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El Apruebo y Rechazo en las redes sociales y sus proyecciones para el plebiscito de salida Opinión

El Apruebo y Rechazo en las redes sociales y sus proyecciones para el plebiscito de salida

Juan Cristóbal Portales
Por : Juan Cristóbal Portales Director Ejecutivo Instituto Desafíos de la Democracia y Consejero LLYC.
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El estudio arroja que el 87% de los usuarios identificados llegó a conformar de manera consistente 2 comunidades con una decisión clara respecto de la nueva Constitución: Apruebo o Rechazo. Las conversaciones identificadas como Rechazo consideran menciones y/o usuarios que se asocian a críticas al proceso transformador o a sus diferentes actores políticos. Por contrapartida, las conversaciones identificadas como Apruebo consideran menciones y/o usuarios que se asocian a elogios al proceso.  Luego, y si bien la comunidad que va por el Apruebo está compuesta por una cifra mayor que la del Rechazo (con 14.872 miembros versus 11.744), aparecen menos comprometidos y/o efectivos en la capacidad de amplificar su posición (generan cerca de 20.000 mensajes menos que los miembros del Rechazo) y alcanzan un número bastante inferior de personas en su comunicación e interacción asociada (un 25% menos).


Volvemos a estar ante un hito democrático en nuestra reciente historia desde el estallido social en 2019. La Convención Constitucional hará entrega del documento que podría transformarse en nuestra próxima Constitución, según se determine en el plebiscito de salida previsto para el 4 de septiembre.

Ante este hito, Llorente y Cuenca, desde octubre de 2019 hasta mayo de 2022, y a través del Data Analytics Suite (DAS), una técnica pionera basada en Big Data e Inteligencia Artificial, hizo un ejercicio de recopilación, organización y análisis de 7.2 millones de menciones en Twitter respecto del proceso constitucional. Ello a objeto de entender cómo la conversación sobre una nueva Constitución empezó a consolidarse, evolucionar y expresarse posestallido social en posiciones mayoritarias, además de temas, razones, influenciadores y comunidades relevantes asociadas.

El primer hallazgo es que, este proceso, inédito además en su conducción democrática, no es neutro. Hay 2 pulsiones claramente socializadas. La idea de cambio y otra de statu quo. Y en ese sentido pasamos, como toda disyuntiva transformadora y rupturista, de la idea y necesidad de una promesa de cambio al debate respecto de cómo debe concretarse esa promesa. A una realidad o campo de batalla donde se enfrentan esas pulsiones. En ese sentido, el estudio arroja que el 87% de los usuarios identificados llegó a conformar de manera consistente 2 comunidades con una decisión clara respecto la nueva Constitución: Apruebo o Rechazo. Las conversaciones identificadas como Rechazo consideran menciones y/o usuarios que se asocian a críticas al proceso transformador o sus diferentes actores políticos. Por contrapartida, las conversaciones identificadas como Apruebo consideran menciones y/o usuarios que se asocian a elogios al proceso. Luego, y si bien la comunidad que va por el Apruebo está compuesta por una cifra mayor que la del Rechazo (con 14.872 miembros versus 11.744), aparecen menos comprometidos y/o efectivos en la capacidad de amplificar su posición (generan cerca de 20.000 mensajes menos que los miembros del Rechazo) y alcanzan un número bastante inferior de personas en su comunicación e interacción asociada (un 25% menos).

A nivel temático se presentan grandes diferencias en las prioridades de unos y otros y su efectividad para instalar temas en la agenda. Si por el lado del Apruebo la conversación se sitúa en un eje típicamente progresista con un apoyo al trabajo de la Convención Constitucional, en una ratificación de la necesidad de modificar la Constitución proveniente de la época de Pinochet, en avanzar hacia una protección estatal de los recursos naturales como el cobre, litio y agua, además de garantizar derechos tales como el acceso a la vivienda y la educación, en la comunidad del Rechazo resaltan la división entre chilenos generada por la Convención Constitucional y el texto que se pretende aprobar, y una agenda propia de los intereses históricos de la derecha política radicada en la propiedad privada, críticas a la eliminación del derecho a la propiedad individual sobre los fondos de pensiones, además de un rechazo a la estatización de recursos como el agua.

