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Los programas en cultura de Boric y Kast CULTURA|OPINIÓN

Los programas en cultura de Boric y Kast

Samuel Toro
Por : Samuel Toro Licenciado en Arte. Doctor en Estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad, UV.
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Las propuestas entre Kast y Boric son diametralmente distintas, al menos en las bases de la construcción, en un caso y de conservación en el otro, potenciando y fortaleciendo una o la otra. Si pensamos en la época en que nos encontramos, la búsqueda de amplitudes no segmentadas para un convivir en lo que respecta al trabajo cultural y su potencia en la búsqueda y creación de mundo, una posición en demasía conservadora no nos ayudaría en ese camino como quisiera Kast. Boric, según mi opinión, no nos plantea un cambio radical para el real potenciamiento de las facultades de mundo que menciono, pero en comparación con el otro candidato se encontraría muchísimo más cercano a una visión actualizante y de comprensión efectiva de los problemas humanos y no humanos que nos aquejan en la actualidad como país y como mundo. Las aperturas en los conocimientos, en este caso, son más actualizadas a lo que nos toca y nos tocará vivir sobre los descubrimientos y su posible aplicación sin censuras educativas humanistas como se puede leer en el programa del otro candidato.


En esta columna realizaré un breve análisis comparativo en base a los programas de los dos candidatos a la presidencia en Chile (Boric y Kast) en los temas concernientes a las artes y la cultura.

En ambos candidatos hay tópicos que se reiteran, transversalmente, es decir, no solo en el proyecto de cultura y artes, sino a lo largo de los dos programas, varios de los cuales podrían verse diametralmente opuestos en la visión de mundo que proponen potenciar de forma conservadora por un lado (Kast) y de cambio generacional y epocal por el otro (Boric).

Parte de los conceptos que reitera, constantemente, el candidato Kast son referidos a la familia (heteroxesual), la religión y el emprendimiento empresarial. La concreción de operaciones económicas específicas no las menciona en el ítem cultura, sino más bien, al comienzo de las casi primeras 30 páginas, donde refuerza los temas de orden, seguridad acompañados de estabilidad. Es aquí donde menciona muchos nuevos beneficios a fuerzas armadas y carabineros, posteriormente se refiere a beneficios económicos a las familias que tengan en sus planes tener hijos. El reforzamiento de la religión lo plantea como un deber del Estado en la educación. Estos breves principios los extrapola a su proyecto sobre cultura.

El candidato Boric si hace mención sobre cambios presupuestarios para cultura, dos generales y uno específico. Dentro de los dos primeros se refiere al mejoramiento del “financiamiento del sector” en base a revisiones comparadas con políticas culturales de otros países (no menciona cuáles), proyectándose a largo plazo para el intento de descentralización y participación territorial en lo que refiere al conjunto de la “actividad” cultural. Un segundo punto es la propuesta de la reformulación del Estatuto Laboral del Trabajador Cultural, y un tercero sobre un aumento de recursos específicos para el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, lo cual se menciona a corto plazo y se concretaría con el 1% del presupuesto nacional, destacando la especificidad en “los sitios de memoria, orquestas y teatros regionales” (el año 2021 el presupuesto bajó de un 0,4% a un 0,3%). Los conceptos transversales del candidato Boric, que se encuentran en el plan de cultura, son diversidad cultural, descentralización, buen vivir y plurinacionalidad, entre otros.

La cantidad de propuestas específicas se ven más en el programa de Kast, sin embargo, la supuesta generalidad de las propuestas de Boric llevarían implícitas temas que pueden incluirse y potenciar la generalidad que plantea. Como mencionaba antes, Kast basa su propuesta cultural en los ejes más conservadores en comparación con los de Boric. Por ejemplo, menciona al comienzo que integraría un “Consejo de Notables” para fortalecer el carácter racional de la institucionalidad cultural. Pero, ¿a qué consejo de notables se refiere? Y, ¿a qué perspectivas racionales está apelando en el plano de las decisiones culturales y artísticas? No las explica. Luego se refiere a una garantía de la “doctrina sobre la ideología política”, apelando a la pluralidad de opiniones y la identidad cultural en lo “fundamental y trascendente”.

Al parecer, cuando se refiere a la “doctrina” estaría mencionando la disciplina artística más clásica, pues, en otro de sus puntos, menciona el volver a integrar, en los colegios, los ramos de artes plásticas y música. Al mencionar las artes como artes plásticas estaría dando cuenta de una formación escolar artística que hace decenios no se soporta más y que ha sido una de las bases de la gran ignorancia en las artes, por ejemplo contemporáneas, en la mayoría de la población. Luego, no explica a cuál identidad cultural se refiere para que esta sea “fundamental y trascendente”. También podemos ver una contradicción cuando se refiere a la pluralidad de la opinión, pues, en otros puntos de su programa, menciona la principal relevancia de las familias heterosexuales, proponiendo que las teorías de género sean eliminadas de los planes de educación.

