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Chile requiere más ciencia e inversión Opinión

Chile requiere más ciencia e inversión

M. Cecilia Hidalgo, Luis Huerta, Eduardo Pereira, Jimena Sierralta, Soledad Torres y Alejandro Maass
Por : M. Cecilia Hidalgo, Luis Huerta, Eduardo Pereira, Jimena Sierralta, Soledad Torres y Alejandro Maass M. Cecilia Hidalgo, Presidenta, Academia Chilena de Ciencias, Corporación Nacional de Sociedades de Ciencias Naturales y Exactas de Chile, conformada por Luis Huerta, Presidente, Sociedad Chilena de Física, Eduardo Pereira, Presidente, Sociedad Chilena de Química, Jimena Sierralta, Presidenta, Sociedad Chilena de Biología, y Soledad Torres, Presidenta, Sociedad Chilena de Matemáticas, Alejandro Maass, Miembro Correspondiente, Academia Chilena de Ciencias.
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Chile requiere ciencia, conocimiento, tecnología e innovación para avanzar hacia un desarrollo integral, más equitativo, que, junto a políticas inclusivas y de equidad social, asegure el bienestar de toda su población. Por lo tanto, nos parece urgente aumentar la inversión estatal en forma significativa para tener una estrategia sólida de desarrollo científico con visión de futuro, que permita enfrentar los desafíos globales y locales con mayor equidad y con mejores estrategias basadas en conocimiento científico. Es también urgente que se tome conciencia de que persistir en asignar recursos insuficientes es la mayor amenaza al desarrollo y bienestar del país en las próximas décadas. Por lo tanto, llamamos a invertir de manera decisiva y estratégica en el desarrollo científico de Chile. El presente apremia, pero, aún más, lo hace el futuro.


La pregunta: ¿ciencia para qué? se ha instalado recientemente en ciertos ámbitos de nuestra sociedad. Para responder esta pregunta es necesario recurrir a la esencia de lo que nos define como seres humanos.  La sociedad que construimos es, o debe ser, para las personas, lo que implica ciertamente promover el bienestar material, pero también incluye potenciar el desarrollo creativo a través del arte y de la búsqueda por conocer nuestro mundo a través de la ciencia. El aporte de la ciencia y del arte gratifica al ser humano en lo más íntimo de su existencia; sin arte ni ciencia la vida sería árida y vacía de sentido. Pero la respuesta a esta pregunta no sólo involucra aspectos de gratificación personal. Nuestro país requiere reforzar la capacidad de enfrentar con éxito y a través de la generación de conocimiento desafíos que pueden representar amenazas presentes o futuras. 

Hoy, particularmente, ningún problema que signifique una amenaza global tiene posibilidades de ser resuelto sin el aporte de la ciencia. Y la posibilidad de mejorar nuestro propio destino como país depende de la investigación y del conocimiento que generemos para resolver no solo graves problemas que nos aquejan sino también los desafíos que nos impone ser parte del mundo globalizado. Chile es uno de los países más afectados por el cambio climático; tenemos, asimismo, desafíos de salud pública y de transformación digital entre otros. Más aún, se requiere investigación en ciencias sociales y humanidades para comprender y generar estrategias que permitan combatir la inequidad social, económica y regional que actualmente exhibe nuestro país y que amenaza nuestra convivencia. 

La relevancia de contar con las capacidades que genera hacer ciencia se ha hecho evidente en emergencias pasadas y también en la actual situación de pandemia de CoVid-19, que ha demostrado cuan importantes han sido y continúan siendo la ciencia y la tecnología para enfrentar las emergencias. Para mencionar solo un ejemplo – entre los muchos aportes que ha realizado la comunidad científica nacional – el apoyo universal para aumentar los diagnósticos realizando ensayos de PCR a lo largo de todo el país no habría sido posible si no hubiera existido un esfuerzo de largo plazo que permitió contar con personas con el conocimiento científico, la experiencia requerida y el equipamiento y personal de apoyo competente para hacerse cargo de realizar esta labor de manera prácticamente inmediata.

