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Te falla la memoria: ¿cuándo ir al médico?

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Hola, ¿cómo estás? Hace un tiempo que pienso que, así como existen chequeos de rutina para múltiples males (mamografía, electrocardiograma, control de la presión arterial, entre otros), hay poco o nada para el cerebro, para la pérdida de memoria –una de las “epidemias” que se nos vienen a propósito del envejecimiento de la población–.

  • Al igual que el resto del cuerpo, nuestro cerebro cambia a medida que envejecemos y suele ser muy tarde cuando se presentan los síntomas. Busqué bibliografía y hablé con algunos neurólogos para determinar cuándo hay que tomar acción ante las fallas de memoria. Encontré que hay una amplia lista de posibles razones por las que puedes estar luchando con problemas que tienden a agruparse bajo “mala memoria”, y no todas son motivo de pánico. Lee más adelante.
  • En una clave más psicosocial, me pareció que podía interesarte saber cómo afecta en la felicidad –en especial a los que vivimos en sociedades occidentales– la percepción de la brecha de desigualdad que existe, principalmente económica. Y cómo nos aleja del bienestar, que es algo que buscamos potenciar en este newsletter.

En Mito o Verdad, un tema donde no todos estamos de acuerdo: los tatuajes. Acompáñame a explorar su potencial efecto cancerígeno. Y en el Chat con las especialistas –sí, porque hoy son dos–, las doctoras y académicas de la Universidad de Chile Sylvia Cruchet, del INTA, y Loreto Abusleme, de la Facultad de Odontología, nos enseñan cómo mantener una microbiota fuerte y sana. Porque ya sabemos que es nuestra arma secreta contra muchas enfermedades.

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Cuándo ir al médico por problemas de memoria

Foto de Ann H.

¿Te ha pasado –o le pasa a alguien de tu familia– que de pronto olvidas una palabra y sabes que la conoces, pero no la recuerdas? O puedes dejar en blanco brevemente el nombre de alguien, o tardar un poco más en trabajar en tareas mentalmente arduas como sacar cuentas. Al igual que el resto de tu cuerpo, tu cerebro cambia a medida que envejeces, por lo que sentirte algo olvidadizo y pensar un poco más lentamente es parte de los años. Pero los expertos dicen que la verdadera pérdida de memoria, del tipo que interrumpe tu funcionamiento diario, no es “normal” en ninguna década de la vida. De ahí la importancia de saber distinguir cuándo nuestros olvidos son para preocuparse o no.

Partamos revisando que lo que conocemos como memoria implica cosas diferentes:

  • La memoria episódica te ayuda a aferrarte a experiencias importantes que has tenido en la vida, mientras que la memoria semántica consolida los hechos en tu cerebro. La memoria procedimental, por otro lado, permite que tu cuerpo haga una tarea sin tener que detenerte y pensar en cómo hacerla. Mientras tanto, la memoria de trabajo almacena información solo durante el tiempo que la necesitas.
  • Es un término tan expansivo que, cuando las personas se quejan de la “pérdida de memoria”, a menudo agrupan sus síntomas con otras partes de la cognición que están estrechamente relacionadas, dice la neuropsicóloga y profesora clínica asociada de neurología en el Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, Erica Dawson.

“Algunos pacientes dicen: ‘Tengo pérdida de memoria, porque no sé dónde puse mis llaves’, pero lo que están describiendo es un problema de atención. Otras veces se quejan: ‘No puedo pensar en la palabra correcta’. Eso es un problema de lenguaje”, precisa la neuropsicóloga.

  • Este es un problema que aumenta a lo largo de la vida. Los especialistas en cerebro no suelen ver este fenómeno, que se conoce como déficit de recuperación de palabras o estado de la punta de la lengua, como algo preocupante.

“La palabra está en tu cabeza, está en tu cerebro, pero no puedes sacarla. No significa que vayas a tener demencia o tengas algún tipo de enfermedad cerebral… pero es frustrante y molesto”, explica la especialista.

  • Cuanto más viejo te haces, más grande es el “rolodex verbal” de tu cerebro y menos probable es que uses la mayoría de las palabras que conoces. Pero cuanto menos a menudo usas una palabra, más difícil es acceder a ella en tus recuerdos. Así terminamos frustrados cuando intentamos recordar, por ejemplo, el nombre del gato que tenía un vecino cuando teníamos 10 años.
  • Hay una amplia lista de posibles razones por las que puedes estar luchando con problemas que tienden a agruparse bajo “mala memoria”, y no todas son motivo de pánico.