Con esto último desconoce la historia del feminismo en el mundo y las dificultades a las que han tenido que enfrentarse para ir logrando avances en materia de derechos y justicias. También menciona la recuperación de “la memoria con veracidad”, sin explicar cuál perspectiva de revisión histórica se emplea para ello. En un punto se refiere a la “Internacionalización del Patrimonio de Chile”, pero, nuevamente, sin explicar el cómo; particulariza, eso sí, en las iglesias, instrumentos antiguos y el fomento de Luthiers. En el caso de Boric, cuando se refiere al patrimonio hace un intento por volcarse a nuevas formas de expresarlo y abarcarlo, un patrimonio nacional que actualmente no estaría siendo resguardado, dando dos ejemplos: arte público y la relevancia del tema patrimonial en lo que concierne a la plurinacionalidad. No nos entrega mayores alcances sobre otros procesos y ejemplos sobre patrimonio.

Kast, por el contrario, bandaliza lo que se pueda entender como arte público, específicamente lo que menciona como las “bandas de grafiteros”. Esto es muy delicado, pues pone una línea muy delgada -o más bien explícita- entre un accionar público de expresión actual (independiente del gusto) con la delincuencia. Ahí hay un tremendo error. El mismo candidato menciona, en el punto 123, textualmente, “Prohibición de asignación directa y con fines políticos de los recursos culturales. Re-evaluar aportes al Museo de la Memoria, Fundación Salvador Allende, o Museo Eduardo Frei. Permitir que otras instituciones puedan acceder y concursar por estos recursos, sin preferencias ni cuotas pre-asignadas de ningún tipo”. Este ítem es delicado, pues, a pesar de que hayan “actores” sociales que estén de acuerdo con el mejoramiento de los fondos concursables (y no su eliminación), sin embargo, hace unos diez años, aproximadamente, que se ha establecido el debate sobre si los espacios culturales, organizaciones, instituciones, etc., debieran tener financiación directa o no. El avance en esto se ha concentrado (al menos en la agenda) en intentar financiar instancias que ya tengan un recorrido y aceptación ciudadana reconocible en lo que se refiere a la cultura; tal vez una opción sea la participación de concursos en categorías donde la adjudicación no sea de corto plazo.

En lo que se refiere al emprendimiento, que conllevaría lo que se ha normalizado gradualmente en Chile (siguiendo otros modelos), los dos candidatos mencionan este concepto, la diferencia en los programas es que Kast lo incorpora al proyecto cultural y Boric no, aunque, de acuerdo a sus planteamientos generales lo más probable es que potencie esto, pues la capitalización actual, lamentablemente, no se desliga de la empresarialidad en el trabajo artístico cultural para atraer y potenciar economías. Es un tipo de modelo muy cuestionable, pero casi el único que se les ocurre a políticos y políticas a la hora de ver réditos económicos (modelo, fuertemente impulsado por los países aliados post segunda guerra mundial, particularmente, en sus comienzos, por Estados Unidos con, por ejemplo, el Plan Marshall en Europa).

En resumidas cuentas, las propuestas de Kast estriban en la regulación y control en los planes educativos, los patrimonios religiosos, el fortalecimiento de las artes clásicas europeas, la no incorporación de la plurinacionalidad y pluriculturalidad  (en otros temas iniciales de su propuesta menciona, repetidas veces, los temas de seguridad, delincuencia y terrorismo, donde el debate de lo plurinacional se le contrapondría con los réditos que ha logrado en algunos votantes apelando a la seguridad nacional militarizada en las zonas donde se ha generado mayor conflicto en el tema).

Boric propone, al contrario, textualmente, una autonomía pedagógica, intentando con esto potenciar nuevas formas de relación que, cito “…promuevan la expresión de las múltiples formas de aprender y concebir el mundo; de reconocimiento y representación de las diversidades en comunidades educativas que releven la historia, cultura, contextos y necesidades de cada uno de sus miembros; de educación feminista que corrija los relatos y prácticas patriarcales y que otorgue mayor relevancia a la educación ambiental, estableciendo nuevas formas de poder y relaciones, más horizontales y colaborativas, entre los miembros de la comunidades”. Esta parte se encuentra en el ítem de educación, pero no se separa del contexto cultural.

Como se puede ver (no es sorpresa para la mayoría supongo) las propuestas son diametralmente distintas, al menos en las bases de la construcción, en un caso y de conservación en el otro, potenciando y fortaleciendo una o la otra. Si pensamos en la época en que nos encontramos (muy probablemente una Era), la búsqueda de amplitudes no segmentadas para un convivir en lo que respecta al trabajo cultural y su potencia en la búsqueda y creación de mundo, una posición en demasía conservadora no nos ayudaría en ese camino como quisiera Kast. Boric, según mi opinión, no nos plantea un cambio radical para el real potenciamiento de las facultades de mundo que menciono, pero en comparación con el otro candidato se encontraría muchísimo más cercano a una visión actualizante y de comprensión efectiva de los problemas humanos y no humanos que nos aquejan en la actualidad como país y como mundo. Las aperturas en los conocimientos, en este caso, son más actualizadas a lo que nos toca y nos tocará vivir sobre los descubrimientos y su posible aplicación sin censuras educativas humanistas como se puede leer en el programa del otro candidato.

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