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Los dos mercados de capitales de la banca nacional

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Si usted no pertenece al club VIP que solicita créditos sobre los 8 millones de dólares no tendrá tasas preferenciales y quizás nunca obtenga un préstamo, ya que la banca está eligiendo con pinzas a quien prestarle fondos en medio de la crisis. Pese que hasta junio el sector bancario tenía utilidades netas de casi mil millones de dólares. Por eso diversos actores llaman a aumentar la competencia y a remover el piso de la sana industria bancaria. Hoy la bancada de diputados de la DC presentará una acusación de colusión ante la Fiscalía Nacional Económica.


El gallito entre el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, y el presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif), Hernán Somerville, en torno al traspaso de las bajas de tasas de interés a los créditos a personas y empresas, es sólo la punta del iceberg de las críticas que enfrenta la banca nacional.

Porque más allá del traspaso de las bajas de tasas y la cuestionada renuencia de la industria a la entrega de créditos, distintos sectores apuntan a la falta de competencia y a la existencia de una suerte de  «dos mercados de capitales»: uno para los megaclientes -que son poco más de dos mil empresas- y otro para el resto de los mortales.

Según explica el diputado DC Pablo Lorenzini, «al ver los resultados de la banca -que a junio de este año bordeaba los mil millones de dólares en utilidades netas- se advierte que no hay voluntad de compartir el negocio con la gente».

Acusación de colusión

Estos reparos son transversales. Una clara señal de ello fue la sesión de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados hace una semana donde todos los asistentes concordaron en que los distintos actores de la economía han enfrentado la globalización asumiendo la competencia, excepto la industria bancaria nacional. Percepción radicalmente distinta a la «brutal» competencia que según Somerville enfrenta el sector.

La señal desde la Comisión de Hacienda no es menor, ya que tal como explica Lorenzini, uno de sus integrantes, «las veces que hemos intentado tocar el tema de las Isapres, la creación de una AFP estatal o cambios a la banca, en general éramos voces aisladas y el resto miraba para el cielo».

Por ello, en opinión de otro de los participantes de la sesión, ésta fue «súper fructífera, porque se produjo una suerte de catarsis colectiva: estaban todos de acuerdo en que esto es una vergüenza. Nadie opinaba lo contrario».

Para el diputado PPD Eugenio Tuma, la legislación bancaria ha apuntado a proteger la industria bajo los parámetros de la crisis del ‘82. Lo que en su opinión ya no tiene razón de ser y sólo impulsa que en diversos aspectos exista un acuerdo tácito en la industria, que redunda en falta de competencia.

«Hubo un tremendo escándalo por la colusión de las farmacias, pero no hemos dicho nada con respecto a que la propia ley le da a los bancos los atributos para mantener a sus clientes cautivos», afirma y agrega que «la Superintendencia de Bancos está creada para que funcione normalmente la industria, pero con la mirada de los bancos no de los usuarios».

Por eso los diputados plantearon una serie de medidas para mejorar la competencia entre los bancos de la plaza, que ha tenido diversa acogida entre los expertos, y hoy a las 11:00 horas la bancada DC entregará al Fiscal Nacional Económico, Enrique Vergara, una petición de investigación en contra de toda la banca privada, proporcionando antecedentes que a juicio de los parlamentarios indican que existiría colusión en la fijación de las tasas de interés, impidiendo de esta forma una «sana y libre competencia».

Súper rentabilidad

El 2006 fue calificado por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) como el año del «cliente bancario». Así lo recuerda el economista Manuel Cruzat que planteó parte de las ideas para aumentar la competitividad impulsada por los diputados- en una columna que publicó en su blog en febrero pasado.

En ella, explica que la tasa nominal anualizada de las colocaciones bancarias de consumo había promediado 34,6 por ciento de interés -antes de impuestos y gastos asociados al crédito- lo que implicaba un spread (margen) cercano al 25 por ciento respecto del costo de fondos de los bancos, «en vez de un más competitivo 10 por ciento para ese tipo de créditos».

Además, señaló Cruzat en su blog, la SBIF entregó una tabla comparativa de rentabilidad sobre el patrimonio de los bancos entre 2001 a 2006, que explicaba que era consistentemente superior con respecto a América Latina, Asia, Europa Oriental, Estados Unidos y Europa Emergente. Las conclusiones eran que la banca chilena era tremendamente rentable.

El economista explicó que esta consolidación de la banca se ha obtenido «sacrificando la competencia del crédito, en especial de aquellos sectores sin alternativas. El reflejo de un mercado donde sus actores no desafían a sus pares… un mercado ordenado, con la anuencia de la autoridad».

¿Y cómo es el panorama actualmente? Según fuentes del sector no ha cambiado sustancialmente. Esto, porque en base a datos entregados por la SBIF, a diciembre de 2008 los mega deudores comerciales del sistema bancario, que son aquellos con deudas por sobre las 200 mil UF eran 2.106, y representaban el 69 por ciento de la deuda comercial total.