“Nuestros cerebros están vivos y son dinámicos. Esto significa que a veces la respuesta es tan simple como necesitar más descanso”, agrega el profesor asociado de neurología y director médico de la división de neurología conductual y neuropsiquiatría de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, Georges Naasan.

  • Pero si simplemente no puedes sacarte la sensación de que no eres la persona aguda que solías ser, o tu mente se siente como una versión pegajosa de lo que una vez fue, puede haber algo más profundo en juego.

Estas son las señales de alerta que justifican una conversación con tu médico:

  • Empezaste a sentirte olvidadizo o distraído después de que tu estrés aumentara mucho. El estrés crónico o intenso es una de las principales razones por las que los más jóvenes tienen problemas para pensar o recordar claramente. Y cuando el estrés a esta escala se pasa por alto o se suprime, puede allanar el camino para condiciones de salud mental como los trastornos de ansiedad o la depresión.
  • La tensión emocional por lo general está ligada a un cambio de vida, positivo o negativo: puede ser que no estés durmiendo o descansando lo suficiente porque acabas de tener un hijo o has perdido a alguien que amas. También puede ser que trabajas turnos adicionales debido a problemas financieros o te mudaste a una nueva ciudad para un trabajo que defina tu carrera.

Los estudios han demostrado que los factores estresantes significativos pueden alterar partes de tu cerebro que te ayudan a solidificar, almacenar y recuperar recuerdos. El estrés también elimina tu concentración y atención. Esto no se traduce necesariamente en lapsos de memoria legítimos, pero puede hacerte sentir más olvidadizo o mentalmente desordenado, porque tu cerebro está preocupado o sobrecargado. Como cuando tu computadora falla por tener demasiadas pestañas abiertas.

  • El cortisol impulsa algunos de estos efectos. Con el estrés agudo, un aumento rápido en esta hormona generalmente ayuda a que tu cerebro procese y retenga recuerdos para que puedan recuperarse más tarde. Pero con el estrés crónico, la ansiedad o depresión no tratada, el cortisol persistentemente elevado puede desencadenar una disfunción en el centro de memoria del cerebro. Esto es señal de que no debes descuidar tu salud mental.
  • Si estás constantemente cansado durante el día y tu cerebro parece nublado, vale la pena explorar si estos síntomas están relacionados. No dormir bien o durante el tiempo suficiente interfiere directamente con la consolidación de la memoria. Es “el botón de guardar” del cerebro. Se produce mucha actividad en el cerebro durante la noche para ayudar a solidificar la información que aprendimos durante el día. Y, además, durante el sueño profundo se eliminan los desechos y basura celular que pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas.

La mayoría de las personas necesitan entre siete y nueve horas de descanso de calidad por noche, así que si estás alcanzando ese rango y todavía te sientes agotado y olvidadizo con regularidad, habla con tu médico sobre si deberías hacerte una prueba de detección de un trastorno del sueño.

  • Si recientemente te golpeaste la cabeza o te caíste y han pasado unos días o semanas y estás experimentando dificultades para concentrarte o sintiéndote desorientada o desorientado, consulta a un médico. Los efectos cognitivos de una lesión cerebral traumática leve pueden ser sutiles, pero persistentes, y a menudo es difícil conectar los puntos si no has perdido la conciencia después de caerte y/o lastimarte. Cualquier lesión “leve” en el cerebro merece atención médica y un seguimiento cercano.
  • Hay otros problemas de salud que pueden influir en tu memoria, atención y pensamiento, según los expertos: las afecciones metabólicas como un trastorno tiroideo, deficiencias de nutrientes (particularmente B12), trastornos por uso de sustancias, enfermedades posvirales como el COVID persistente, dolor crónico y medicamentos que estás tomando pueden ser culpables.

Lo más importante es estar alerta si estos síntomas se vuelven suficientemente comunes como para afectar tu funcionamiento diario, relaciones cercanas y bienestar mental. Entonces es tiempo de ver un neurólogo.

  • La edad es el factor más importante en estos diagnósticos: la mayoría de los casos de demencia ocurren en personas de 70 años o más. Es “extraordinariamente raro”, aunque no imposible, que las personas de 30 o 40 años se vean afectadas.