Lo interesante en estas agendas también es su evolutivo en materia de incidencia y capacidad para copar la agenda y conversación en redes sociales. Si bien el tema más relevante para la comunidad del Apruebo, la protección de los recursos naturales, presenta un crecimiento del 600% desde octubre de 2019 hasta el peak durante enero de este año, lo cierto es que desde esa fecha hasta estas últimas semanas clave en la definición del nuevo texto constitucional, el tema ha tendido a decaer y se ha visto superado por la agenda antiexpropiación de los ahorros previsionales y el derecho de propiedad impulsados por el Rechazo. Ello, de la mano de un debate político y público centrado en buena medida en la crisis económica, el retiro de los fondos de pensiones como último recurso para capear la crisis, la propiedad y libertad discrecional de los ahorrantes sobre dichos fondos y su expropiabilidad por parte del Estado para avanzar a un nuevo sistema de pensiones y seguridad social. Movimientos y grupos activistas como “Con mi plata no” pasan a tener un rol protagónico en la instalación de esta agenda, amplificada posteriormente por los principales influenciadores del Rechazo en Twitter, como Gonzalo de la Carrera, Meruanista, Patricio Navia, Johannes Kaiser, José Antonio Kast y Sergio Melnick.

Otro factor que puede jugar a favor de la instalación de esta agenda es su difusión por bots y cuentas con un historial que no permite identificar que se trata de personas reales (la comunidad del Rechazo tiene un 3% más de este tipo de cuentas que el Apruebo). Puede haber jugado a favor del crecimiento de dicha agenda también el que, a medida que aumentaba la desaprobación hacia el proceso y trabajo de la Convención Constitucional en los estudios de opinión pública, los mayores influenciadores de la comunidad del Apruebo, fundamentalmente constituyentes como Baradit, Bassa o Dorador, comenzaban a perder credibilidad y efectividad en sus posiciones y demandas radicadas en la defensa del Convención, recursos naturales y derechos sociales.

Otro elemento a destacar se refiere a las posiciones e incidencia de la comunidad de los medios. Comunidad conformada por los principales medios de comunicación de Chile y sus periodistas, dirigidos a informar de manera neutral lo que sucede alrededor de la Convención Constitucional y el proceso. A pesar de ser una comunidad compuesta por 4.451 miembros, en el período analizado generó más mensajes que la comunidad del Apruebo y proporcionalmente generó un mayor alcance e interacción que el Apruebo y Rechazo. Y dado su nivel de influencia, es relevante identificar, como mayor hallazgo para este grupo, el que no se percibe una clara inclinación hacia alguna postura.

A modo de conclusión, podemos confirmar, en línea con diversos estudios que analizan el grado de politización y polarización que es posible identificar en una red social como Twitter y en contextos político-electorales complejos (Conover, 2011; Hong y Kim, 2016; Weber, 2017; Urman, 2020), un alto nivel de radicalización de las posiciones frente al proceso constitucional y a la nueva Constitución. Se establece un relato fundamentalmente binario (Apruebo versus Rechazo), con escaso margen para la indefinición o imparcialidad (solo un 13%; un valor por debajo del 20 al 35% de indecisos que muestran las encuestas, teniendo en cuenta su sesgo metodológico). Una lógica binaria que puede amplificarse a través de ciertos espacios mediáticos masivos en televisión o radio una vez lanzadas las campañas por el plebiscito de salida, en términos de las posiciones, temas e influenciadores que se priorizan para retratar el proceso constitucional.

Dicha radicalización evidenciada y sustentada en numerosos eslóganes y en algunos casos fake news (fundamentalmente vía uso de bots), se produce en paralelo a un desconocimiento muy alto del proceso y los contenidos que se están generando. Por tanto, tiende a primar en el debate público más allá de Twitter una tendencia a simplificar los discursos y exacerbar conflictos. Y ello es cada vez más relevante porque, a medida que se ha ido deslegitimando el proceso y sus contenidos o titulares (como lo evidencian diversos estudios de opinión), pareciera que vamos a llegar a una campaña final hiperpolarizada, más emocional, centrada muy probablemente en la figura de Pinochet antes que en los contenidos mismos del nuevo texto. Con poco espacio para la racionalidad y la idea de esta casa común que ha sido ampliamente declarada por ciertos sectores más dialogantes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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