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Poder Judicial lanzó libro conmemorativo de «70 relatos judiciales breves en pandemia» CULTURA

Poder Judicial lanzó libro conmemorativo de «70 relatos judiciales breves en pandemia»

Este recopilatorio es el resultado del concurso de cuentos cortos de la Semana Judicial Virtual 2020, que se centró en relatar las experiencias de teletrabajo y confinamiento de los/as funcionarios/as durante la pandemia. El presidente de la Corte Suprema, Guillermo Silva, destacó que “no sólo resulta valioso a modo de terapia colectiva el conocer las experiencias de otros frente al mismo fenómeno que todos y cada uno de nosotros padecemos hace ya más de un año. También resulta tremendamente desafiante componer esos relatos en no más de 101 palabras. Condensar el arcoíris infinito de emociones y experiencias a tal nivel de resumen, demuestra un gran compromiso por cada uno de los 70 cuentos”.


El presidente de la Corte Suprema, Guillermo Silva Gundelach, y el director de la Corporación Administrativa del Poder Judicial, Ricardo Guzmán, estuvieron presentes este miércoles en el lanzamiento del libro «70 Relatos Judiciales Breves en Pandemia».

El evento también contó con la presencia de ministros/as, representantes de los diferentes gremios del Poder Judicial, funcionarios/as y con las/os escritoras/es de los cuentos que obtuvieron los primeros tres lugares: Daniela Muñoz Gutiérrez del Juzgado de Letras de Constitución, Gabriel Hernández Sotomayor de la Corte de Apelaciones de Chillán y Tamara Chihuailaf Fuentealba (Quillay) de la Corte de Apelaciones de Temuco.

Este recopilatorio de relatos, con ilustraciones de Macarena Salazar, fue el resultado del concurso de cuentos de la Semana Judicial 2020, que se centró en relatar las experiencias de teletrabajo y confinamiento de los/as funcionarios/as durante la pandemia ocasionada por el coronavirus.

El presidente Silva destacó en la ceremonia que “no sólo resulta valioso a modo de terapia colectiva el conocer las experiencias de otros frente al mismo fenómeno que todos y cada uno de nosotros padecemos hace ya más de un año”.

“También resulta tremendamente desafiante componer esos relatos en no más de 101 palabras. Condensar el arcoíris infinito de emociones y experiencias a tal nivel de resumen, demuestra un gran compromiso por cada uno de los 70 cuentos”, agregó la autoridad.

Los cuentos

En el libro se abordan diversas temáticas, tales como el encierro y el teletrabajo, pero también aquellos que ya estaban presentes anteriormente, como los trámites de divorcio.

En «Apariencias que engañan», Héctor Andrés Kompatzki, del Primer Juzgado de Letras Iquique, escribe:

«La sonrisa de Marta iluminaba al mediodía el pasillo del Tribunal, luego de conocer la sentencia que trajo paz a su vida.

Por fin lograba cambiar su nombre y género. No obstante, las pocas esperanzas que le dio su abogado, quien le expresó que el juez que debía
resolver era el más antiguo de la provinciana jurisdicción, descendiente de colonos alemanes, tez blanca, canoso, mirada seca y apariencia poco tolerante.

Sin embargo, el ecuánime juez había entendido claramente que José íntimamente sentía y actuaba como Marta, quien salió como una mujer
sonriente al mediodía por el pasillo de aquel tribunal».

En «En la nave», Constanza Cofré Berger, de la Corte de Apelaciones de San Miguel (Unidad de recursos de Protección), escribe:

«Frente a este tablero de botones luminosos recuerdo mi vida en La Tierra.

Después del virus solo hubo desolación y caos en la búsqueda infructuosa de una vacuna. Ellos vinieron en naves colosales y nos llevaron.

Descubrí que nuestro sistema solar es una mancha insignificante en un vasto océano de estrellas. Quisiera haber amado más, servido más, o tan solo haber hablado más, porque aquí, eso no existe. Pienso en familia, mi trabajo, el estrés, los conflictos, la competitividad, y tanta negatividad innecesaria cuando lo teníamos todo.

Siempre decíamos ‘Nunca es tarde’, ahora, junto a estos instintivos extraterrestres, realmente lo es».

Finalmente, en «El practicante», Josue Ángel Pizarro, de la Corte de Apelaciones de Copiapó, por su parte, escribe:

«Corría el año 2012, me encontraba haciendo práctica en un juzgado de letras de Copiapó, donde fui asignado al mesón del tribunal –tarea que disfrutaba mucho- y es ahí donde aprendí una gran lección.

Un día de aquellos, se presentó usuario, preguntando: ‘¿Qué pasa si no pago esta deuda?’. Yo asumiendo qué él sabía de qué estábamos
hablando dije: ‘Van a proceder con la ejecución y perseguir los bienes’.

A lo que enseguida el señor despavorido responde: ‘¿Pero cómo me van a ejecutar, si la dictadura ya terminó?’. Por suerte pude clarificarle el
proceso, mientras pensaba: ‘Se más claro y sencillo'».

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