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Desconfianza de la gente en los economistas favoreció al Brexit

Desconfianza de la gente en los economistas favoreció al Brexit

La decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea ha motivado un intenso examen de conciencia entre los economistas en cuanto a por qué los electores eligieron ir contra sus consejos y desestimaron sus advertencias, según el CFM. Aunque los economistas no asumen la responsabilidad por la improductiva comunicación, Den Haan dice que el problema principal es la desconfianza del público. Su prestigio no habría ayudado en los momentos previos a la votación, cuando Michael Goveat, legislador conservador y defensor del Brexit, afirmó que los británicos estaban “hartos de expertos”.


Los economistas sienten que manifestaron suficientemente sus preocupaciones sobre los riesgos de la salida del Reino Unido de la Unión Europea pero que la gente simplemente no quiso escucharlos.

Según una encuesta reciente, realizada por el Centre for Macroeconomics (CFM), con sede en el Reino Unido, los economistas dicen que los electores ignoraron sus advertencias en gran medida porque priorizaron razones no económicas, lo cual se sumó a una desconfianza generalizada en la profesión. Una mayoría también dijeron que sentían que los votantes no creyeron los argumentos económicos contra el Brexit.

“La falta de confianza del público en los economistas es realmente problemática”, dijo Wouter den Haan, codirector del CFM, en una entrevista telefónica desde Londres. “Algunos colegas dicen que habría sido mejor si se hubieran quedado callados. Los economistas son vistos como aliados de la City financiera y los votantes pueden haber pensado, ‘Si estos tipos piensan que es algo malo, debe ser bueno’”.

La decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea ha motivado un intenso examen de conciencia entre los economistas en cuanto a por qué los electores eligieron ir contra sus consejos y desestimaron sus advertencias, según el CFM. Aunque los economistas no asumen la responsabilidad por la improductiva comunicación, Den Haan dice que el problema principal es la desconfianza del público. Su prestigio no habría ayudado en los momentos previos a la votación, cuando Michael Goveat, legislador conservador y defensor del Brexit, afirmó que los británicos estaban “hartos de expertos”.

En la encuesta, varios entrevistados apuntaron al hecho que los votantes posiblemente perciben que los economistas pertenecen a otra clase que se beneficia de circunstancias diferentes que el resto de la sociedad.

Esta diferencia con el público, dice Den Haan, quizá no se solucionó a tiempo para el referéndum. Una razón es la fuerte tendencia de la profesión hacia la investigación abstracta y matemática, para llegar a las revistas destacadas; algunos encuestados dijeron que la profesión falló en la comunicación de conceptos económicos básicos.

“En la economía hicimos un balance erróneo”, dijo Den Haan. “No sucede muy seguido que nosotros, los economistas, estemos tan unidos en una idea, pero parece que eso no tuvo efecto o quizá incluso provocó un efecto negativo. Realmente debemos trabajar en crear confianza y en hacer cosas que al público le importen”.

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