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Donald Trump le abre la puerta a China en América Latina Columa de Bloomberg

Donald Trump le abre la puerta a China en América Latina

China ha pasado a ser el segundo socio comercial más grande de la región, dominando un 13,7 por ciento del comercio latinoamericano el año pasado, según el Banco Interamericano de Desarrollo. En 2014, solo cuatro países -Brasil, Chile, Colombia y Perú- representaron más de la mitad de los más de US$263.000 millones del comercio recíproco.


Desde el 8 de noviembre, los defensores del libre comercio del mundo entero echan chispas, en particular en América Latina. Después de todo, el presidente electo estadounidense, Donald Trump, había dicho en sus discursos que desecharía acuerdos comerciales regionales, que construiría un muro sobre la frontera con México y deportaría a los inmigrantes indocumentados, hasta 3 millones en forma inmediata. “La elección de Trump es un desastre absoluto para la región”, comentó Jorge Castañeda, ex ministro de Relaciones Exteriores mexicano.

Pero América Latina tiene una válvula de escape: China. Y en tanto gurús y economistas evalúan las palabras salidas de Washington, hay indicios de que el vuelco de la región a Asia está a punto de agudizarse. “En tanto los Estados Unidos retroceden en América Latina, China continúa avanzando”, dijo Kevin Gallagher, profesor de la Universidad de Boston, quien viene haciendo un seguimiento de los intereses chinos en el continente americano. “Esta es una oportunidad y podría en realidad contribuir al poder de negociación de la región”.

El presidente chino, Xi Jinping, llegó a Ecuador el jueves para dar comienzo a una gira que incluirá visitas de Estado a Perú y Chile. El punto fuerte de su recorrido latinoamericano fue su reunión en Lima con jefes de Estado de 21 países de Asia y la región del Pacífico; juntos, los llamados países APEC, representan la mitad del comercio mundial y un tercio de su población. También estuvo presente el presidente Barack Obama, pero como un presidente saliente arrastrando una causa perdida: su gran propuesta tardía: el Acuerdo de Asociación Transpacífico aplastado por la victoria de Trump. Por el contrario, la atención estará puesta en la delegación china. Australia ya anticipó la tendencia, respaldando un acuerdo comercial ‘hecho en China’ con 16 países de la región de Asia y el Pacífico, pero sin los Estados Unidos.

China en realidad planteó su visión relativa a una “asociación de cooperación” en el hemisferio occidental en un documento oficial de 2008 muy tenido en cuenta sobre América Latina y el Caribe. Desde entonces, China ha pasado a ser el segundo socio comercial más grande de la región, dominando un 13,7 por ciento del comercio latinoamericano el año pasado, según el Banco Interamericano de Desarrollo. En 2014, solo cuatro países -Brasil, Chile, Colombia y Perú- representaron más de la mitad de los más de US$263.000 millones del comercio recíproco.

Perú y Chile tienen convenios bilaterales con China, y Colombia y Uruguay están evaluando acuerdos similares. El presidente peruano que acaba de asumirle cargo, Pedro Pablo Kuczynski, eligió a China para su primera visita de Estado. Ahora, Los observadores de China esperan que en los próximos días se publique un segundo documento de política. “Y se supone que este será aún mayor, proponiendo incorporar a América Latina a la estrategia mundial de China”, dijo Margaret Myers, experta en China en Diálogo Interamericano, un grupo de investigación en Washington, D.C.

La mayor parte del comercio recíproco se ha centrado en granos o metales latinoamericanos para manufacturas chinas, y si bien este arreglo cosechó muchos ingresos por exportación, ha generado pocos empleos para América Latina. Es algo que probablemente esté cambiando. China invirtió o prometió US$125.000 millones en Sudamérica solamente en la última década -la parte más abultada (US$110.000 millones) desde 2010-. La mayor parte de ese dinero se destinó a energía y metales, pero “los chinos han prometido trabajar para diversificar sus inversiones y construir parques industriales en América Latina”, dijo Gallagher.

Muchos obstáculos dividen todavía a oriente y occidente. Las empresas chinas pueden sentirse intimidadas por la maraña regulatoria de los mercados latinos, en tanto sus anfitrionas recelan de la fuerte presencia y de las barreras comerciales que acompañan a los desarrolladores chinos. “Es América Latina la que tiene que asegurarse de que la nueva asociación actúe en su propia ventaja también”, dijo Myers. Lo alentador es que los chinos parecen haber aprendido algunas de las lecciones de África, donde muchas veces fueron considerados predadores ambientales y la mayoría de los empleos selectos de ingeniería recayeron en sus dobles chinos.

Por ahora, la visión desde el continente americano es de optimismo cauto. “Dado que Europa se cierra y Estados Unidos es una incógnita, China jugó bien su mano”, me dijo el ex embajador brasileño ante China, Luiz Augusto de Castro Neves. “Ahora son ellos los actores globales mientras que los otros parecen proteccionistas o agresores”.

Esta columna no refleja necesariamente la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.

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