Los neurólogos buscarán los siguientes síntomas específicos de la memoria si están explorando un diagnóstico de demencia. Pon atención:

  • Recuerdas momentos que sucedieron hace mucho tiempo, pero no puedes recordar eventos recientes.
  • No recuerdas algo, como la trama general de tu película favorita, incluso cuando te dan una señal, como los nombres de los actores principales, para ayudar a refrescar tu memoria.
  • Estás haciendo las mismas preguntas una y otra vez.
  • No puedes seguir una conversación o recordar una conversación que tuviste recientemente.
  • Constantemente estás perdiendo la noción de la fecha o la época del año.
  • Pierdes cosas todo el tiempo y no puedes encontrarlas.
  • Tus seres queridos notan cambios en tu memoria y estado de ánimo, incluso cuando los síntomas no son obvios para ti.

La conclusión: si estás realmente preocupado por tu memoria, parte por hablar con un médico de atención primaria o general. Si no pueden identificar la fuente de tus síntomas, visita a un neurólogo o un neuropsicólogo, para un chequeo más específico.

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Cómo la desigualdad amenaza el bienestar humano

Foto de Michaela St.

¿Qué es el bienestar para ti? Según el diccionario, es el conjunto de cosas necesarias para vivir bien. También se habla de cinco tipos de bienestar: físico, mental e intelectual, social, emocional y espiritual.

  • Un estudiopublicado en Social Psychological and Personality Science, que examina los datos de 71 países, sugiere que la percepción de altos niveles de desigualdad económica socava el bienestar individual en múltiples dimensiones humanas, afectando directamente la felicidad, el significado, la armonía y el bienestar espiritual.

Dirigido por el doctor en psicología y profesor de la Universidad de Salamanca, Ángel Sánchez-Rodríguez, la investigación aborda una brecha crítica en la comprensión de la relación entre la desigualdad económica y el bienestar, al centrarse en medidas percibidas de desigualdad en lugar de solo objetivas.

  • Los hallazgos demuestran que, cuando las personas son conscientes de las disparidades económicas significativas en su sociedad, se afecta negativamente su bienestar general y se amplía la brecha entre cómo se sienten actualmente y cómo aspiran a sentirse.

“Este estudio nos ayuda a entender que los altos niveles de desigualdad económica que se encuentran en muchos países no son solo una cuestión de justicia social, aunque ciertamente lo son, sino también un problema apremiante del bienestar público. Nuestros hallazgos muestran que percibir altos niveles de desigualdad económica está asociado con un menor bienestar”, explica Sánchez-Rodríguez.

  • La investigación se destaca por su enfoque culturalmente sensible para medir el bienestar, que se extiende más allá de las métricas tradicionales de felicidad, para incluir el significado en la vida, la armonía y la espiritualidad, dimensiones que pueden ser particularmente importantes en las culturas no occidentales.
  • “Nuestra investigación habla de cómo reaccionan las personas ante uno de los desafíos globales más urgentes: la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres”, señala el psicólogo.

“Un gran malentendido sería asumir que reducir las percepciones de la desigualdad, en lugar de abordar la desigualdad en sí, es una estrategia viable para mejorar el bienestar”, advierte el doctor Sánchez-Rodríguez.

  • Las implicaciones del estudio se extienden más allá de la investigación académica, ofreciendo evidencia de que la desigualdad económica representa no solo un desafío político, sino también una amenaza fundamental para el bienestar humano en todas las culturas y contextos económicos.
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Mito o Verdad: los tatuajes pueden producir cáncer

Foto de Alexey Demidov.

¿Tienes un tatuaje o varios? ¿Grande, pequeño? Lo que hace unas décadas era sinónimo de mafia y bajo mundo, hoy es algo normal. Porque en las últimas décadas los tatuajes han ganado popularidad rápidamente.

  • Una encuesta de Narrative Research, realizada en 2024, muestra que 31% de la población canadiense adulta tiene tatuajes. Además, las mujeres son más proclives a hacerse un tatuaje, incluido el maquillaje permanente, que los hombres (38% frente a 28%).
  • En Canadá, Estados Unidos y Europa se debe tener 18 años para tener tatuajes. Lo mismo ocurre en Chile, donde se necesita el consentimiento firmado de los padres o tutores legales y, además, los menores deben estar acompañados por ellos durante todo el proceso del tatuaje.
  • Aunque los efectos adversos, como infecciones y reacciones alérgicas, están bien documentados, apenas recientemente se ha empezado a prestar más atención a las implicaciones de los tatuajes para la salud a largo plazo, en particular los riesgos de cáncer.

