En La Semana Política de El Mostrador, el autor del libro «El lobby feroz y la sociedad de las influencias», Renato Garín, abordó cómo funciona el lobby en Chile, quiénes son sus protagonistas y las deficiencias de una ley que él considera «imperfecta». [Actualizada]
El abogado y profesor de la Universidad Alberto Hurtado, Renato Garín, acaba de publicar “El lobby feroz y la sociedad de las influencias”, el libro que aborda el lobby no sólo desde el plano jurídico -que el autor ya manejaba- sino como una investigación periodística.
Garín hizo entrevistas y además la contingencia hizo lo suyo: hubo hechos noticiosos que pusieron mayor relevancia en la industria del lobby, lo que sumado a los escándalos de financiamiento irregular de la política, dieron mayor documentación para la investigación.
Mirko Macari, director periodístico de El Mostrador, cree que los lobbistas en Chile tienen un poder fáctico que va más allá de su trabajo: «Por la naturaleza endogámica del poder en Chile, lo que hay es una organización fáctica de trenzas porque así funciona el poder». Afirma que es importante que la opinión pública conozca quiénes son, «porque no son todo lo público que debieran ser». Asegura que debiesen ser personas sometidas a una mayor regulación laboral y social.
El caso de Enrique Correa es el más emblemático, ya que, a juicio de Macari, declara que hace lobby, esa es su oficina formal, pero lo que hace finalmente es gestión de poder y aparece en la prensa para defender a los políticos.
El libro parte con tres capítulos dedicados a la ley de lobby promovida por Jorge Burgos y que tardó 11 años en aprobarse. Fueron tres proyectos que, según Garín, «terminan dando vuelta la ley como un calcetín».
«Iba a ser una ley de lobby pero termina siendo una ley de publicidad de las agendas de las autoridades. Es decir, vamos viendo con quién se reunió cada autoridad y mediante ese registro vamos viendo quiénes son lobbistas», afirmó a El Mostrador TV el autor de“El lobby feroz y la sociedad de las influencias”.
Agregó que la ley le parece «una relación imperfecta» debido a las «puertas giratorias entre lobby y política». Explica que en Chile los lobbistas fluyen entre una y otra, mientras que en otros países existe un plazo de dos años. Para el abogado, la ley no coloca el foco sobre los lobbistas, y pone el caso de Carlos Correa Bau, Jorge Insunza y Fernanda Otero.
«En Chile las elites funcionan de manera radicalmente opuestas a las clases medias. Las clases medias han acumulado capital social mediante el pituto. Las elites en cambio funcionan en base a redes de contacto. El pituto es concreto, el contacto son muchos. Se contrata una red que hay detrás», opinó Garín.
