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Amenazas para el Rechazo Opinión Crédito: Agencia UNO

Amenazas para el Rechazo

Marco Moreno Pérez
Por : Marco Moreno Pérez Decano Facultad de Ciencia Política y Administración Pública, Universidad Central de Chile.
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Identificar y procesar las amenazas descritas puede resultar clave en la conformación de climas de opinión que influya ya no solo la correlación de fuerzas de la opinión publica encuestada, sino que más importante aún, en la decisión de la ciudadanía de cara al plebiscito de salida del 4S.


¿Tocó techo el Rechazo? Si nos atenemos al veredicto de la opinión publicada por los estudios de opinión y encuestas la respuesta sería que no. Prácticamente todos los estudios, independientemente de metodologías y métricas empleadas, mostraban hasta la semana pasada el predominio de la tendencia de la opción Rechazo de cara al plebiscito de salida. Sin embargo, a partir de los últimos días, y coincidentemente con el despliegue del presidente que ha copado la agenda, los datos parecen mostrar cambios a cuarenta días de la elección. La opinión pública encuestada, que hasta hace uno días se inclinaba sin contrapeso por el Rechazo, comienza ahora a evidenciar señales de estancamiento.

Dos de las encuestas conocidas este fin de semana —ACTIVA y CADEM— muestras un cambio en los guarismos que pueden ser predictor del quiebre en la tendencia a favor del Rechazo. Habrá que esperar a las próximas entregas, para saber si dicho cambio es capaz de configurar una modificación en la tendencia de las últimas semanas.

Sin embargo, hay varias amenazas que pueden resultar funcionales e impactar la opción del Rechazo acelerando el cambio de tendencia.

Paradojalmente, la principal amenaza para el Rechazo tiene que ver con lo que haga La Moneda. El Rechazo podrá verse afectado en la medida que el gobierno recupere los niveles de adhesión ciudadana. En la medida que el gobierno, de la mano del presiente Gabriel Boric, recupere parte de su capital político podrá endosarlo al Apruebo. El spread en el Apruebo tiene nombre y apellido.

En segundo término, es un hecho que en los partidos de oposición el resultado de las dos encuestas encendió las alarmas. Este dato desató una soterrada disputa de agendas y figuración mediática en la UDI, RN y Evópoli. El mar de fondo tiene que ver con la disputa por la conducción de la campaña. Lo anterior, no hace sino confirmar el riesgo de “derechización” del Rechazo. Las irrupciones de JAK, los senadores Chahuán, Ossandon y Rojo Edwards, muestran lo duro de la disputa tribal por el poder tan distintiva de los sectores de derecha. Lo que pueda decir el expresidente Piñera también genera sospechas. El daño colateral puede tocar a la diversidad del Rechazo. Sectores no de derechas —ex concertacionistas, DC, AmarillosxChile, INN y otros— quizás estén menos disponibles, para cohabitar en la campaña del Rechazo si se imponen estas lógicas.

Relacionada con la anterior, está la agenda que parecen estar considerando algunos sectores empresariales. Para estos, el mayor peligro ya estaría pasando —otra vez a juzgar por los que les dicen sus analistas de cabecera y las encuestas— y por tanto esta coyuntura sería perfecta, para recuperar la confianza pública perdida y apostando de paso por una suerte de restauración del “modelo”.

Una tercera amenaza tiene que ver con el escenario en el que se enfrentan las dos opciones. Este está caracterizado por la disputa —ardua y dura— política, simbólica y comunicacional. No se trata de un debate sobre políticas públicas, sino que de pujas de carácter emotivo cruzado por discursos identitarios y posturas contraidentitarias en un marco de mucha polarización.

En cuarto lugar, la conversación sobre los contenidos del texto de Nueva Constitución parece estarse agotándose. Durante los últimos veinte días diversas organizaciones públicas y privadas —universidades, gremios, corporaciones y ONG, etc.— han organizado espacios para dialogar en relación al texto. A su turno, los medios de comunicación a través de entrevistas, paneles y programas ad hoc han hecho desfilar a los “exegetas” del Apruebo y el Rechazo para confrontar sus posiciones. Pero, la conversación parece estar transitando desde la complejidad de la arquitectura constitucional, hacia la simplicidad de la conexión emocional. La alusión por parte de la expresidenta Michelle Bachelet a una frase del cantautor Pablo Milanés: “no es perfecta más se acerca a lo que yo siempre soñé”, confirma que se busca apretar la tecla de la sentimentalización de la política. Este es el tono que tendrá muy probablemente la campaña en las próximas cinco semanas.

Ya no se tratará de la discusión sobre los “significados” del contenido del texto constitucional, sino sobre los “significantes”, es decir, sobre lo que percibimos con los sentidos cuando nos comunicamos en relación a la propuesta de nueva constitución. Se buscará construir un relato a partir de un lenguaje claro y sencillo, que conecte fácilmente con la ciudadanía para convencerlos y movilizarlos. Este será el relato que se le imprimirá a la franja electoral. En esta arena medirán fuerzas los storytelling de ambos comandos, donde, a lo menos, en teoría los del Apruebo parecen correr con ventajas.

Por último, en línea con lo anterior, y como lo señala acertadamente el experto en comunicación política Mario Riorda, las campañas electorales cada vez más son plebiscitos emocionales. Esto es, las elecciones cada vez más se tratan de lo que sentimos, más que del resultado de un cálculo racional de evaluaciones políticas, actuales o futuras. Estos códigos siguen siendo difíciles de asimilar e incorporar en los imaginarios de los equipos de campaña del Rechazo.

Identificar y procesar las amenazas descritas puede resultar clave en la conformación de climas de opinión que influyan, ya no solo en la correlación de fuerzas de la opinión publica encuestada, sino que, más importante aún, en la decisión de la ciudadanía de cara al plebiscito de salida del 4S.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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