Este estudio se centra en Canadá (no encontré uno chileno), pero sus implicaciones son aplicables a todo el mundo. Exploremos, entonces, las principales preocupaciones que plantean los tatuajes en cuanto a los riesgos de cáncer.

  • Un paciente puede preguntarse si inyectarse todo tipo de tintas en las capas dérmicas de la piel supone algún riesgo a largo plazo. Uno podría suponer, erróneamente, que dado que los tatuajes existen desde hace mucho tiempo, los riesgos de cáncer se habrían investigado exhaustivamente.

Si bien ha habido muchos informes de casos que señalan la aparición de diversos tipos de lesiones cancerosas en los tatuajes, no nos dicen si esta asociación es causal o casual. Los estudios epidemiológicos que exploran esta cuestión son escasos.

  • A primera vista, parece una cuestión fácil de explorar: basta con comparar el riesgo de cáncer entre las personas con tatuajes y las que no los tienen. Sin embargo, hay que recordar que existen cientos de marcas y miles de colores de tinta en el mercado y los tatuajes individuales suelen contener muchos colores. Además está la cuestión del tamaño del tatuaje.
  • Asimismo, si la gente se detuviera en un tatuaje sería mucho más fácil para los epidemiólogos; sin embargo, las personas que quedaron satisfechas con su primer tatuaje pueden hacerse muchos más en los años siguientes, lo que añade complejidad al cálculo del riesgo de exposición global de una persona. Por otra parte, hay muchos factores de confusión, como tabaquismo, alcohol, estatus socioeconómico, etcétera, que deben tenerse en cuenta.

¿Qué se puede encontrar en estas tintas para tatuajes? Las tintas no orgánicas pueden contener gran variedad de metales, como bario, cadmio, cromo, cobalto, hierro, níquel, plomo, titanio y mercurio, aunque este último se ha eliminado en gran medida por motivos de toxicidad. Algunas tintas no orgánicas contienen acrílicos o pigmentos sintéticos.

  • Todas estas sustancias ayudan a conservar el color a largo plazo. Por el contrario, las tintas ecológicas suelen estar fabricadas con pigmentos vegetales o de carbono, pero tienden a desteñirse más rápidamente, ya que carecen de los estabilizadores metálicos o sintéticos de las tintas no ecológicas. Aunque la FDA exige que el etiquetado de estos productos sea preciso, un reciente estudio estadounidense mostró que el 83% de las tintas para tatuajes analizadas (45 de 54) presentaba importantes discrepancias en el etiquetado, aunque los clientes que se tatúan ni siquiera leen la etiqueta.

Muchos metales utilizados son carcinógenos conocidos: cadmio, cromo, plomo, mercurio y níquel. O posibles carcinógenos: cobalto y titanio, dependiendo de la especie química.

  • Además, algunos pigmentos utilizados, como los colorantes azoicos, pueden descomponerse en aminas aromáticas cancerígenas. Otras sustancias nocivas presentes en las tintas son los hidrocarburos aromáticos policíclicos, que se ha demostrado son cancerígenos para animales y seres humanos.

¿Qué hay de los riesgos de cáncer? En la mayoría de los estudios realizados hasta la fecha se han examinado los linfomas, ya que se ha demostrado en estudios con animales y humanos que la mayor parte del pigmento de los tatuajes se transporta a los ganglios linfáticos regionales.

  • En un estudio de gemelos bien diseñado se observó mayor riesgo, sobre todo en el caso de tatuajes grandes (es decir, más grandes que la palma de la mano, lo que hoy en día puede no parecer tan grande).
  • Aunque en otro estudio sueco se observó riesgo elevado de linfoma y subtipos de linfoma, ningún resultado fue significativo. En cambio, un estudio canadiense no mostró ninguna tendencia al linfoma no Hodgkin (LNH), si bien los tatuajes eran poco frecuentes (en torno a 5%) en la población estudiada.

En última instancia, sigue existiendo mucha incertidumbre sobre los riesgos de cáncer, por lo que no es extraño que se hayan establecido algunos estudios de cohortes más amplios para tratar de aclarar el tema. Un par de ejemplos incluyen Tattoo inK, estudio de cohortes de aproximadamente 18 mil individuos tatuados y 160 mil controles no tatuados dentro de la Cohorte Nacional Alemana y Cancer Risk Attributable to the Body Art of Tattooing, estudio de cohortes de aproximadamente 13 mil individuos tatuados y 100 mil controles no tatuados, integrado en la cohorte francesa Consultants des Centres d’Examens de Santé (Constances). Si bien se trata de cohortes amplias, es posible que haya que esperar una o más décadas para que se acumulen los hallazgos.