Lo que según las mismas fuentes implica que el panorama no ha cambiado sustancialmente, ya que «desde 2006 hasta ahora sigues teniendo las mismas 2 mil empresas. El sistema de intereses de las tarjetas de crédito sigue siendo pague dos y lleve uno. En suma no ha habido ningún cambio».

Desde de la SBIF señalaron a El Mostrador que no cuentan con información comparada al respecto, por lo que recomiendan revisar sitios de organización latinoamericanas que ofrezcan este tipo de datos, como felaban.com

Diferencias de trato

La concentración de los créditos comerciales de la banca en poco más de 2 mil empresas, implica según señala Cruzat en su blog, la existencia de «una asimetría de acceso al crédito que debilita el plano competitivo a nivel empresarial».

Al mismo tiempo, y en opinión de diversas fuentes consultadas, esta asimetría redunda que en la práctica existen dos mercados de capitales. «Uno para las dos mil empresas y otro para el resto. Y no tienen nada que ver uno con otro: el primero es competitivo, puede colocar y pedir plata fuera del país y ni un problema. Es fantástico que así sea, pero para todo el resto de Chile ese mercado de capitales no existe y estamos frente a costos sustancialmente mayores, con un efecto directo. Basta ver las tasas de las tarjetas de crédito«.

Fuentes del sector señalan que «mires por donde mires este mercado de capitales durante los últimos 15 años ha sido una locura. Gradualmente se ha ido concentrando más y más hasta que tienes tres actores: Banco Santander, Banco de Chile y BCI. Ese problema se traspasa a todos los mercados, lo que va a favor del grande y en contra del chico. En favor del elegido en contra del que no lo fue. Y la diferencia es brutal. Aquí estás usando planos distintos de competencia. Y es tremendamente dañino para el desarrollo del país y para los sectores. En suma es una mera transferencia de riqueza de aquellos que no fueron elegidos a los que lo fueron».

Frente a esto, aseguran que la autoridad debe intervenir directamente, «y si es necesario hacer leyes que sea el Legislativo el que intervenga y si no es necesario, de frentón sancionar conductas oligopólicas para lo que está el Tribunal de Libre Competencia y la Fiscalía Nacional Económica».

Al respecto, el Secretario General de la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines, Luis Mesina, dice que efectivamente se puede hablar de dos mercados de capitales, ya que  «hay diferencias tan sustantivas que los créditos sobre 5000 UF tienen una tasa preferencial. Y si vas aumentando el capital tienen tasas menores. Las grandes empresas tienen tratamiento mucho más privilegiado respecto del acceso al crédito en comparación con trabajadores que son de menos recursos. Las PYME están prácticamente liquidadas».

En todo caso, destaca que «es natural que la banca resguarde el crédito, nosotros tampoco queremos una banca especulativa. Pero no estamos de acuerdo con que la banca no traslade la tasa de interés que es casi igual a cero».

Críticas internas

El 2 de junio pasado la Confederación de sindicatos bancarios envió a Hernán Somerville una carta en que se planteaba que la estrategia financiera y laboral de la banca perfectamente podía ser calificada de «colusión».

Mesina explica que empezaron a observar desde hace varios años «que la banca viene implementando determinadas políticas laborales que son muy similares». Como ejemplo cita que no hay negociaciones colectivas reales, que el nivel de incremento de remuneraciones de los trabajadores es «francamente marginal», que no hay participación en las utilidades y que los altos ejecutivos «tienen suculentos y escandalosos bonos de término de año de participación en la gestión».

El primer detonante de esta situación fue que al iniciar el año al menos el 70 por ciento de los trabajadores de la banca empezó a ser evaluado de manera negativa en distintos indicadores, afirman en la misiva, lo que redundó en que no recibieron bonificaciones. «Contrario a eso la gran mayoría de los altos ejecutivos recibió millonarios recursos», señala Mesina.

«Lo extraño es que si tantos trabajadores están mal evaluado ¿cómo se explica que la banca tenga tanta utilidad, incluso más que el año pasado en un período de crisis en que todos los sectores económicos están mal?», se pregunta Mesina. Y agrega que «la única respuesta es el diferencial de tasas, que no es un tema nuevo».

El dirigente, además, recalca que un puñado de empresas se reparte el 70 por ciento del mercado financiero (Banco Santander, Banco de Chile, BCI y BancoEstado). Y afirma que existe evidencia empírica en torno a que las entidades bancarias están coludidas.

«Las tarjetas de crédito tienen las mismas tasas de interés; los créditos en determinados períodos se manejan con las mismas estrategias comerciales; el conjunto de la banca está exigiendo, y vulnerando de paso la legislación bancaria, que como condición sine qua non para acceder a los créditos haya que tomar seguros, que nunca se hacen efectivos y que tienen una siniestralidad igual a cero».

Por ello también están estudiando la factibilidad de presentar estos argumentos a la Fiscalía Nacional Económica, resolución que se tomaría el próximo martes luego de un encuentro del consejo directivo nacional.

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