La comunidad científica chilena ha tratado por años de convencer a nuestros gobiernos de que es urgente transformar a Chile en un país que ponga la generación de conocimiento como base para su desarrollo. Sin embargo, la inversión en este ámbito ni siquiera llega al 0,4% del PIB, muy lejos del valor promedio de 2.4% de los países de la OCDE con los que queremos compararnos. Si bien valoramos la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) y la implementación de cambios que permitan ordenar y centralizar los esfuerzos nacionales en CTCI, no ha aumentado la inversión en estas áreas. 

Una inversión en CTCI tan exigua como la actual no permite financiar la ciencia necesaria para enfrentar los desafíos que tenemos como país. Tampoco permite aumentar el bajo número de investigadores existentes en Chile (ocho veces menos que el promedio de los países de la OECD, que son nuestra referencia para el desarrollo) y que son necesarios para poder enfrentar con éxito estos desafíos, y menos asegurar condiciones laborales justas a los investigadores e investigadoras más jóvenes. Más aun, en la nueva institucionalidad del Ministerio de CTCI, que reemplazó a CONICYT por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID, se eliminaron los Consejos de Ciencia y Tecnología, que estaban integrados por personas con trayectorias científicas destacadas y con la experiencia requerida para velar por la aplicación de criterios estratégicos y transversales adecuados que permitían dar coherencia y especificidad a cada área de estudio.

Por otro lado, el exiguo financiamiento de la ANID conlleva una importante sobrecarga laboral para los insuficientes recursos humanos con los que cuenta. Consideramos que estos puntos debilitan el rol estratégico de la ANID y del propio Ministerio de CTCI en la elaboración e implementación de políticas públicas en el área de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, a pesar de que cualquier aumento en el presupuesto para CTCI es marginal en la estructura presupuestaria del país, el gobierno actual no solo no aumentó los recursos para el año 2021 sino que los disminuyó, pues incorporó a la cartera centros de investigación gubernamentales que poseen presupuestos propios de continuidad. 

Existe gran frustración en la comunidad científica nacional – y riesgo cierto de perder a muchas personas altamente calificadas – debido a la falta de inversión pública y privada en CTCI.  Por falta de presupuesto no se financian cientos de proyectos calificados como muy buenos o excelentes, con el subsiguiente desperdicio de talento que lleva incluso al desmantelamiento de grupos consolidados y de reconocida trayectoria e impide la incorporación de investigadores jóvenes talentosos que se han formado en Chile o el extranjero. El país no puede permitirse la fuga de talentos en los que por más de 30 años ha invertido mucho en formar por medio de becas y proyectos, y cuyo aporte se requiere para asegurar un mejor futuro para todos sus habitantes. 

Vivimos una emergencia sanitaria como pocas en nuestra historia, que sin embargo ha contado con un sistema científico que no existía hace un siglo en el país. La ciencia que hoy tenemos es el resultado de varias décadas de esfuerzos incesantes de distintos actores, incluido el Estado. Por ello, aunque hoy las prioridades que dicta la emergencia deben enfocarse en aquello de efecto inmediato y en apoyar a los que sufren el impacto de la pandemia, el país debe también mirar el futuro y preguntarse qué necesitaremos. La respuesta es obvia: ciencia y tecnología que nos permita anticiparnos a los desafíos que vienen. Por lo tanto, no puede repetirse la falta de visión de las autoridades, que se evidencia en la aún bajísima inversión que el Estado chileno hace en CTCI y que limita severamente nuestro desarrollo. 

Chile requiere ciencia, conocimiento, tecnología e innovación para avanzar hacia un desarrollo integral, más equitativo, que, junto a políticas inclusivas y de equidad social, asegure el bienestar de toda su población. Por lo tanto, nos parece urgente aumentar la inversión estatal en forma significativa para tener una estrategia sólida de desarrollo científico con visión de futuro, que permita enfrentar los desafíos globales y locales con mayor equidad y con mejores estrategias basadas en conocimiento científico. Es también urgente que se tome conciencia de que persistir en asignar recursos insuficientes es la mayor amenaza al desarrollo y bienestar del país en las próximas décadas. Por lo tanto, llamamos a invertir de manera decisiva y estratégica en el desarrollo científico de Chile. El presente apremia, pero, aún más, lo hace el futuro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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