  • Un paciente que fuma o bebe puede dejar de hacerlo para reducir su riesgo de cáncer. ¿Pero qué ocurre con un paciente con un tatuaje?
  • La técnica de eliminación más común es la terapia láser, que utiliza pulsos de luz de alta intensidad para descomponer las partículas de tinta del tatuaje.
  • ¿Puede este proceso eliminar las partículas potencialmente peligrosas? No exactamente, ya que estos fragmentos acaban siendo canalizados hacia los ganglios linfáticos de drenaje. Enviar más pigmento a esta región podría aumentar el riesgo, pero no lo sabemos con seguridad.

La dermoabrasión, los peelings químicos o la escisión quirúrgica pueden eliminar la tinta, pero también pueden producir muchas más cicatrices, por lo que suelen reservarse para los tatuajes más pequeños.

Más allá de los problemas cutáneos, los tatuajes también pueden aumentar el riesgo de linfomas, pero no lo sabemos a ciencia cierta. Tampoco sabemos mucho sobre los riesgos de otros tipos de cáncer.

  • Por último, la eliminación de tatuajes no es la solución rápida que funciona para otros hábitos de riesgo. Por tanto, si estás pensando en hacerte un primer tatuaje, o más, tendrías que esperar 10 o 20 años para tener una respuesta más definitiva. Por otra parte, dada la evidencia actual, sería prematuro asegurar a los pacientes que los tatuajes están totalmente exentos de riesgos.
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Chat con las especialistas: cómo cuidar y nutrir tu microbiota

Foto de Jana Ohajdova.

Hace ya un par de ediciones te he estado contando sobre la microbiota: esa jungla de bacterias, hongos, virus y más microorganismos que tenemos en nuestro organismo normalmente, repartidos en la piel, las mucosas, el aparato respiratorio y cuya mayor concentración se encuentra en el aparato digestivo. Esta tiene múltiples funciones en el cuerpo, siendo la inmunidad una de las principales.

  • Una microbiota sana es una rica y variada en bacterias, donde una menor diversidad puede ser sinónimo de distintas enfermedades. Por ello, la importancia de nutrir y cuidar nuestra microbiota. Sobre ello comenta la gastroenteróloga y académica del INTA de la Universidad de Chile, Sylvia Cruchet.

“Una opción es a partir del uso de probióticos, que son bacterias ‘buenas’ que, entregadas en una cantidad y tipo adecuado, protegen la salud. Los consumimos en forma de suplementos nutricionales, en cápsula, en gotas, en polvo”, señala la académica.

  • Junto con dichos formatos, la doctora Cruchet agrega que los probióticos también pueden obtenerse tanto de alimentos fermentados –como el yogur, kéfir y leches fermentadas–, así como el chucrut, tempeh y ciertos encurtidos.
  • Pero advierte: no confundirlos con los prebióticos, que son hidratos de carbono no absorbibles –como las frutas y verduras–, que equilibran la acidez de la microbiota, donde los más populares son la kombucha y el llamado yogur de pajaritos.

Igualmente se recomnienda disminuir el uso de antibióticos, especialmente en la infancia, etapa crucial para el futuro de nuestra microbiota, “porque mata no solo las bacterias que te están provocando, por ejemplo, una otitis, o cualquier enfermedad. Los antibióticos matan todas las bacterias sin distinción”, agrega la gastroenteróloga.

  • Por su parte, la académica del Departamento de Patología y Medicina Oral de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, Loreto Abusleme, recomienda que, para mantener una microbiota oral sana, es ideal disminuir el consumo de alimentos ultraprocesados y tratar de ingerirlos acompañados de una comida más grande, como el almuerzo, ya que así evitamos riesgo de fermentación en el estómago y posibles lesiones como caries.

Entonces ya sabes cómo fortalecer tu microbiota y, con ello, reforzar tu organismo contra múltiples problemas de salud. Solo basta con modificar poco a poco tu dieta.


Llegamos hasta acá con este número de Efecto Placebo, espero que haya sido un aporte en tu semana. Si tienes algún comentario, duda o información que quieras compartir, puedes escribirme a efectoplacebo@elmostrador.cl.

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