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Jorge Correa Sutil, exministro del TC : “Me parece que el Partido de la Gente va a correr la misma suerte que la Lista del Pueblo” PAÍS

Jorge Correa Sutil, exministro del TC : “Me parece que el Partido de la Gente va a correr la misma suerte que la Lista del Pueblo”

María Arriagada
Por : María Arriagada Periodista de El Mostrador
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El ex subsecretario del Interior de Ricardo Lagos y exministro del Tribunal Constitucional, asegura que no ve en la diversidad de partidos políticos actuales «colectividades que puedan hacerse mayoritarias”. Tampoco “hechura (capacidad) en los nuevos partidos”. Advierte sobre el sistema de elección, a raíz de la fragmentación de colectividades en el Congreso, que no queda otra que “abrir el motor y ajustarlo, si no, el auto seguirá fallando”. Explica que es difícil hacer acuerdos con 20 partidos. «Es imposible para un gobierno tratar con cada parlamentario un proyecto, necesita negociar con bloques», explica.


¿Qué destino se está dibujando para el PDG?

-Me parece que el Partido de la Gente va a correr la misma suerte que la Lista del Pueblo. Ya entró en una crisis aguda, no tienen ideología, solo un modo de hacer las cosas que es común.

¿Por qué estima que haber puesto las esperanzas en partidos nuevos, que se asoman y mueren con rapidez, solo ha servido para aumentar la decepción de la gente con la política? 

-Cuando la gente pone sus esperanzas en las novedades, en la Lista del Pueblo, en el Partido de la Gente y estas agrupaciones terminan como lo hizo la Lista del Pueblo, me parece que lo natural es que se produzca una decepción. Pensaron que los nuevos partidos venían a renovar la política y resultaron ser peores que los otros. 

En concreto, ¿qué consecuencia tiene en la tramitación de leyes y el cumplimiento del programa del gobierno la fragmentación de partidos? 

-Lo hace más difícil. Lo fue un poco menos en gobiernos de la derecha, que tiene un poco menos de fragmentación. Hoy se nota y en el trabajo legislativo es agudo. Con 20 partidos es muy difícil negociar. Es imposible para un gobierno tratar con cada parlamentario un proyecto, necesita hacerlo con bloques, por lo menos fue lo que yo conocí como subsecretario. Estos bloques hoy no existen o son muy pequeños, incluso cuando se negocia con un bloque no se tiene certeza de cuántos parlamentarios se van a descolgar del acuerdo al que el Gobierno llegó en un tema concreto.  

-¿Hay que revisar el sistema electoral?

-No nos va a quedar otra que abrir el motor y ajustarlo. Si no, el auto seguirá fallando.

En la preferencia ciudadana para votación de convencionales ha salido el PDG como primera opción, después Chile Vamos y luego el Partido Republicano. Los independientes y Amarillos han surgido con mayor porcentaje de apoyo que el obtenido por los partidos del oficialismo o la DC. ¿Qué explica este surgimiento de nuevos partidos?  

-Lo que pasa es que hay un desgaste muy grande de los viejos partidos políticos. Eso es típico de las crisis, y las crisis se superan con la generación de nuevas colectividades. Por ejemplo, Republicanos me parece un partido demasiado en el extremo para transformarse en mayoritario, ahora, podría llegar a ocurrir que sea tal el desgaste de este Gobierno que Republicanos tenga un minuto de gloria. Pero no me imagino transformándose en un partido que le dé estabilidad política por un tiempo al país. No veo en la diversidad de partidos políticos, colectividades que puedan hacerse mayoritarias. Tampoco le veo hechura (capacidad) a los nuevos partidos. El centro va a recuperar su electorado, pero si aparece Amarillos, Demócratas, el que probablemente formen los intendentes como Claudio Orrego —gobernador regional en la Metropolitana— y Patricio Vallespín —gobernador regional en Los Lagos—, también está el de Andrés Velasco y con esa fragmentación vamos a repetir la película. Va a resurgir el centro, pero con cinco partidos. Para que eso madure y se transforme en un solo partido creo que falta tiempo.  

-Ha planteado que la cantidad de independientes dificulta aún más el proceso de negociación del Gobierno con el Congreso… 

-Los partidos están interesados en llevar independientes, y los independientes están interesados en que los apoyen las listas de partidos, sino no salen, pero al mismo tiempo tienen interés en mantenerse como independientes. O incluso lo que se ha visto mucho últimamente es partir como militante y a poco de ser elegido descolgarse. Hay 37 independientes, eso hace prácticamente imposible entenderse con el Congreso. El problema no es que el Gobierno no se entienda con el Congreso, sino que hay menos eficacia en la producción de las leyes que la gente necesita porque no se alcanzan los acuerdos necesarios. 

Ha dicho que hay una decadencia de proyectos ideológicos y falta de identidad del electorado con cualquier tendencia política. ¿Los nuevos partidos, como Amarillos y Demócratas ofrecen un proyecto ideológico claro? 

-Eso está por verse. En general los proyectos ideológicos han desaparecido en el mundo, no solo en Chile. La idea de la cosmovisión de un partido con unos principios que abarcan todos los aspectos de la vida social y económica es una cuestión en decadencia, que se perdió culturalmente.  

Probablemente una de las únicas iniciativas que buscó hacerse cargo de la fragmentación en el Congreso fue la presentada por el exconvencional Felipe Harboe que proponía que el candidato tenga que haber sacado la mayoría absoluta de su distrito (50% + UNO) para ser electo. ¿Cree que esta es la solución?   

-Me parece muy atractivo lo que propuso Felipe Harboe porque planteó el punto que me parece indispensable abordar. Sin embargo, estimo muy difícil que vayamos a un sistema binominal. En Chile hay al menos seis o siete corrientes de opinión que es difícil que se disuelvan. Está el Partido Comunista, el Socialista, una izquierda nueva que está en el Gobierno, y un centro y dos o tres derechas. Suprimir eso artificialmente creo que sería un error. Lo que hay que tratar de hacer es pensar en un sistema que recoja a cinco o seis partidos, que no sean más que esos, que los fortalezca.  

-¿Qué soluciones se pueden implementar? 

-Revisar el sistema electoral, particularmente para evitar parlamentarios “arrastrados”, con escasa votación y representatividad; umbral mínimo de diputados electos o de votación para tener representación en la Cámara; pérdida del cargo del parlamentario que renuncia al partido; restricciones a los candidatos independientes; regular mejor las órdenes de partido; disminución de los aportes estatales a los partidos en cuyas elecciones internas no vote un porcentaje mínimo de los militantes, y otras análogas. 

-¿Qué sentido tiene la pérdida del cargo cuando un parlamentario renuncia al partido? 

-Me parece indispensable. Es cierto que la gente vota por personas y por partidos, y a lo mejor más por personas. Pero a medida que le permitimos al parlamentario dejar a su partido, hacemos muy difícil la negociación política, y por tanto la producción de leyes. La reelección es siempre el interés del parlamentario, y es natural que así lo sea, la pregunta es si se va a disciplinar de alguna manera, o se le va a permitir jugar con entera libertad. Si no se disciplina no vamos a producir leyes, ya llevamos mucho tiempo discutiendo pensiones y otros proyectos que simplemente no salen.  

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