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Participación ciudadana: AHORA Opinión

Participación ciudadana: AHORA

Danae Mlynarz
Por : Danae Mlynarz Cientista Política y Trabajadora Social. Directora Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural Miembro de la Red por la Participación
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El proceso Constituyente debe ser participativo y eso debe ser un compromiso explícito en el acuerdo de unidad. El proceso desarrollado durante el segundo Gobierno de Michelle Bachelet es el piso mínimo a exigir para incluir en la norma de funcionamiento que elabore la futura Convención Constitucional. Todas y todos los chilenos debemos estar representados en este proceso. Dentro de los mecanismos y actividades que se podrían incorporar se encuentran: audiencias públicas, encuentros autoconvocados, paneles de discusión con participantes sorteados, sesiones de rendición de cuentas territoriales, encuentros y foros temáticos, levantamiento y ejecución de iniciativas ciudadanas, trabajo descentralizado de la Convención Constitucional, generar un equipo técnico sistematizador y facilitador de instancias participativas, medidas de transparencia de las sesiones y decisiones de la convención, amplias plataformas digitales, promoción de debates y contenidos educativos para que toda la población conozca el proceso y pueda ser parte de él.


El estallido social de octubre pasado permitió el itinerario constitucional que tiene como uno de sus hitos el plebiscito del 25 de octubre, sin embargo, el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución dejó algunos puntos pendientes que el sistema político, presionado por la sociedad civil, ha debido resolver para ir avanzando en legitimidad del proceso, por ejemplo: el contar con una Convención Constitucional Paritaria en caso de que gane esta opción, que tenga cuotas para pueblos indígenas, discusión que esta adelantada en el Parlamento pero no zanjada, y que los independientes puedan participar del proceso con igualdad de condiciones frente a los partidos políticos.

Sin embargo, hay un punto que se ha discutido bastante menos, que tiene relación con la participación ciudadana dentro del proceso constituyente. Cómo generamos nuevos espacios de participación para que todos y todas nos sintamos parte en esta primera Constitución desarrollada en democracia. Es decir, cómo avanzar y asegurar que el itinerario procedimental que se ha establecido por los representantes tenga una legitimidad social. Situación que en el contexto actual es clave, puesto que la crisis de confianza, la fractura entre el mundo político y el mundo social es tan grande, que no permite que exista conexión entre los planteamientos de unos y otros.

Con posterioridad al estallido social en Chile se desarrollaron de forma autoconvocada distintos espacios sociales de participación y diálogo a través de cabildos territoriales en plazas y parques, espacios laborales y ONGs, donde quedó de manifiesto el interés público de la ciudadanía por buscar soluciones a las demandas expuestas.  No podemos olvidar que el estallido tiene entre sus antecedentes una crisis de representatividad y confianza. Por tanto, es clave hacer las cosas de forma distinta, la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones es imperativa, no solo es necesario escuchar para lograr representar o avanzar en empatía para lograr sentir lo que dice el otro, sino que es necesario avanzar en compartir poder para que todos nos sintamos parte de nuestro país, para lograr efectivamente avanzar hacia un nuevo pacto social. No habrá gobernabilidad posible si no hay participación ciudadana.

En nuestro desarrollo democrático nos queda pendiente avanzar en herramientas que faciliten el diálogo y la posibilidad de deliberar en conjunto. No será posible salir de este conflicto social si no sabemos dialogar entre distintos, lo que es una práctica poco habitual, fruto de nuestra desigualdad, segregación y fragmentación social donde no conocemos, no interactuamos, no comprendemos, no escuchamos y no dialogamos con los distintos de mí. Es una tarea esencial en la construcción de este nuevo pacto social que Chile necesita, no solo por los 30 años, ni por los 47, sino que por nuestros más de 210 años de historia como país independiente, donde por primera vez seamos capaces de desarrollar una construcción nueva, donde estemos todos dispuestos a ceder en algo y, por tanto, establecer un diálogo deliberativo.

Para la transformación que Chile necesita es requisito la unidad, para ello es necesario un acuerdo basal respecto de lo que queremos construir para el futuro, enfocado en los cambios necesarios. En los diversos conversatorios y cabildos en que he participado, puedo constatar que tenemos más acuerdos que desencuentros sobre lo que queremos para Chile. Asimismo, debemos incluir en el debate la forma en cómo vamos a construir nuestra nueva Constitución, dejando atrás las habituales prácticas políticas, de decisiones verticales y jerárquicas que tanto mal han generado, llevando a la impopularidad de los partidos y desafección ciudadana sobre la actividad política.

El proceso Constituyente debe ser participativo y eso debe ser un compromiso explícito en el acuerdo de unidad. El proceso desarrollado durante el segundo Gobierno de Michelle Bachelet es el piso mínimo a exigir para incluir en la norma de funcionamiento que elabore la futura Convención Constitucional. Todas y todos los chilenos debemos estar representados en este proceso. Dentro de los mecanismos y actividades que se podrían incorporar, como señalan Delamaza y Fuentes, se encuentran: audiencias públicas, encuentros autoconvocados, paneles de discusión con participantes sorteados, sesiones de rendición de cuentas territoriales, encuentros y foros temáticos, levantamiento y ejecución de iniciativas ciudadanas, trabajo descentralizado de la Convención Constitucional, generar un equipo técnico sistematizador y facilitador de instancias participativas, medidas de transparencia de las sesiones y decisiones de la convención, amplias plataformas digitales, promoción de debates y contenidos educativos para que toda la población conozca el proceso y pueda ser parte de él.

La norma para el funcionamiento de la convención no tiene que ver solamente con cómo se zanjan las diferencias, discusión que hemos escuchado en estos días, sino que también con cómo vamos a construir la Constitución entre todos y todas. Cómo ejercemos la soberanía popular.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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