezó a trabajar su concepto preferido: atacar, atacar y atacar. La mejor defensa es atacar y no bajar los brazos. Y ese axioma le comenzó a dar resultados, aunque algunos reveses también. Perdió la UEFA ante el Sevilla, luego cayó ante Real Madrid en esa fatídica noche de Karius en Kiev, cedió la Premier por un punto ante el City, sin embargo, el proyecto Klopp estaba sólido y tendría sus frutos. No decayó ni dejó de sonreír.

Vino la Liga de Campeones en el Wanda Metropolitano, luego el Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa. Solo restaba la Premier y lo hizo con un récord indiscutible. En 120 años de historia del fútbol inglés, jamás un equipo había sido campeón siete fechas antes de terminar el certamen. El Liverpool de Klopp ya lo hizo. Sus números esta temporada son extraordinarios: 28 ganados, 2 empates y uno solo perdido. Ha convertido 70 goles y solo le han hecho 21. Impresionante.

La noche del jueves, mientras el plantel celebraba el título, Klopp estaba en vivo en una charla con Kenny Daglish, figura histórica y responsable del último título de los red en 1989. No aguantó la emoción el alemán y se largo a llorar, porque sabe que ingresó a la historia de oro de uno de los clubes más míticos del mundo y eso, en los valores de vida del germano, es ley.

Cuando toda la gloria y homenajes pueden ser para él, recordó a otro de los grandes en la historia de Anfield, como es Steven Gerrard. Le dedicó ese título que el mismo Gerrard perdió en sus pies. Una más de la categoría de persona y entrenador que es Klopp. Hombre sensible y duro a la vez, ganador y perdedor, de sonrisa amplia y lágrima fácil.

Es el planeta Klopp, el Liverpool vestido de rojo y con olor a cerveza. Es Klopp el constructor y parece que su reino está aún por seguir creciendo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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